Aunque no podremos presentar este número como quisiéramos y acostumbramos, permítanme que se lo acerque a través de este editorial. Llegamos al número 22, uno de los números que más trabajo nos ha exigido y, a la par, nos proporciona mayor orgullo haber confeccionado.
Todos nuestro números se acompañan de contenidos diversos, como son la Gaceta de los Socios, en la que se recogen los trabajos de algunos miembros de nuestra asociación, así como un apartado de reseñas de sus últimos trabajos.
No obstante, la revista se abre a muchas otras voces y de muy diversas latitudes. Así, en este dosier (al que seguimos llamando dossier, por gusto y con permiso de la RAE) se recoge una amplia muestra del talento literario colombiano con presencia en este arranque de siglo. Estoy convencido de que podrán encontrar en estos textos lecturas universales con un sabor y un matiz diferente, con una impronta, una temática y una factura que nos evocarán a Colombia y a sus letras. Les remito al propio editorial y al prólogo del dosier, este último firmado por Guillermo Molina Morales, para más detalles.
En cuanto al resto de secciones, en narrativa contamos con José Verón, Luis Carlos Marco y el gaditano afincado en Pamplona Javier Navascués —los tres con una muestra de sus relatos breves—, y con un cuento del cubano, y miembro de nuestra AAE, Víctor Hugo Pérez.
En poesía contamos con las voces de dos poetas jóvenes, Omar Fonollosa y Ainara García, y de dos poetas que aún tocan esa gracia divina con las yemas de los dedos: José Gabarre y Nacho Tajahuerce.
Por último, en la sección de artículos encontrarán el valiosísimo trabajo de Agustín Porras estudiando los versos perdidos de Bécquer, siendo este trabajo nuestro homenaje a ambos hermanos en el 150 aniversario de su fallecimiento; una compilación de las experiencias vividas alrededor del ciclo Un cuento una sonrisa, que ha cumplido sus primeros diez años; la presentación de dos sonetos inéditos de Laurent Tailhade a cargo de nuestro admirado maestro Manuel Martínez Forega y, por último y rompiendo la regla de oro de este periodo de IMÁN (a saber: no publicar ningún trabajo de su director), les entrego más una búsqueda que un estudio sobre la procedencia de lo que creo es un rito celtíbero, una figura milenaria que se asoma cada verano a Tarazona y que hoy se conoce como Cipotegato.
Espero que encuentren de valor o, al menos, de algún entretenimiento nuestro trabajo y, emplazándoles hasta el próximo número, les deseo una feliz lectura.
Ricardo Díez Pellejero
Director de la revista IMÁN