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Por  Luisa Miñana

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“He visto cosas que vosostros no creeriáis…”

(Roy Batty, Blade Runner –  Ridley Scott)

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“5000 Palabras. RESULTADO_CICLO 1 : 2013-11-26 17:18:40

Registro nº1 / Ciclo 1

RETORNO A LO PRIMORDIAL

El estado primario de lo estático.

Confluye TODO bajo el firmamento en expansión. 3000 años y la noche será más oscura.

Agujero negro supermasivo.

Rodeado/s {} de viejas estrellas en un bulbo galáctico.

Tú eres tú y tu mundo..–..Autorrealización..–..Entelequia.

La belleza 1. Vergüenza. Lujo poder. COMO arroz todos los días.

La belleza 2. Tómalo. Es lo tuyo. Si sólo tienes derecho a lo escaso.

(fin del extracto)”

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Este el resultado obtenido (una especie de apunte parcial, uno de entre todos los posibles) tras un breve recorrido por la obra literaria digital “5000 palabras”, de Isaías Herrero (2011). Un “extracto” que certifica de alguna manera el tipo de apropiación emotivo-intelectual que como lectora he realizado dentro de la laberíntica (aunque lógica y organizada) propuesta de Herrero. Pero, como digo, no debo tomar este resultado sino como uno de los puntos a los que podría haber llegado, uno más de los diferentes que obtendré prácticamente cada vez que vuelva a visitar “5000 palabras” y a introducirme casi a tientas en los espacios, imágenes, sonidos, sentencias, cada vez que opte por uno o por otro, por una u otra sucesión de elementos, por una u otra combinación, por uno u otro momento en el que terminar la visita.

Parece que estoy hablando de una metáfora de la vida misma. Algo (o mucho) de eso creo que hay en “5000 palabras”  (http://www.elevenkosmos.net/ )

Al principio desconcierta un poco la velocidad en que se reproducen en mi pantalla una serie de fotografías y vídeos, sostenidos por bucles de sonidos, música, textos leídos, ruidos… Una forma de inmersión en la propuesta, en la oferta de “5000 palabras”, muy similar a lo que nos sucede cuando nos enfrentamos a una situación o espacio de los que no tenemos referencias previas. La inmersión conlleva confusión, porque los estímulos han de ser procesados en algún orden y mientras no lo hacemos nos sentimos desorientados.

“5000 palabras” es una obra ciberliteraria. Por tanto, mi lectura ha de partir necesariamente de una cierta complicidad con el método algorítmico, que no azaroso, en este caso. “5000 palabras” es una obra de arquitectura ciberliteraria, un edificio muy pensado por su autor y en el que el lectoactor se desenvuelve entre escenarios y fórmulas semi-inesperadas para él, aunque completamente previstas por el autor (esto agranda la importancia de la obra, tanto técnicamente, como en cuanto a sus contenidos, también estéticamente considerados).

Ya que he hablado de estética: la estética es esencial en “5000 palabras”. Ciberestética, flujo cibernético de imágenes, textos escritos en fuentes que recuerdan las primitivas pantallas, donde los textos flotaban, en conexión tan sólo aparentemente con la propia máquina; estética de la desolación, de la acumulación, del vacío original que sostiene la radiación de fondo que es infinito, abismo. En “5000 palabras” la estética es filosofía, como lo es en las obras de la buena literatura.

En esta buena literatura, la construcción/deconstrucción del argumento también resulta esencial. En “5000 palabras” podemos arriesgarnos al extravío y a la deconstrucción, gracias al andamiaje conceptual de su algoritmo. El algoritmo es pensamiento. Sobre las primeras imágenes y sonidos ( con sus identificaciones correspondientes) que el lectoactor asume, la pantalla pinta cinco “interruptores” para acceder a cuatro “estados” dentro de la obra, y un quinto que permite salir de ella en cualquier momento. No sabemos de  entrada qué es cada círculo-interruptor, porque sólo cuando nos situamos sobre ellos aparece su identificación. De abajo arriba:

salir/ info / telePort / editable / play

(bueno ahora ustedes ya lo sabrán, cuando entren en “5000 palabras”).

5000p2

Como es lógico, pulsar en info es esencial. Allí es donde se nos provee de la guía básica para movernos por los espacios y conceptos de “5000 palabras”: 1 sesión de 9 ciclos, 1 ciclo son 8 registros, cada registro es un número con 7 posibilidades (9: nueve círculos dantescos, 9 esferas celestes…// 8: equilibrio, justicia, por ejemplo, “como es arriba es abajo” eran palabras del dios griego Hermes // 7: en fin, dios creó el mundo en siete días, 7 escalas musicales,  7 días de la semana…)

7 posibilidades son las que encontramos en “telePort”, siete números encerrados en círculos, de los que debemos elegir uno cada vez.  Dentro del mismo ciclo, cada vez que accionemos “telePort” la bola elegida ya habrá desaparecido y habrá sido sustituida por otra.

Cada una de estas bolas de la suerte, de estos números en círculo, representa un concepto, que muta si avanzamos en los ciclos. El concepto elegido activa una serie de imágenes representativas del mismo: genera un espacio por el que movernos, que sentir, en el que reflexionar, genera un universo.

Una vez que estamos en ese espacio, podemos pasar a clicar en el interruptor “editable”. Entonces emergen siete textos en formato telegrama, del estilo, por ejemplo: “Sobrepasa una línea todavía no establecida”. Siete textos telegráficos y un renglón de input para el lectoactor, que puede añadir su propio mensaje.

Finalmente (aunque en “5000 palabras” nada  tenga principio ni fin), el último interruptor, el de más arriba”, “play”, genera una banda de textos más elaborados, mezclados en forma y sentido: literarios, científicos, código, etc. Esta banda que va pasando ante nuestros ojos como las antiguas tiras  de los teletipos pleistocénicos incorpora además, a su vez, su propio interruptor, pulsado el cual van apareciendo una serie de palabras acompañadas de fotografías flotantes. La velocidad de tránsito de la faja textual es controlable con el cursor sobre la pantalla y también su dirección hacia derecha o izquierda. Además algunas palabras, en rojo y precedidas por el signo @ (como los identificativos de twitter o el mail) encierran enlaces al ciberespacio (por ejemplo @babel, nos lleva a un vídeo en youtube (https://www.youtube.com/watch?v=YAYjiqZXs00&feature=fvw ) (aunque hay también otros enlaces mucho más sofisticados).

 El lectoactor va completando así registros y ciclos, cuya estructura aparece si pulsamos sobre el interrumptor “info-ciclo”:

5000p1

“5000 palabras” no tiene posibilidad de soporte fuera del ciberespacio. Es literatura ciberelectrónica. Utiliza elementos tecnológicos para su construcción y también para su presentación y comunicación; es más, su realización es imposible sin su esqueleto algorítmico, y su sentido estaría incompleto sin la colaboración de cada lectoactor introduciendo sus elecciones e inputs a través del dispositivo correspondiente. En este sentido, y como muchas otras obras de sus características, la obra de Herrero hunde sus referencias ya en las primeras manifestaciones contemporáneas de la literatura matérica (Duchamp -Cinema Anemic- , Man Ray -L´étoile du mer-, por ejemplo) y, como ella, cruza géneros artísticos y hace que el lectoactor los atraviese sin ninguna solución de continuidad.

Pero, “5000 palabras” consigue ir mucho más allá precisamente gracias  a la capacidad de procesamiento de la información utilizada y la compartida complicidad entre autor y públicos sobre los mensajes lanzados y los posibles discursos generados. La potencialidad conectiva de “5000 palabras” es así máxima y con ella se pretende una reflexión muy totalizadora. Texto en diferentes formas (web, microrelatos, sentencias telegráficas, texto generativo…), fotografía, vídeo, sonido, enlaces e hiperenlaces; todos los recursos se encuentran intertextualizados. Pero lo más transcendente es la cantidad de elementos correspondientes a cada uno de esos ámbitos que han sido explorados, seleccionados, organizados, secuenciados en los ciclos, registros, posibilidades a través de los cuáles descubrimos y re-conformamos experiencias en torno a temas “invariantes” en la historia de la literatura y del arte: poder, religión, desigualdad/igualdad, humanismo/deshumanización, soledad, sentido del hombre frente al universo… y también la relación del hombre con la propia tecnología. Y para ello se han reutilizado materiales provenientes del cine, la fotografía artística, el reportaje periodístico, el videoarte, música y sonidos de muy diferentes condiciones y procedencias, referencias literarias…

No es obligatorio que así sea ni que lo sea en todos los casos, aunque sí es cierto que la literatura ciberelectrónica proporciona recursos casi absolutos (de índole, diríamos, operísticos) a la expresividad creativa, propiciando el planteamiento de obras con interés totalizador a la hora de afrontar los interrogantes contemporáneos y  el desarrollo de actitudes creativas y reflexiones capaces de asumir los retos que suponen la complejidad del mundo actual.

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