Ani Ílkov (Ruzhintzi, 1957) es poeta, literato y publicista. Ha estudiado en el Colegio Inglés de Vidin y se ha licenciado en Filología Búlgara por la Universidad “San Clemente de Ojrid” de Sofia, donde ahora enseña Literatura Búlgara y Escritura Creativa. Ha sido lector invitado en el Colegio Universitario de Londres, Gran Bretaña, y en la Universidad de Delhi, India. Por poco tiempo ha sido vice-redactor jefe del periódico Foro literario, fue uno de los fundadores del Periódico literario, redactor de la colección “Poesía y prosa nuevas”, de la editorial de la Universidad de Sofia, y columnista en el periódico Sedem*. Su publicidad está reunida en El secuestro de Bulgaria. Panfletos políticos 2002-2009 (2014). Es autor de los poemarios Amor a la naturaleza (1989), Campos y puentes (1990), Amantes (1991), La fuente de las feas-hermosas (1994), Etimologías (1996, en búlgaro e inglés), Las fieras del Agosto (1999), Asia Menor del Alma (2004), Poesías reunidas (2011), Preparación para el abandonamiento del corazón (2015, premios “Peroto”, del Club Literario del Palacio Nacional de Cultura, y del Nacional de Poesía “Nikolai Kántchev”). Es autor también del drama Bulgaria Limited (obra de teatro para lectura) (2002, en colaboración), puesta en escena por el Taller teatral “Sfumato”, así como del espectáculo Nacido en Vetil (2002). Ha publicado las monografías El genio no perfecto. Libro para Konstantín Pavlov (2010) y CHIAMUS (Idiomática renacentista cultural: siglos XIX y XX) (2014). Galardonado con el premio anual “La metáfora de oro”, del Taller Editorial “Ab” (2004). Ha sido miembro del jurado del Premio Nacional de la Prosa Contemporánea Búlgara “Helikón” y del Premio Nacional de Poesía “Iván Nikólov”.
*Siete
PUENTE
Nadie espera en el puente.
Nadie acecha.
Y nadie espera con amor.
El puente está vacío…
Lo sé, es una imagen,
ahora vendrá el significado
—nos mostrará su escritura—,
¿Quién aparecerá ahora?
¿Leamos ahora?
¿Es esto pues el conocimiento,
leer un poquito una cosa u otra,
así, sobre la marcha?
¿Es leer el significado en sí mismo, no lo es?…
¿Y por qué?
¿No teníamos que pasar rápidamente por el puente?
¡Y ya está!
¡Una vez terminado el movimiento,
desaparecida la vida,
tal como se desvanece el sueño
en un instante! Y ya estás despierto
y como un libro cerrado
olvidarás entonces la noche…
Nadie espera en el puente.
Pero el puente nos espera.
Permanece.
PEONÍA Y LEÓN
Un león con ojos como una peonía
y una peonía con melena leonina…
Me he plantado en el medio del campo
y pensaba que no se puede
arrancar un rugido a una flor,
alimentar al león con ortigas.
Pero las cosas grandes
son casuales, indebidas:
la flor gruñe con hojas
y el león me acaricia con sus garras.
Yo me eché a correr y apunté:
es posible que exista un camino campestre
hacia aquello que pensábamos
que la mente no alcanzaría:
un león con ojos como una peonía
y una peonía con melena leonina.
AMIGOS
No se puede, a sí mismo, esconder
el hombre que a tal altura llegó,
bajo su sombra sentado a beber
contemplando el cosmos con fervor.
Después un entreabrir y levantar
las puertas de una máquina clara
y ni el menor juramento lanzaba
cuando entre polvo y pasado echó a volar.
Él se eleva entre las estrellas
y un robot su frente sudorosa
va lamiscando, como un centinela
de esa trama mundial, tan gloriosa.
Y tal como un buey emprende marcha
al alba con su vara y su arado,
y frente al campo bajo la escarcha
contempla el cielo y gime apenado,
así hombre y nave se eleven
y —aún sombríos— en su abrazo
imploren para que al fin lleguen.
Sus hálitos y esófagos no dejan trazo.
¿Dónde llevará su derrotero?
¿Dónde está el fin de las estrellas?
El espacio puro abre su pecho
como un vagabundo al sol y en vela.