Por Joaquín Sánchez Vallés

En mi lejana juventud, hace más de treinta años, procuraba enterarme de las novedades literarias y leer el mayor número posible de ellas, para “estar al día”. Hasta que me di cuenta de que se publica demasiado y es imposible, con unas neuronas normalitas como las mías, abarcarlo todo. Y me di cuenta cuando, hace más de treinta años (repito), me encontré de repente con más de cincuenta libros comprados y por leer. Una de dos: o seguía comprando “para estar al día”, o me dedicaba a leer para enterarme. Opté, lógicamente, por esta última opción, de modo que decidí no comprar ningún libro más hasta que no me terminase el primero que había acumulado. De modo y manera que, al acabar por fin la cincuentena de libros, al cabo de bastante tiempo, ya me había quedado definitivamente “fuera de onda”, había perdido el tren de las novedades. Y en estas sigo. Hace más de treinta años (repito por segunda vez) que no “estoy al día”. Así que la petición que me hizo Manuel Forega para presentar el Año literario 2012 en Aragón” no dejó de ser arriesgadísima, y mi amistosa aceptación, un acto de irresponsabilidad o no de simple locura.

Pido por todo ello perdón a los lectores de IMÁN y no quiero dejar de agradecer la existencia del CELIA, el Centro del Libro de Aragón, cuya impagable labor de recopilación de publicaciones me ha permitido suplir mis enormes lagunas. Conste así pues, desde el principio, que buena parte de los datos de que dispongo provienen directamente del CELIA, sin el cual no sé que habría sido de mí.

Pasando ya a los autores aragoneses o residentes en Aragón, que han editado libros en 2012, creo que debo empezar por dos grandes nombres que ya pertenecen a la literatura universal. Traducidos a muchas lenguas, reconocidos en todo el país y, por supuesto, viviendo fuera de Aragón, aunque aragoneses de pura cepa, están Soledad Puértolas que publicó su novela Mi amor en vano, y Javier Tomeo, que ha recogido sus Cuentos completos, un volumen de 872 páginas donde hay mucho que leer y disfrutar.

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La novela histórica

Día del Libro, en el Paseo de la Independencia, ZaragozaSiguiendo con la narrativa, la novela histórica continuó siendo uno de los géneros más cultivados en el pasado año. El zaragozano Santiago Morata publicó La hija de Ra, novela situada como otras suyas en el antiguo Egipto. Antonio G.Iturbe ha tenido un enorme éxito con La biblioteca de Auschwitz. Iturbe, que, aunque es aragonés, vive en Barcelona, nos narra la historia de una muchacha que, en este campo nazi de exterminio, conserva, con peligro de su vida, una serie de libros que permiten que los prisioneros sigan sintiéndose unidos a la vida a través de la cultura. Sergio Nevado Menudé novela en La corona y la tiara los profundos cambios acaecidos en la España de la primera mitad del siglo XIX. Sebastián Roa Mesado sitúa en la época arábigo hispánica La loba de Al-Ándalus. Javier Aguirre publicó Desertores de Dios, con el trasfondo de la Guerra Civil española. Fidel Alejo, en Cinco narcisos frescos. Salvar a las grandes duquesas del Zar, nos presenta su historia en plena revolución rusa de 1917. Emilio Quintanilla se remonta en Marozia a la Roma del siglo X, en plena “pornocracia vaticana”. La pornocracia vaticana no es ni más ni menos que lo que las palabras quieren decir: en esa época, señoras horizontales muy ligeras de cascos, como Marozia y su madre, hacían y deshacían papas a su antojo.

No hay que olvidarse de Ángeles Irrisarri que recogió en 2012, en un solo volumen titulado Isabel, la reina, las tres novelas publicadas anteriormente sobre la vida de la Católica: Las hijas de la luna roja, El tiempo de la siembra y El sabor de las cerezas. Aunque las novelas no son nuevas, sí lo ha sido la publicación en un solo volumen, y es la razón de que lo citemos aquí.

Aunque no es propiamente novela, sí es histórico el libro de Javier Sanz Nunca me aprendí la lista de los reyes godos, donde recoge anécdotas de la pequeña historia que sirven para conocer mejor la Historia con mayúscula.

Como José Luis Corral, que en este pasado 2012 aparcó la novela histórica para adentrarse en el ensayo histórico-artístico con El enigma de las catedrales. Se trata de un recorrido por 130 catedrales del mundo, donde se expone la historia de estos templos, sus constructores, la razón de su construcción y su simbología. También recoge mitos y leyendas en torno a ellos, así como las recreaciones literarias que han suscitado; por ejemplo, “Notre Dame de Paris” de Victor Hugo.separador_50

El ensayo

Con estos dos últimos libros, hemos entrado dentro de lo que podemos llamar ensayo. Citemos otros que se han publicado en el 2012. Así, Joaquín Carbonell en Querido Labordeta hace una semblanza entrañable del cantautor desaparecido. José Luís Melero publica en Xórdica Escritores y escrituras, que se ha definido como “un personalísimo viaje por las carreteras secundarias de la literatura”. Como gran bibliófilo que es, hace desfilar en su obra muchos personajes olvidados o semiolvidados del pasado. Jaime Latas, en La ocupación francesa, analiza este episodio de nuestra historia. Por este libro se ha llevado por segunda vez el premio de la Asociación de los Sitios de Zaragoza.

Ramiro Grau Morancho publicó no una sino dos recopilaciones de artículos: Opiniones liberales y Escritos liberales. La editorial Prames ha editado de Floreal Torguet Construir la libertad, las memorias de este sindicalista oscense nacido en Osso de Cinca. También son memorias las de Alfredo Castellón, recogidas en El ruido de la memoria, aunque en este caso  memorias y recuerdos adoptan forma de cuentos, acercándose a la narrativa. Y muy cerca de la narrativa anda Carmen Bandrés en su biografía de María Rosario de Parada. María Rosario de Parada. El arte de vivir es una biografía novelada de esta mujer a quien la autora considera “uno de los personajes femeninos más relevantes de la literatura aragonesa de las últimas décadas”.

Juan Domínguez Lasierra, siguiendo con el interés que siempre ha tenido por el mundo popular aragonés, sobre todo en su aspecto más cercano a lo maravilloso, mágico y legendario, nos deleita con Aragón en el país de las maravillas. Magos, brujas, duendes, espíritus y otras narraciones de lo fantástico. Si estos últimos libros andan entre lo ensayístico y lo narrativo, no quiero dejar de citar un libro entre lo ensayístico y lo humorístico: Curso de oregonés para foranos, de José Antonio Videgaín, que en el año 12 publicó la segunda parte de este jocoso divertimento, tan conocido por la sección televisiva de “Oregón televisión” llevada por Javier Coronas.

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El cuento

Citábamos antes a los autores de novela histórica en Aragón. Y qué duda cabe de que Magdalena Lasala es una de los más prolíficos. Sin embargo, el año pasado abandonó la historia para adentrarse en el mundo del cuento, publicando en Libros del Innombrable una trilogía de relatos titulada Las historias del dragón danzante y formada por Cuentos de fábula, Cuentos de alquimia  y Cuentos de amantes.

También ha pasado al cuento el poeta Nacho Escuín, con El libro de Oriana, ilustrado por David Guirao y presentado como un cuento fantástico con una niña de protagonista dentro del mundo de los sueños.

Los cuentos nos llevan a pensar en la literatura infantil y juvenil, que en Aragón también tiene sus representantes. Dentro del relato juvenil, destaquemos a Ana Alcolea con Napoleón puede esperar. Uno de los escritores más prolíficos de este tipo de literatura es Fernando Lalana, que no podía faltar a su cita en el 2012, esta vez con Parque Muerte, que recibió el premio Edebé de literatura infantil.

Otros autores de obras infantiles: Roberto Malo y Francisco Javier Mateos publicaron dos libros: Abaskhia. El muchacho que quería enseñar a hablar a las vacas, con ilustraciones de David Laguens, y El príncipe que cruzó allende los mares, con ilustraciones de David Guirao. Sandra Araguás: Amina quiere ser bruja, con ilustraciones de Blanca Bk. Saúl Moreno Irigaray. El gigante de Sallent. Irigaray es ante todo ilustrador, aunque en este caso, además de dibujar, ha escrito también la historia de Fermín Arrudi dirigida a los niños.

Algo semejante ocurre con los libros ilustrados publicados por Apila ediciones: dos ilustradores han escrito los textos para sus propias imágenes. Ellos son Eduardo Flores con El pájaro de las dos jaulas, y Alberto Gamón con Cinco músicos en el quinto pino.

Pero quien se ha llevado la palma este pasado año ha sido Daniel Nesquens con la publicación de nada menos que cinco obras. Un relato juvenil, Arlindo Yip, con ilustraciones de Alba Marina Rivera, y cuatro cuentos infantiles: Un perro, ilustrado por Alberto Gamón, El sombrero volador, ilustrado por Elisa Arguillé, Un agujero, con las ilustraciones de Ana López, y Abecebichos, con las de Jacobo Muñiz.

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La narrativa

Pasando a la narrativa en general, hay una larga lista de autores y obras publicadas en el 2012.

Carlos Castán: Polvo en el neón, colección de narraciones de este gran autor de relatos, con fotografías de Dominique Leyva. Óscar Sipán y Mario de los Santos ganaron a dos manos el premio 2012 de novela negra Ciudad de Getafe, con Cuando estás en el baile, bailas, publicado por Edaf el mismo año.También es novela negra Pálido monstruo, de Juan Bolea, con homicidio incluido, situada en una Zaragoza donde se pasean diversos personajes, entre otros su supuesto alcalde. Luz Gabás en Palmeras en la nieve, auténtico best-seller que lleva ya varias ediciones a sus espaldas, nos lleva desde las montañas oscenses al ardiente trópico de la isla de Fernando Poo.

Por fin, y dejando para luego otras narraciones de autores que también son poetas, es necesario reseñar la publicación de la novela póstuma inacabada de Ana María Navales El final de una pasión. Ana María, que nos dejó hace cuatro años, es un personaje imprescindible dentro de la literatura aragonesa y española, y, lamentando su prematura desaparición, algo nos consuela ver que no ha sido olvidada.

Más prematura y más reciente ha sido la muerte sorpresiva de ese agitador cultural que se llamó Félix Romeo y que todos recordamos. Puede decirse que el año pasado fue un año dedicado a su memoria literaria, pues no sólo Mondadori publicaba su obra póstuma Noche de los enamorados, sino que Anagrama reeditaba sus novelas Dibujos animados y Discotheque, así como Xórdica recopilaba sus cuentos en Todos los besos del mundo.

Como estamos en Aragón, citemos algo de la literatura en aragonés, como A gollada d’o bosque de Chesús Yuste y Cosetas d’adentro, de Lola García Sendra. Chusé Inazio Nabarro, que es el mejor poeta en aragonés que tenemos y un poeta extraordinario al margen de la lengua en que escriba, ha publicado en el 12 una novela corta, Mesaches, que recibió el premio Ziudá de Balbastro de narrativa en aragonés. También un vecino de Madrid, aunque nacido en Teruel, y aragonés por lo tanto según los criterios que vamos siguiendo, Antonio Castellote ganó el premio de novela corta Comarca del Maestrazgo, con su obra Caballos de labor. Pedro Sierra, con Cuentos de plástico, ganó el premio de narrativa Universidad de Zaragoza.

El Ayuntamiento de Zaragoza convocó y publicó los premios de relatos Ciudad de Zaragoza 2012. El primer premio fue para el mexicano José Luís Enciso por El milagroso regreso, y los accésit para el argentino Daniel Dimeco por Los perros ladran de noche, y el madrileño Miguel Ángel González por Dios no está con nosotros porque odia a los idiotas. Los premios de poesía no se convocaron. Seguramente son cosas de la crisis, de la que luego volveremos a hablar y que siempre se ceba con los más débiles. Ya sabemos que, en las publicaciones, si de algo se prescinde primero, es de la poesía, lo cual dice mucho del mundo cultural en que vivimos.

También es del Ayuntamiento y también se llama Ciudad de Zaragoza el premio de novela histórica que todos los años se otorga a una novela de este género publicada el año anterior. En 2012 se lo llevó el jienense Antonio Garrido por su novela El lector de cadáveres, ambientada en la China del siglo XIII y en la que aparece el primer médico forense de la historia. Por cierto que, siguiendo con la crisis económica, para el próximo año, o sea, para este 2013, la cuantía del premio se ha visto reducida. Mejor eso que suprimirlo, por supuesto.

Ignacio Martínez de Pisón, Premio Letras Aragonesas 2011 (foto en antoncastro.blogia.es)

Respecto a los premios del Gobierno de Aragón, recibió en 2012 Ignacio Martínez de Pisón el Premio de las Letras Aragonesas 2011 a la trayectoria literaria. Premio merecidísimo que congregó numeroso público en el museo Pablo Serrano. Con ese motivo también editó el Gobierno de Aragón el libro Cuestión de principios, donde se recogen fragmentos de varias de sus novelas.

De la misma manera, en 2012 se publicaron los premios 2011 de poesía en castellano y de literatura en aragonés y catalán. Que son: Poesía en castellano Miguel Labordeta: Angélica Morales, con Desmemoria, libro que sorprendió al mundo literario aragonés, al menos al que había leído las obras anteriores de Angélica Morales, por la ruptura radical y el giro copernicano que este Desmemoria suponía con el tipo de escritura que la autora había cultivado hasta entonces.

Literatura en aragonés Pedro Arnal Cavero: Óscar Latas Alegre con Chuegos florals. Repuis d’asperanza y malinconía. Una recopilación de relatos, y algún poema, en que el autor usa como hilo conductor los intentos que un escritor hace para presentar una obra a un concurso, probando distintas posibilidades.

Literatura en catalán Guillem Nicolau: Carlos Terés Bellés con Licantropía, más que un relato, una auténtica novela sobre una saga de hombres-lobo, extraordinariamente bien escrita y que captura al lector desde el primer momento en que se pone a leer. Altamente recomendable.

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Cultura con un año de atraso y Premios sin monto ni edición….

No es nada de extrañar que una de las cabezas visibles del surrealismo, don Luis Buñuel, fuera aragonés. Porque hay cosas que pasan en Aragón que son puramente surrealistas, como que haya sido este año 2013 cuando se han convocado los premios de la DGA del año 2012. También el Ayuntamiento dejó de convocar el XXVIII concurso de poesía, que correspondía a 2012 y lo ha retrasado al año 2013; pero por lo menos lo llama de 2013. Volviendo a la DGA, el hecho de convocar para el 13 el premio llamado del 12 ¿quiere decir que, a partir de ahora, la cultura en Aragón funcionará con un año de retraso? Ríase usted de Einstein y su relatividad. Seguramente a esto se refería el apocalipsis del tiempo maya de 2012. Por cierto, que el Premio de las Letras Aragonesas del 2012 acaba de ser concedido este mismo mes de abril de 2013 al director de la Real Academia José Manuel Blecua, personalidad que lo merece de sobra y nada tiene que ver con todo este caos institucional.José Manuel Blecua Perdices, Premio de las Letras Aragonesas 2012

Hay algo que quiero resaltar. Tanto el Premio de la Letras Aragonesas, como el Miguel Labordeta y el Arnal Cavero – Guillem Nicolau, que se funden en uno, han perdido su cuantía económica. Ya he dicho que volveríamos a hablar de la crisis, que no permite dispendios de ningún tipo. Personalmente, la unión en uno solo de los premios en aragonés y en catalán no me parece bien. Pese a quien pese y digan lo que digan, aragonés y catalán son dos lenguas diferentes y merecen premio diferente. Otra cosa es la pérdida de la compensación económica. Que todos estos premios hayan perdido su dinero no tiene por qué parecerme mal. Al contrario, me parece bien, si esa es la condición para su continuidad. Estamos atravesando una época de vacas flacas y todos tenemos que apretarnos el cinturón. Bien porque los premios no comporten numerario. Lo que ya no me parece bien, es más, lo que me parece muy mal, pero que muy mal, es que tanto el Labordeta como el futuro catalanoaragonés, además de haber perdido el estipendio, pierdan también la publicación, como lo hacen. A partir de ahora, estos libros carecerán de la publicación institucional con la que contaban hasta ahora.

Pensemos un poco con la cabeza: ¿Cuál es la función de estos premios? ¿Quién se presenta a estos premios y con qué esperanza? Este tipo de premios suele ser la salida para escritores que buscan un medio de dar a conocer su obra, de publicarla. Autores jóvenes o no tan jóvenes pero poco conocidos, que no tienen acceso a las editoriales comerciales y buscan un modo de publicación a través de los premios institucionales. Cerrarles esa puerta es un acto, cuando menos, de ignorancia cultural. El libro que reciba el futuro premio Miguel Labordeta se quedará tal vez inédito para siempre: al haber recibido un premio, su autor no podrá presentarlo a otro que sí comporte publicación (las bases de todos los premios lo especifican) y tendrá que buscarse la vida por su cuenta, tal vez pagando de su bolsillo una edición que pasará desapercibida o tal vez renunciando para siempre a sacarlo a la luz. Con lo cual, el premio queda degradado al perder su misión fundamental. Señores, no cuesta tanto editar unos libros de pocas páginas. Incluso se podría buscar que el jurado renunciase a su compensación económica para engrosar la bolsa de la publicación. ¿Qué ningún jurado actuaría sin cobrar? No es cierto. Y esto lo dice quien más de una vez ha sido jurado gratis et amore. En fin, veremos qué ocurre con los originales que se presenten este año para el premio del año pasado.

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La poesía

Ya que hablamos de un premio de poesía, citemos los libros que se han publicado en este género. Antón Castro sacó a la luz Versión original, una antología de sus poemas, tanto publicados como inéditos, y tanto en verso como en prosa. No contento con eso, también publicó Cariñena, una novela de tono autobiográfico, en la colección de narrativa “El vino de las piedras”, de la Denominación de Origen Cariñena. Es una buena labor esta de unir la cultura vitivinícola con la cultura literaria. Fernando Sanmartín publicó en Sevilla su poemario El llanto de los boxeadores. Este poeta tan sutil y evocador también sacó en Xórdica su novela Te veo triste, donde no deja de aparecer su tono poético y sugerente.

Fernando Aínsa ha sacado no uno, sino dos poemarios en 2012: Clima húmedo y Poder del buitre sobre sus lentas alas. Este último ahonda sobre la vida y la poesía en la contemplación (real) de ese pajarraco. El uruguayo-aragonés Fernando Aínsa descubrió tarde la poesía, pero desde que lo hizo ha demostrado ser un poeta muy interesante. Y prolífico, además. El género que más había tocado antes del poético era el ensayo, con el que continúa. Así, en el 12 también sacó su libro de ensayos Palabras nómadas. Nueva cartografía de la pertenencia, donde analiza la obra de más de cien escritores latinoamericanos en la diáspora.

José Verón, en los versos de Ritual del visitante, realiza una profunda meditación acerca del lugar del hombre en el mundo. José Verón es uno de los mejores poetas de España, y en este libro lo confirma, y merecería ser más reconocido fuera (y dentro) de las fronteras de nuestra comunidad. También es narrador y también publicó el pasado año un libro, Las puertas de Roma (Historias de Marco Valerio Marcial), formado por relatos en que alterna el tiempo contemporáneo y el de la antigua Roma. Marcial es poeta muy del gusto de Verón, autor de epigramas, como su paisano de la Antigüedad. María Pilar Martínez Barca nos ofreció en Del verbo y la belleza un libro de poemas basados en las pinturas de la célebre pintora Isabel Guerra. También publicó su prosa, La fuerza de los límites, en este caso una colección de artículos sobre la diversidad funcional, recopilados por su autora y publicados con anterioridad en diversos medios de comunicación.

El resto de poetas solo han publicado poesía. Entre ellos: Ángel Guinda, con Caja de lava, publicado como siempre en Olifante, su editorial de cabecera. Ángel Guinda, aunque lleve mucho tiempo viviendo en Madrid, en un poeta aragonés por los cuatro costados e imprescindible para entender la poesía en Aragón de los últimos cuarenta años. En este libro nos demuestra que en su madurez está más creativo y creador que nunca. Añadamos que en este pasado año 12 recibió el premio honorífico Imán de la Asociación Aragonesa de Escritores.

Manuel Vilas con Gran Vilas, sigue imparable, publicando otra vez en Visor y otra vez con un gran premio, en este caso el Ciudad de Melilla. Gran Vilas es otra vuelta de tuerca que Manuel Vilas da a ese personaje literario que se llama Manuel Vilas. Porque hay que distinguir entre los dos Vilas, el real y el literario. El lector ingenuo suele identificar al poeta con el personaje que habla en el poema, sin darse cuenta de que esa voz poética no deja de ser un personaje, un personaje exactamente igual al de una novela, a quien a nadie se le ocurriría confundir con su autor. ¿Es don Pablos, el Buscón que habla en primera persona, el mismo Quevedo? Evidentemente, no. Pues del mismo modo el Manuel Vilas de los libros de Manuel Vilas no es el Manuel Vilas real que ha creado al personaje Manuel Vilas. Hay una identidad de nombre, pero eso no deja de ser otro procedimiento de la ironía con que escribe Manuel Vilas, el escritor. Digo esto para aviso a navegantes inexpertos.

José Antonio Conde con Discanto. Una poesía esencial y profunda es la que nos presenta este poeta, que tendría que ser más conocido, leído y admirado de lo que hoy por hoy es. Fernando Sarría hizo doblete con Las horas y Bares. En este último poemario se centra en distintos y conocidos bares de Zaragoza (Bohemios, El Olmo Rosa, el Modo, etc.), caracterizados por la música que suena en el momento en que se concreta el poema: Police, Chick Corea, Elton John, Sabina, Radio Futura y otros: un ejercicio de nostalgia. Mariano Castro, con Lugar. Poeta hondo y casi metafísico, en versos cortos y poemas breves concentra su mundo personalísimo e interesantísimo. Otro poeta que merece más atención de la que recibe.

Miguel Angel Yusta con Pavesas del silencio y de la espera. Con la métrica del haiku —5-7-5 sin rima— Miguel Ángel Yusta nos ofrece estos pensamientos, estos sentimientos concentrados. Que conste que Yusta en ningún momento llama haikus a estos poemillas, pues no quiere entrar en la polémica de los haikueros (dejadme que los llame así), de los haikueros españoles, que son muy quisquillosos. Él humildemente, llama pavesas a estas composiciones. Y añado yo: ¿para qué queremos haikus en español, si los españoles tenemos esa pequeña maravilla que se llama soleá?

En Lola Editorial se publicó en 2012 un librito, tan cuidado como todos los Libros de Berna, titulado Circular a veces. Aunque el depósito legal es del 11, el colofón de edición es de febrero del 12, por lo que bien puede entrar en este resumen. Y es interesante que entre, porque Circular a veces nos descubre a dos poetas, Inés Ramón y Reyes Guillén, prácticamente desconocidas hasta ahora y que en este libro se revelan como dos poetas de las grandes. La emoción, la música y el pálpito interior, que son elementos esenciales de la poesía, se hallan en buenas dosis en los versos de este poemario. No olvidemos a Inés Ramón ni a Reyes Guillén, que todavía, seguro, tienen que seguir diciendo muchas cosas buenas.

Para acabar con la poesía, recordemos a un poeta que se fue en 2010, después de haber vivido una larga vida y haber escrito una copiosa obra, Benedicto Lorenzo de Blancas, miembro fundador del grupo Niké con Miguel Labordeta y no siempre plenamente reconocido. En el 2012 la editorial Certeza publicó una Antología de su obra, con introducción de Alfredo Saldaña, que viene a llenar un poco el relativo olvido y nos invita a revisitar a este poeta.

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Se lee más de lo que se dice

El teatro, destinado a las tablas, ha tenido muy poca edición. Solamente Raúl Herrero publicó en 2012 un volumen con dos obras teatrales, tituladas Cervantes de perfil, que es un homenaje al gran escritor áureo, en el que se intercalan textos del propio Cervantes, y El despachito, una comedia con toques de humor negro.

Sólo otro autor, que yo sepa, publicó teatro: Joaquín Melguizo, reunió en Teatro escogido cuatro de sus obras. Melguizo es muy conocido como crítico teatral en las páginas del Heraldo de Aragón, donde suele acabar asombrándose de que los zaragozanos aplaudan rabiosamente obras que él considera mediocres. Dejemos las cosas en su medio: tal vez es un poco exigente, aunque no cabe duda de que el público de Zaragoza es excesivamente aplaudidor. Con todo, el crítico no hace más que seguir la opinión de Larra, que decía que la función de la crítica consiste precisamente en educar y orientar al espectador.

Se dice que en España no se lee. Yo, personalmente, creo que se lee más de lo que se lamenta la falta de lectura. Ahora bien, de lo que no cabe duda es que publicarse, ¡vaya si se publica! Esto que he dicho se ha referido sólo a Aragón, una de las comunidades con menos población. Imaginemos lo que ocurrirá en España entera. De modo que, si no se lee, será porque no se quiere. Aunque insisto: yo pienso que se lee, bien o mal es otra cosa, pero vaya si se lee. Sobre todo si comparamos con épocas pasadas.

Me he centrado en obras y autores, y solamente he citado editoriales esporádicamente. Ello se debe a que, del mismo modo que hay autores aragoneses que publican fuera de Aragón, hay editoriales aragonesas que publican autores de fuera. Así que he preferido centrarme en los escritores, sean aragoneses de nacimiento o de adopción. También me he centrado en los libros, dejando a un lado las revistas. Me parece que hubiera sido ya excesivo. Por citar una que las represente a todas, citaré a Turia, que ha seguido durante el año 12 siendo referencia obligada de la literatura desde Teruel para toda España.

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