Deshielo (Editorial Eclipsados, 2006)
Mis mejores ideas
Mis mejores ideas,
los que podrían ser mis mejores versos
los buenos, los de verdad,
siempre se me ocurren justo
después de acostarme
y pocas veces, muy pocas
tengo las suficientes fuerzas
para levantarme de la cama.
El Ruso
Cómo no me va a sorprender que me digas
que sólo lees autores rusos
que Dostoyevski o Chejov valen más
que todos los Cervantes juntos,
que más de ciento cuarenta relatos de Pushkin
han pasado por tus ojos
y que no soportas a tu mujer
por ser católica.
Como no me va a sorprender que
me digas todo esto a mí, que
no me conoces de nada, que
tan sólo te he ayudado a encontrar
un libro de Rilke (que no es ruso,
por cierto).
Como no me va a sorprender todo esto,
aunque lo comparta,
sobre todo lo de tu mujer.
Dignidad
Entras
con tu cinta en la cabeza,
tu ropa descuidada,
tu palo
y tu piojoso perro.
Te sientas
en una mesa apartada
y después de unos minutos
te levantas para pedir una hamburguesa.
Cuesta un euro y
tan sólo llevas setenta céntimos.
Ese es tu error.
Te la dan y
mientras te comes el pan, le das
la carne a tu perro piojoso.
Luego pides fuego para tu
cigarrillo de liar y sacas
a tu perro fuera del establecimiento.
Lo que no esperas,
(tampoco los demás),
es que aparezcan
tres tipos de seguridad,
que te agarren y con las
manos bien sujetas a las porras intenten
echarte por las malas.
Protestas y pides
el libro de reclamaciones donde quieres que todos
los allí presentes rubriquemos nuestra firma.
Mientras esto ocurre,
cuatro policías de uniforme
hacen su aparición y te
sacan a empujones.
Ya no protestas.
Tienes miedo, pavor
mejor dicho.
Después en la calle te cachean
durante un buen rato y al final
te dejan marchar.
Cuando regreso a casa
te veo.
Estas acurrucado en la esquina
de un cajero automático,
cubierto por una manta.
A tu lado, tu perro piojoso
te lame la mano.
***
Manual de oficios (AQUA, 2008)
Militar
Por las noches, mientras duermo,
se me aparece la patria
con las mejillas llenas de
lágrimas
y las manos machadas de
sangre
suplicándome una y otra vez
que por favor no vuelva a
defenderla. (Manual de oficios)
Saltador de pértiga
Nadie se pregunta qué es lo que pasa por
mi cabeza
desde que sujeto la pértiga
con las manos escuchando los ánimos del público
hasta que la apoyo en el cemento y
tomo impulso
para volar por los aires y
acercarme a Dios.
Nadie se lo pregunta,
tan solo esperan que supere
el listón.
A Fermín Cacho
Corredor de 1.500 metros
Mi entrenador
cuando era niño siempre me repetía
que no mirara atrás,
que no girara la cara en busca de mis rivales
mientras vaya en cabeza,
que de esa forma perdería velocidad y confianza.
Veinte años preparándome para que por fin llegue el momento clave
de mi carrera y comprenda por fin sus palabras.
Quedan cien metros,
recta final,
me voy a proclamar
campeón olímpico
de los 1500 metros
cuando, de repente, comienzo a escuchar voces
que me dicen que me pare, que no merece la pena continuar.
Hago caso.
Me paro, miro hacia atrás y por primera vez en veinte años
soy consciente del paso del tiempo.
***
El rostro del mundo (Baile del Sol, 2014)
Salto al Vacío
Si quieres luchar por un mundo mejor,
no te olvides antes de recoger la ropa.
Si crees en la justicia social,
ayuda a quitar los platos de la mesa
y sobre todo no pierdas de vista las facturas del banco.
Y si pretendes ser feliz,
hazme caso,
mira hacia atrás lo menos posible,
avanza,
pero no corras,
hay tiempo,
tenemos tiempo.
Tan solo debes esperar
el momento adecuado
para saltar.
Oda a la cama
Mi casa es mi cama.
Uno de mis refugios favoritos.
Un día entero cometiendo errores
y tan solo me queda la cama.
Muchos finales llegan en una cama.
La salvación de un mal día.
Si no tuviera cama
no podría vivir.
Si no tuviera cama
no debería morir.
Si no hubiera tenido una cama
no habría tenido infancia.
Reflexiono en la cama,
cuando nadie puede exigirme nada,
cuando todos permanecen al otro lado.
Me siento a salvo allí.
Tan solo mi cama y yo.
Una vez sumergido en el sueño,
todo pasa demasiado rápido,
todo vuelve a empezar.
No conozco mayor crueldad
que obligar a alguien a levantarse de la cama.
La sociedad necesita camas donde duerman
los cotidianos sueños de la gente.
Soledad
Nos fuimos mar adentro
hasta donde nadie alcanzaba a ver.
Con el agua al cuello
me volví, te miré
y tu dijiste:
“Te podría matar y no se iba a enterar nadie.
Cuando me pregunten yo diré
que no llegaste nunca.”
Nacho Vegas
La soledad es lo único que nos queda,
es la esperanza de todo ser humano.
La hoja que se desprende de la rama y la rama del árbol
y el árbol de la tierra
y la tierra de los hombres
y el hombre de la vida
y la vida de la muerte
y la muerte de la resurrección.
La última gota en el vaso después de haber apurado el
[último sorbo,
la mujer que enviuda
y su hombre que ríe solo y su penúltima lágrima
[derramada.
Yo mismo ante la hoja de papel,
y el silencio
en el mar
donde las olas te arrastran
mar adentro
hasta que dejas de hacer pie.
Es en ese momento,
cuando definitivamente decides
no volver.
Es allí, en medio del océano,
donde nadie podrá hacerte daño.
***
Estaciones
Nosotros, seres humanos,
Retorciéndonos entre
Las flores que se abren.
Kobayashi Issa
Invierno
Cada vez oscurece más temprano
y cuando parece que alcanzo la felicidad
más me inquieta la noche.
Quizás al desaparecer la luz
imagino otro cuento
que ya me tocó vivir,
quizás al aparecer la noche y el frío
piense en el final de ese cuento
que nunca tendrá final feliz.
Tan solo la luz de la mesilla de noche
me permitirá conciliar el sueño.
Verano
La luz del mundo
es insignificante para ti.
Un grano de arena
refleja Todo
lo que no existe.
Otoño
Ya no quedan hojas
que arrancar,
ni flores
que regalar.
No quedan suficientes
para cubrir
el horror del mundo.
Solo cuerpos desnudos.
Primavera
ilumina su rostro.
La luz,
todavía,
inalcanzable
e inexistente
para los hombres,
sigue su curso.
Nacho Tajahuerce Sanz (Zaragoza, 1980).
Es profesor de Lengua y Literatura en un instituto público. Es autor de los libros de poemas, Deshielo (2006, Eclipsados), Manual de oficios (2008, Accésit Gobierno de Aragón, Aqua) y El rostro del mundo (Baile del Sol, 2014). Ha editado la antología de relatos El viento dormido, nuevos prosistas en Aragón. Su obra poética y narrativa ha sido publicada y reseñada en diversas antologías y revistas especializadas como Noreste, Ocultación Transitoria, Tripulantes: Nuevas aventuras de Vinalia Trippers, Poesía para Bacterias, Turia o Clarín.