A Mao
A Mao es el seudónimo de la poeta y escritora china Mao Juzhen que nació en marzo de 1967 en el condado Xiantao, provincia de Hubei. Estudió la carrera de filosofía. Del 2009 al 2010 fue poeta residente de la Universidad Pedagógica de la Capital. Actualmente es escritora de tiempo completo de la Federación de Literatura y Artes de la cuidad de Wuhan, también es miembro de la Asociaciónde escritores de China en la categoría “primer nivel”. Ha ganado diversos galardones de poesía nacionales e internacionales, como el Premio anual de poesía (2007), el Premio de poesía joven en lengua china, el Premio de mejorpoesía de amor (2009), etc. Ha publicado más de diez volúmenes entre los que destacan los poemarios Herida del agua, La estrella más alta, Variaciones, entre otros; las colecciones de ensayos Tren de imágenes, Las pasiones de la piedra y La ley de la manzana, la novela corta Manzana sobre un vaso, las novelas Quién me llevará de regreso a casa y Vida eterna en el amor, la colección de poesía y prosa Espejo giratorio, entre otros. Cuenta con un poemario bilingüe chino-inglés Select Poems of A Mao, traducido por el poeta y traductor chino Zhang Zhizhong.
Eva
Una costilla desmantelada de paso
en un lugar sombrío viste de herrumbre;
tras cada mirada furtiva rompe en llanto,
tras cada caricia exhala un triste chirrido
y de inmediato colapsa
cuando la sombra atraviesa el viejo piso de madera.
Esa costilla y el cuerpo que la descartó
se llaman “cariño” el uno al otro
desde la génesis hasta ahora, y en el futuro.
Qué amante tan frágil, ha pasado las pruebas del sexo,
el sudor, la recuperación de gripes y la soledad.
Aun así el mundo es tan aburrido y tan mísero,
hace que la enemistad entre la gente brote con su nacimiento.
“Mamá, no quiero un matrimonio.
La tiara nupcial de olivos no puede encubrir
las intenciones mutuas de matar al otro.”
23 de marzo de 2008
¿Dónde en el mundo es aquí?
El útero seguramente es un laberinto adorable
Por eso, desde que nacemos
nos fascina jugar al escondite
y aspirar al arte de ser invisibles
Pero también tememos no ser encontrados,
por eso movemos un poco la cortina
o siseamos para llamar la atención
Si la búsqueda se prolonga demasiado,
con un salto aparecemos por sorpresa,
le damos un susto al otro:
“¡Aquí estoy!”
Aquí estoy. ¿Y dónde es aquí?
12 de noviembre de 2010