Rosa Valiente Revista ImánBURBUJA

El astro trasponía  la cumbre reseca, llegando a un espacio desierto e inmenso. Donde en el centro de una llanura se divisaba  un punto negro en la lejanía o sobrevolando el espacio se percibía su presencia.

Un laboratorio clandestino  y desconocido.

Allí un ejército de hombres con trajes blancos de astronautas permanecían en el subsuelo permanentemente, machacando raíces para fabricar medicinas y elaborar las pastillas que salían ya para las farmacéuticas en grandes cantidades  empaquetadas.

El astro sol, al  esconderse, ha divisado una gran burbuja  casi invisible  y transparente que ascendiendo comenzó a expandir unas pequeñas burbujitas con un  virus desconocido para el mundo entero.

El ejército seguía funcionando como autómatas, machacando raíces, con una disciplina férrea.

No se sabe si fue un descuido o intencionado, viendo el desastre en el planeta, secretamente comenzaron a fabricar una vacuna en el laboratorio para combatir ese desconocido virus.

Que nadie  sabía, salvo ellos como había venido  esa burbuja ni cómo hacerle frente.

Ahora fabricaban vacunas masivamente.


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