La nueva etapa de la revista Imán quiere comenzar fuerte, y lo hace con un monográfico dedicado a los premios Imán de nuestra asociación. En cuanto tuve conocimiento de la iniciativa me reservé escribir sobre una de nuestras más veteranas compañeras, Ángela Abós Ballarín, a la que conozco hace algunos años y con la que he compartido amor por la cultura y tránsito político por los mismos prados.

Ángela ha sido la última galardonada con el premio de nuestra asociación. Los socios, en votación secreta, como es preceptivo, la designaron para la distinción en 2020. Este reconocimiento no se atiene a regla alguna, más allá de la voluntad de los votantes, y cada año vamos descubriendo elecciones de muy diversa índole, pero siempre manifestamos una característica invariable: el afecto de todos nosotros a quienes premiamos, por lo que el título que he puesto a estas líneas es textual, los queremos.

Ángel Abós Revista Iman 24Aragonesa del norte, de la preciosa localidad de Benasque, ha vivido en diferentes ciudades de nuestra geografía, Jaca, Zaragoza, Huesca, y, temporalmente, fuera de ella, Salamanca, Madrid. Su amor por las letras se manifestó ya en la elección de sus estudios universitarios, Filología Románica, y en su profesión como docente, catedrática de instituto. Su pasión por la lengua y la escritura la ha transmitido a sus alumnos de igual manera que ella la recibió de sus maestros, de los que siempre recuerda su magisterio y categoría: Blecua, Induráin, Ildefonso M. Gil, entre otros.

Otra de sus pasiones vitales ha sido la política, siempre en las filas socialistas, y ha ejercido en muchos campos: local, como concejal; provincial, como directora de educación; en direcciones generales, autonómicas y estatales; en el gobierno de la Comunidad, en la Consejería de Cultura, ¡cómo no!; parlamentaria en las Cortes de Aragón; y en la presidencia del Consejo Social de la Universidad de Zaragoza. En este último cargo quiero recordar, sobre todo a los más jóvenes, que tomó la decisión de cedernos unos locales en ese ente cuando la asociación estaba en sus primeros años precisada de todas las ayudas posibles. Quienes tuvimos la ocasión de trabajar con ella, aunque solo haya sido de forma tangencial, siempre recordaremos su buen hacer y su sonrisa, así como su disponibilidad en todo momento. Le gusta recordar su participación en el Centro UNESCO Aragón, donde coincidí una vez más con ella.

Tiene, además del nuestro, otros reconocimientos y premios, que no voy a relacionar por no hacer este escrito muy extenso. Sí quiero citar expresamente uno: la Sabina de Oro, ya que sé que le tiene un especial aprecio. Esta asociación aragonesa, de ideología feminista, (actualmente presidida por nuestra compañera Elena Laseca), concede una distinción anual a quien se ha destacado en una labor de referencia social. Para quien ha hecho del trabajo educativo, social y político el motor de su vida es muy gratificante ser reconocida por otras mujeres como tal.

He dejado para el final su labor literaria, que ha sido una constante en su vida, aunque de forma algo discontinua por la dificultad de compatibilizarla con otras actividades. Ha colaborado en prensa desde hace muchos años, en diferentes medios, con columnas de opinión y artículos técnicos. El ensayo lo ha cultivado en campos tan distantes como la biografía de Blecua o las canciones populares en España y México. Con libros de poesía ha concurrido a algún certamen, obteniendo distinciones en varios de ellos. Alguna de sus novelas, “El camino de Francia”, también ha recibido distinciones en concursos literarios.  Siempre ha escrito y sigue en ello, teniendo en la actualidad un libro de próxima publicación.

 

La cultura, la literatura, la vida. Una mujer amante de las palabras y que nos honra con su presencia en nuestra asociación.

Repito: te queremos, Ángela.

 

   Javier Fernández López

                    Presidente Asociación Aragonesa de Escritores


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