-Reflexión al amanecer-

 

Fluye luz, traspasaré el velo del  amanecer,
dejando plegados mis sueños  de la noche
en los aledaños de la luna.

 

***

 

 Diosa de la inspiración

 

Llega inesperadamente…
Como fuerza extraña, libertando sombras.
Con la brevedad de un rayo,
luminosos esbozos y  epílogos ofrece
a cambio de un dulce sueño.
Las ideas desveladas, asoman el sutil rostro
por la ventana del subconsciente;
sonrientes y alborozadas,
sacuden  las telarañas de la monotonía.
Ahora, polvo prensado
entre los pliegues caducos del ayer.
¡Hoy todo es dorado
y brilla!
Llegó por fin
la Diosa.
Los sentidos abren su gran boca
saciándose del ansiado elixir
que como agua bendita
se evapora.

 

Del libro -Regreso a Casa- 

-Reflexión al amanecer-

 

En un mar de Amor
extendió sus redes…
Recogió luz, paz
y peces.

***

 

Sinopsis

Camino…
voy, vengo, subo y bajo
del escenario.

La aguja y el hilo
siguen bordando
los círculos de la vida
en el bastidor del tiempo.

Mi diapasón
ya baila el ritmo
del dos por cuatro.

Un receptor de datos
me pregunta…
¿Desea guardar los cambios efectuados?
El ratón dice ¡sí!

A mi reloj de arena
lo eclipsaron las lunas.

Mi espíritu divaga entre huellas de dinosaurios,
saborea estalagmitas, nada entre nenúfares.
Nómada de un mapa sin fronteras.

Del libro -Runas de Añoranza-

Reflexión al amanecer

Allí donde las efervescencias
del tiempo impregnan los
arrecifes del ser, dejan
gravadas las esencias
de lo que hiciste
o dejaste
de hacer. 

***

Efluvios de Amor

Burbujas cristalinas que emergen
para evolucionar, con mesura
justa, sobre un espacio libre
sutil y figurativo.

¡Naturaleza encantada!
La magia de la metamorfosis
plasma: la candidez del primer
amor y los frutos anaranjados
de su efervescencia.

Mensajes, estigmas, pinceladas
que alcanzan las cumbres más elevadas
del estío, entre ensoñaciones y cantos
de dorados amaneceres.

Aires térreos y grises desnudan
a los paisajes, con la mirada etérea
y sublime de una pasión creadora;
en un tiempo nuevo,
esperanzador.

La estabilidad del karma
arropa con suavidad y calma
esporas de menta y canela.
Con los resplandores sabios
de la madurez.


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