DOS SONETOS INÉDITOS DE LAURENT TAILHADE*
Laurent Tailhade nació en Tarbes un 16 de abril de 1854, en la casa contigua donde vio la luz Théophile Gautier (otro tarbeño tan tozudo como el propio Tailhade), y murió en Combs-la-Ville, a 40 kms de París, el 2 de noviembre de 1919. Anarquista, anticlerical y periodista incisivo y beligerante con la burguesía parisina, posee una copiosa obra que abarca numerosos géneros: ensayo, poesía, drama, epistolario, traducción… Experto latinista, residió en su Tarbes natal hasta la muerte de su primera esposa en 1883, en que se traslada a París, donde participa activamente de la bohemia y de los salones literarios a los que acuden, por ejemplo, Charles Cros, Albert Samain y Jean Moréas. Entra en contacto con Paul Verlaine y los poetas «decadentes», los «parnasianos» y con la corriente simbolista en la que se erigió como maestro consumado e indiscutible. Erudito y de exquisito tono intelectual, su actividad periodística le proporcionaría, además de una gran notoriedad en la Francia de finales del XIX, no pocos problemas; entre otros, numerosos duelos de los que salió herido en varias ocasiones (las más de las veces por el también escritor simbolista y amante de la cultura española Maurice Barrès) e incluso le llevarían a prisión durante un año acusado de incitación al asesinato durante la visita del zar ruso a París en 1901. Suya es la célebre frase Qu’importent les victimes, si le geste est beau ! Qu’importe la mort de vagues humanités, si par elle s’affirme l’individu! que acuñó tras el atentado de Auguste Vaillant contra la Cámara de Diputados francesa (9 de diciembre de 1893) por el que Vaillant fue guillotinado a la edad de 33 años. Las veleidades del destino hicieron que, apenas cuatro meses después, el 4 de abril de 1894, y encontrándose Tailhade azarosamente en el restaurante Foyot (le acompañaba su amante Julie Mialhe), se produjera otro atentado anarquista. Si Auguste Vaillant perdió la nariz a consecuencia de la explosión de su propia bomba, Laurent Tailhade perdió un ojo en el atentado del restaurante, del que salió gritando «¡Al asesino! ¡Al asesino!». Pese a todo, no decayó su espíritu libertario y continuó con su entusiasta defensa del anarquismo, enfáticamente renovada a través de sus entregas periodísticas (en Le Libertaire y en L’Aurore) y otros escritos de tono panfletario. Sólo hacia el final de su vida (Un Monde qui finit, 1910, y Quelques fantômes de jadis, 1913) se opuso al ideario anarquista y apeló al orden.
Le jardín des rêves («El jardín de los sueños», 1880, incluido después en la edición de los Poèmes élégiaques de 1907), fue publicado por Alphonse Lemerre; se trata de una obra juvenil de corte parnasiano que fue abiertamente apoyada por el ínclito Théodore de Banville, quien la amparó con un apologético prólogo en el que, entre otras galanterías críticas, afirma que El jardín de los sueños es una muestra de «la más refinada y excesiva delicadeza y el paroxismo, la intensidad, el prodigioso esplendor del color deslumbrante». En sus ensayos Tailhade habló de España, de los toros, del teatro religioso de Calderón, del Quijote; abordó un completo estudio del poeta clásico persa Omar Khayyan, tradujo a Petronio y a Plauto, escribió sobre gastronomía; abordó los problemas de la drogadicción opiácea (él mismo fue opiómano) y los remedios para superarla; sus artículos periodísticos de contenido político, satírico y social nunca pasaban desapercibidos y sus dardos verbales ponían los pelos de punta a la burguesía y a las clases bienpensantes… Sin embargo, mantuvo siempre una no oculta distancia con lo vulgar y no dejó de acudir a las reuniones de la nobleza ilustrada, como las convocadas por la condesa Diane de Beausaq. Con pseudónimos («Azède», «El Cachetero», «Lorenzaccio», «Tybalt»…) o sin ellos, escribió, escribió y escribió con tanta profusión como fértil es la recurrencia iconográfica y simbolista de su poesía toda.
La próxima aparición de El Jardín de los sueños en la editorial Pregunta lo convierte en la segunda** entrega en español de la poesía de Laurent Tailhade que, tal vez por haber padecido una lectura en exceso literal, permanecía incomprensiblemente inédita hasta entonces.
La iconografía, los símbolos constituyen para Tailhade un elemento propicio para su consecución estética y un campo abonado para que ésta tomara la forma de una propuesta artística arrastrado por la convicción de su bondad ornamental. Pero late en el fondo de estos poemas otro propósito. Como en el cuento de Poe, en que Ligeia (primera esposa del protagonista) toma vida metempsicótica en el cuerpo de Lady Rowena de Tremain (su segunda esposa) hasta poseer su misma fisonomía, en El jardín de los sueños es el deseo erótico-sentimental insatisfecho el que encuentra una forma de apelación constante, permanente. No hay que ignorar su agitada vida amorosa, siempre necesitado de compañía carnal. Sus dos primeros matrimonios fueron de conveniencia, inducidos ambos por intereses familiares: en 1879 se casa con Marie-Agathe Eugénie de Gourcuff, muerta en 1883; en 1886, su familia le obliga a casarse de nuevo, esta vez con Mélanie Maruéjouls, de quien termina divorciándose después de un año de tormentosa convivencia; finalmente, en enero de 1901, se casará con Eugénie Pochon, hermana de su buen amigo libertario Fernand Kolney (pseudónimo de Fernand Pochon de Colnet). Antes, en 1892, había mantenido una relación sentimental con el poeta Edward Sansont; su amante Julie Mialhe apenas permanece unos meses con él durante 1894; en 1897 se fuga a Toulouse con su nueva amante, la feminista y esotérica poeta Anne Osmont. En fin… ¿Cómo no encontrar estabilidad estética y cauce para el flujo carnal de sus constantes deseos en una abigarrada iconografía sin contestación, sin otros conflictos que no fueran los propios de su movilización interior? Añadamos que su visión y su práctica poética estuvieron aliñadas con la decidida entrega a la Muse Noire (o La noire Idole, como el propio Tailhade la llamó), una espléndida metonimia del opio y que Stanislas de Guaita cantó en su conocido poema del mismo título. El espacio escenográfico se convierte, en fin, en una voluptuosa alcoba (acogida por una sutil penumbra, florida, delicadamente aromatizada, envuelta en las más delicadas telas y decorada con hermosas joyas y los más raros minerales) que ni siquiera la Aphrodite de Pierre Louys pudo imaginar.
*Pertenecen al conjunto Le jardín de rêves («El jardín de los sueños»), que aparecerá próximamente en Pregunta Ediciones en versión de Manuel Martínez-Forega.
** La primera fue Vidrieras («Vitraux»), también publicada por Pregunta ediciones (Zaragoza, 2018) que, en rigor, fue la inauguración en español de la poesía de Laurent Tailhade, inédita hasta ese momento.
SONNET
Bien que je sois brisé comme sont les frégates
Qu’emporte l’Océan sur les récifs houleux,
J’ai gardé le trésor de mes beaux rêves bleus
En des coffrets ornés de perles et d’agates.
Je remonte parfois le fleuve nébuleux
De l’enfance, bordé de flores délicates,
Et je revois passer les robes écarlates
Des anges disparus dans les ciels fabuleux.
Les jardins sont remplis de valseuses pâmées,
Les roses dans le vin meurent, parfumées,
Les baisers ont une aile et pasent en riant :
À travers les bosquets montent des sons de lyre,
Tandis que sur la fête éprise de délire
L’étoile Poésie éclot à l’orient.
SONETO
Aunque esté roto como las fragatas
Que el Océano deja en los bravos arrecifes,
He guardado el tesoro de mis bellos sueños azules
Y cofres adornados de ágatas y perlas.
Remonto a veces el río nebuloso
De la infancia, bordeado de floras delicadas,
Y veo pasar las prendas escarlatas
De los ángeles huidos en los fabulosos cielos.
Los jardines rebosan de danzantes desmayados,
Las rosas mueren, perfumadas, en el vino,
Los besos tienen alas y riendo pasan:
Por los setos suben sonidos de lira,
Sobre la fiesta presa de delirio
La estrella Poesía renace en el Oriente.
SONNET
Tell, renouvelant sous le duvet des cygnes
Des trésors de beauté qu’eût adorés Scyllis,
Vaous faites refleurir en vos formes insignes
L’orgueilleuse blancheur des marbres et des lis.
Et ceux que blasphemaient l’orgueil divin des lignes
Se tournent vers l’autel des cultes abolis,
Vers les Dieux couronnés de myrthes et de vignes,
Les Dieux toujours vainqueurs du Temp et de l’Oubli.
Et les poètes saints que la Lyre caresse
Vous chantent, ô trésor de grâce, charmeresse !
Car, malgré nos hideurs et nos ferocités,
Malgré qu’un peuple vil et fou les déshonore,
Dans l’âme de chanteurs et dans l’azur sonore,
Les Dieux ne sont pas morts. Vous les ressuscitez
1872
SONETO
Así, renovando bajo el plumón de los cisnes
Tesoros de belleza que adoró Scila,
Hacéis florecer en vuestras formas insignes
La altiva blancura de mármoles y azucenas.
Y los que renegaban del divino orgullo de los trazos
Se vuelven hacia el altar de los cultos extinguidos,
Hacia los Dioses coronados de uvas y de mirtos,
Dioses siempre vencedores del Tiempo y del Olvido.
Y los sagrados poetas que la Lira acaricia
Os cantan, ¡oh tesoro de gracia, seductora!
Pues, a pesar de nuestras fealdades y barbaries,
Pese a que un pueblo loco y vil los deshonra,
En el alma de los bardos y en el azul sonoro
Los Dioses no han muerto. Vos los resucitáis.
1872
Manuel Martínez-Forega
(Molina de Aragón, Guadalajara, 1952).
Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, cursó también estudios de Derecho —que no concluyó— y de Filología Románica. Poeta, ensayista y traductor, ha publicado más de treinta y cinco títulos en esas disciplinas (su bibliografía completa puede consultarse en http://www.biblioforega.blogspot.com.es/). Ha traducido a V. Holan, J. Kostohryz,, F. Halas, A. P. de Mandiargues, F. Villon, «Molière»; Ariel Kyrou; traducido, introducido y anotado la edición canónica de Monsieur Teste de Paul Valéry (1998, 2013) y la antología Los poetas malditos de Paul Verlaine (2018). Muy recientemente (2018) ha dado a conocer en español al poeta simbolista Laurent Tailhade (Vidrieras). Es autor además de numerosos ensayos y artículos de crítica literaria y de arte. En 2019 apareció su ensayo divulgativo sobre la obra de León Felipe: León Felipe: de la soledad española al definitivo exilio mejicano (1884-1938). Aproximación a un poeta habitante del olvido.
Ha prologado o epilogado la obra de, entre otros, Ángel Guinda, Alejandro Céspedes, Miguel González Garcés, Mohsen Emadi, Carlos Vitale, José Luis Corral, Mariano Castro o José Verón Gormaz, además de un buen número de ensayos y antologías poéticas.
Fundó en 1985 la colección de poesía «La Gruta de las Palabras» de Prensas Universitarias de Zaragoza y, en 1984, co-fundó, junto a Javier Delgado, el programa «Poesía en el Campus» de la universidad zaragozana.
Editor de la revista Pasarela de Artes Plásticas.
Está incluido en diferentes antologías poéticas de España y del este de Europa, y su obra está traducida al checo, búlgaro, rumano, ruso, italiano, alemán, inglés y, muy recientemente, al portugués.
Fue finalista del Premio Nacional de la Crítica en 2009. Posee el Premio Búho a la labor editorial y el Premio Imán de la Asociación Aragonesa de escritores a la trayectoria literaria. También obtuvo el Premio de Poesía de Consejo Superior de Investigaciones Científicas (1986), el internacional “Miguel Labordeta” de Poesía (2005), y el Premio Poesía de Miedo (2009).
Es campeón de España de pesca en la modalidad de «Salmónidos-lance» (Asturias, 2007).
https://www.facebook.com/manuel.martinezforega