“¿Dónde fueron aquellos sueños?”
“Oír en silencio el ritmo pavoroso de los tiempos”
(Miguel Labordeta)
Calles grises, sombrías, tranvías modestos, luto y pobreza: eso fue nuestra vida. Tú la iluminabas desde tu Oficina de Horizonte, en la zaragozana gusanera. Ahora lo comprendo, cuando han pasado más de mil años.
Rocé tu mano que me entregaba un diploma por representar a Tagore.
No viste a la niña que más tarde leería tus libros.
No supe que eras Miguel.
Yo tenía trece años y, como tú, también me preguntaba quién era yo, por qué era yo aquella niña.
No sabía lo que sabías tú: que la extrañeza y la inmensa soledad eran para siempre.
(Había muerto tanta gente desde el principio de los tiempos. Estaban en la sombra, gravitando sobre nosotros, tan insignificantes, aún sin conocer la muerte).
Mientras, yo recitaba a Tagore.
Tú, enfrente, en la oscuridad, mirabas siluetas adolescentes, bajo la lámpara.
Lo que vivimos entonces tiene sentido porque tú estabas en la misma sombra y en el mismo aire.
Todo lo recupero en tu palabra.
Teresa Garbí