Rosa ValienteLlorar sin lágrimas

¿Se puede llorar sin lágrimas?
Yo creo que sí, Pilar es la muestra de ello.
Su madre tuvo un parto largo y doloroso. Como habréis adivinado, la niña que tenía que venir era Pilar. No estaba por la labor de salir del refugio de su madre, y cada vez que llegaba al final del túnel apunto de asomar la cabeza, volvía atrás.
Pasaron las horas y la parturienta al límite de sus fuerzas casi inconsciente, momento que aprovechó la comadrona para forzar el nacimiento tirando de la cabeza de la niña, que salió completamente amoratada casi negra y privada sin fuerza para respirar, ni poniéndola cabeza abajo, ni dándole una palmada en las nalgas consiguieron que rompiera a llorar.No daba signos de vida.
La comadrona no obtenía ningún resultado así que lo intentó con unas flexiones,lo que le provocó a la niña una hernia inguinal. Al no haber respuesta, y perdiendo la esperanza, depositó a la niña desahuciada en una mesa.
Cuando regresó el padre del campo, desesperado, subió las escaleras a toda prisa. Encontró a su niña inerte y amoratada encima de una mesa, dada por muerta. La acomodó en su en su regazo y comenzó a hacerle respiraciones con su boca. Al cabo de un tiempo, notó como la niña comenzaba a respirar pero muy despacio. Intentó hacerle llorar con la palmada en las nalgas, sin resultado.¡Estaba viva! Era lo importante, ya lloraría, pensó el padre.
No fue así, Pilar nunca lloró con lágrimas. Sí sintió emociones, lloró por dentro, toda su vida sin un sollozo, sin una lágrima.
Arrastró las secuelas que la comadrona le provocó poniéndose en manos de una curandera que alivió, en parte, su problema.


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