Revista imán 23 Nacho EscuínUn Imán para unirnos a todos
(A vueltas con el canon, otra vez)

Nacho EscuínBorao

La historia siempre señala que los momentos de crisis se definen por la infinita concatenación de desastres socioeconómicos, la ingente cantidad de individuos que desaparecen en el transcurso de las mismas por distintas causas y la caída masiva para su posterior reconstrucción del mercado. El mercado no desaparece, se transforma, y se lleva por delante a las propuestas más humildes cuando se ve arrinconado. Solo resisten al seísmo aquellas propuestas que están sustentadas por grupos empresariales de los que no conocemos ni parcialmente el nombre de aquellos que los componen y los mantienen. Está sucediendo con la hostelería en medio de esta pandemia que nos asuela, sucederá con las librerías y con las editoriales… sucederá si no se trabaja desde las instituciones con firmeza para dotar de los apoyos necesarios a los “pequeños” y diferentes, a los otros. La crisis está aquí, la pandemia aún no ha terminado y la literatura es testigo y lo será de forma permanente.
La pregunta esencial es siempre qué es la literatura. Tan sencilla que puede parecer naif o simplona en su manifestación, pero oculta un infinito paisaje detrás. Me gusta reflexionar sobre lo que significa, sobre cómo se habla de Historia de la Literatura aunque en realidad no sé si está bien esa denominación o es solo un argumento más para dotarla de ampulosidad. Me gusta más entender la literatura como algo no tan grandilocuente, algo así como un contexto para comprender todo lo que realmente sucede, todo lo que nos define o, incluso, los hechos más importantes de la Historia. Todo lo que los escritores están generando en este instante nos servirá en el futuro para entender gran parte de lo que está sucediendo en este instante. Nos servirá para conocer historias particulares excelentes, también nos permitirá hacer lecturas generales de los impactos de esta locura llamada Covid-19 y, quizá, dentro de mucho tiempo, hacer incluso ficción o ciencia ficción sobre el mismo (incluso alguna propuesta satírica cuando el dolor y el duelo pasen).
Cuando hablamos de literatura siempre hablamos de identidad o al menos lo hacemos desde la irrupción de ese concepto y su vinculación con lo nacional. Entonces, en ese justo instante, subyace siempre la noción de canon. El canon siempre se construye desde el poder, siempre desde el mercado o los intereses políticos o socioeconómicos dominantes y de esa selección beberán los futuros lectores como antes nosotros hemos bebido del supuesto filtro de la historia que no es tal.
La historia no filtra, no selecciona el canon; la historia está siempre al servicio de quien la cuenta. Filtra quien dicta el canon, limita y delimita quien así lo quiere con el apoyo de quien sabe y puede difundir esa selección y no hacer el mínimo caso a los demás. Quizá en este punto algunos suplementos literarios deberían pensar en algo más que en los intereses particulares de sus directores, en sus sellos afines y sus autores fetiches. No todos los suplementos de carácter cultural se deben particularmente al poder económico, también lo hacen a las deudas y los gustos de quienes los dirigen.
Creer en lo singular, en lo distinto y también en lo demás, suponen una actitud de mayor valentía, de entender que la literatura es algo más que ese listado de libros y autores, que es algo que va incluso más allá de lo que se denomina Historia de la Literatura. Hay muchos autores que nunca ocuparán una línea en esos manuales realizados por aquellos que siguen o han ayudado a dictar el canon, pero quizá lo merezcan del mismo modo que algunos de los autores que sí aparecen. Hay muchos libros excelentes que jamás ganarán un premio nacional o autonómico o local por el hecho de estar editados en algún que otro sello independiente, pero quizá lo merezcan de la misma manera que alguno de los que sí lo han logrado. Hay poetas y narradores y dramaturgos que quizá se pierdan en el silencio por el hecho de haberse autoeditado, a pesar de que algunos de los más grandes, si es que esta afirmación tiene algún sentido, también lo hicieron un día. Quizá algunos de estos autores hayan conseguido más versos o páginas cargadas de pasión y honestidad que muchas de las escritas por algunos de los autores que aparecen en los manuales o en el citado y ya desquiciado canon.

Por eso Imán es tan importante, por eso ha estado tan maravillosamente dirigida por Ricardo Díez, un autor y director de publicaciones abierto a todas las voces, volcado en canal con eso que Alfredo Saldaña dice siempre tan bien sobre la otredad, y generar espacios libres en los que todos puedan expresarse y ser leídos en igualdad de condiciones. Ese es el milagro de la literatura, sin mayúscula, que no le hace falta. La literatura vive en los lugares menos esperados y en los más manidos también. Solo nos queda seguir creyendo en la otredad de Saldaña, en coordinares de revistas como Ricardo Díez y, en definitiva, en el amor por lo que hacemos, por los libros, por la palabra, por lo que nos da y también nos quita (la vida en cada palabra).

Nacho Escuín (Ignacio Escuín Borao, Teruel 1981) es Licenciado en Filología Hispánica y Doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. Ha desempeñado tareas de docente, editor, gestor cultural y crítico literario. Ha sido Director General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón de 2015 a 2019. Actualmente es profesor e investigador de la Universidad San Jorge donde creó y dirigió los servicios de Ediciones y Actividades Culturales en su anterior etapa que ahora dirige de nuevo. También es Director del Instituto de Estudios Turolenses.
Ha publicado los poemarios Ejercicios espirituales, Pop, Couleur, Americana, Habrá una vez un hombre libre, Huir verano, El azul y lo lejano, 7:35 y La mala raza. También el cuento La Dama en Llamas, ilustrado por David Guirao y la novela Los papeles de Bruselas. Ha dirigido los ciclos de poesía “Este jueves, poesía” (Universidad de Zaragoza), “Los jueves de poesía -en las Armas-“ (Universidad San Jorge y Las Armas) junto a Sebas Puente y “Las noches del poeta” (El Poeta eléctrico) y en la actualidad “Jueves de poesía -en Teatro de la Estación-“. Puedes encontrarle en sus perfiles sociales de Facebook y Twitter: @EscuinNacho, y en el canal de YouTube propio con su primera serie de recomendaciones literarias #culturaencuarentena.


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