AUTOR: Carlos Bozalongo.
EL PEQUEÑO CEMENTERIO DE LAS EDITORIALES I
Iniciamos con este artículo una serie que, bajo el título genérico de El pequeño cementerio de las editoriales, pretende dar cuenta de la trayectoria de algunas editoriales independientes radicadas en nuestra tierra y ya desaparecidas.
Esta primera entrega está dedicada a la labor editorial de Carlos Bozalongo [Carlos González Sanz], desarrollada bajo distintos sellos desde los años 90 del pasado siglo hasta el 2015.
Papeles de Casa Vigo, el último de los sellos usados por Carlos Bozalongo (desde el momento en que se estableció en la localidad ribagorzana de Pueyo de Marguillén), fue una editorial independiente sin ánimo de lucro dedicada a la microedición, principalmente, de libros de poesía y de autores radicados en Aragón. Sus obras fueron siempre ediciones no venales, de tirada muy limitada y de cuidada factura, y se distribuyeron exclusivamente entre autores, amigos y colaboradores. Por ello, se encuentran ya, sin excepción, agotadas[1].
LA SANTA MANÍA DE EDITAR:
DE LA ENSEÑA DE LA TORTUGA A PAPELES DE CASA VIGO
Nunca he podido concebir la creación poética desligada de la edición. Quizá eso explique esta “santa” manía de editar que me ha acompañado desde el primer momento en que me topé con la Poesía. Y es que no puedo crear un texto si no lo ideo como un libro, como un objeto artístico desde su continente hasta su contenido. O eso me gusta pensar. Uno de mis profesores de la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza lo veía, sin embargo, de un modo muy distinto. Según su sabia opinión, lo mío ha sido y es una forma de Economía del Regalo. Pudiera ser. Ciertamente, la vanidad y el poder acostumbran a veces a disfrazarse de generosidad, y no seré yo quien lo niegue, menos aún en este momento en que, respondiendo al generoso ofrecimiento que me hace la revista Imán, hago balance y finiquito de una trayectoria editorial (que es en buena parte mi propia vida) que se me murió de inanición en estos tiempos aciagos en los que nos toca vivir. Quiero creer, sin embargo, que no es este un punto final. Dejémoslo pues en mera recapitulación.
La Enseña de la Tortuga
La Enseña de la Tortuga fue mi primer sello y el origen de esta aventura editorial. Nació al calor de la tertulia literaria del bar La Latina, hoy desaparecido y que se encontraba en aquellos ya lejanos tiempos (hablo de los años 80 y 90 del pasado siglo) en la calle Jaime I de Zaragoza.
Allí fuimos juntándonos un grupo de amigos y escritores, por aquel entonces unos jovencísimos estudiantes de Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza, entre los que recuerdo a Javier Járboles Pellejero, José Luis Justes Amador, Miguel Ángel Longás Acín, Ana Alcubierre y, por supuesto, un servidor. Más adelante, el grupo fue creciendo y cambió de lugar, trasladándose al bar Itaca, cercano a la Ciudad Universitaria. Por allí pasaron también Ángel Gracia, Juan Cuartero Otal, Juan Manuel Hernández Simón, Javier Boix Feced, Chemi Chamorro, Daniel Mesa, Encarnación Ferré, Santiago García Solans, Juan Carlos Pueo y otros amigos y amigas que nos visitaban ocasionalmente.
No sé bien ahora si fue el ambiente creativo que allí se generó o mi creencia en que lo poco que yo podía aportar al grupo era mi pasión por el diseño y la edición, lo que me llevó a crear la colección de plaquettes de poesía que, bajo La Enseña de la Tortuga, empecé a editar en 1991. De lo que estoy seguro es de que la influencia de algunos de nuestros profesores, como Leonardo Romero, Jesús Rubio, Túa Blesa o Juan Manuel Cacho Blecua, tuvo mucho que ver con la idea. En cualquier caso, me sirvió para abrirme las puertas a un mundo, el de la microedición y la edición independiente, que desconocía totalmente y que resultó mucho más rico de lo que hubiera podido suponer. Otros pequeños editores y editoras de Zaragoza, como Drume negrita, Andrés López Pintado o Ángela Ibáñez, que publicaba por entonces sus hojas volanderas de la Tertulia Gabirol (y que me puso en contacto con la Federal de Editores Independientes de Valladolid), se convirtieron en una auténtica escuela para alguien como yo, que creía haber descubierto el Mediterráneo a base de fotocopias y hojas volanderas.
También he de reconocer que estas primeras y humildísimas ediciones nos sirvieron a los miembros del grupo poético de la Tertulia del bar Itaca para darnos a conocer como pequeño grupo literario, lo que nos abrió las puertas a las Sesiones Poéticas de la Institución Fernando el Católico o a la antología Cinco jovencísimos poetas aragoneses, publicada por Lola Editorial (dirigida entonces por Alfredo Saldaña y Manuel Martínez Forega) y en la que aparecía una selección de poemas de Juan Manuel Hernández, Ángel Gracia, Javier Járboles, Miguel Ángel Longás y un servidor.
La Enseña de la Tortuga tuvo dos épocas bien diferenciadas. Las primeras publicaciones fueron sencillos pliegos de cordel en dieciseisavo y se caracterizaron por sus profusas ilustraciones y por estar numerados y firmados por un servidor, montados de manera artesanal, editados mediante fotocopias y distribuidos gratuitamente entre amigos y conocidos. Solo la obra Varias hojas de varias ramas, de Jesús Rubio Jiménez, cambió de formato gracias a la generosidad de los talleres de Octavio y Félez de Zaragoza, en los que se imprimió en 1993 como un pequeño estuche con un juego de barajas, lo que supuso un adelanto de futuras exploraciones en el campo editorial, que anunciaban, por un lado, el agotamiento de una idea y, por otro, una segunda etapa tan mágica como, por desgracia, fugaz.
Esta se empezó a fraguar con el feliz reencuentro en Zaragoza, a finales de los 90, con el artista plástico Tomás Roures Saura, el que fuera mi profesor de Educación Plástica y de Música en mis tiempos de Instituto. Todos mis encuentros y reencuentros con él han sido auténticos revulsivos, una especie de descarga de energía creativa. Y en este caso el reencuentro ocurrió en un momento especialmente propicio, en el que habían surgido amistades tan fructíferas como la del poeta chileno-aragonés Rolando Mix o el entonces lector de italiano en la Universidad de Zaragoza Alessandro Baldi.
De la mano de Tomás, todos acabamos conociendo también a los hermanos Luis Ángel y José Joaquín Blasco, que habían sido también alumnos suyos en el Instituto “José Manuel Blecua” del barrio de Torrero. Y todos acabamos también rondando su estudio de diseño Blax & Company y su editorial UNALUNA, ubicados entonces en la calle Basilio Boggiero. De allí surgieron trabajos de magnífica factura como la obra Miel, de Carlo Liberio del Zotti (Unaluna, 1997) o La mar de amor, de Rolando Mix (Unaluna, 1999), ambas con grabados de Tomás Roures Saura. Su magisterio (como magnífico grabador) y el de los hermanos Blasco (además de disponer de espacio y medios, como un tórculo) facilitó que naciera la última creación de La Enseña de la Tortuga, mi obra Mitocondrias, firmada ya con el pseudónimo Carlos Bozalongo y editada también mediante fotocopias, aunque ya en formato de pequeño libro con cubiertas y guardas al aguafuerte y encuadernación cosida.
Era 1998 y lo que prometía ser una nueva andadura con criterios mucho más exigentes se vio frustrada por un traslado a Miranda de Ebro, que coincidió con la disgregación del grupo por diversas razones que ahora no vienen al caso.
Estas fueron en total las obras editadas bajo el sello de La Enseña de la Tortuga (la última como ΤΑΡΤΑΡΥΧΟΣ):
Juan Carlos Pueo. POEMARIO / TITULADO: LAS MARGE- / nes oscuras. Del poeta londinense / Johan Carlos / Pueo / Nuevamente editado, con sucintas y bellas ilustra- / ciones. Zaragoza, 1991.
Isabel Anzuola Marquínez (recopilación y transcripción). DOLORES DE / MARIA. RECOR- / DADOS Y ESCRITOS POR / Isabel Anzuola Marquínez. Vitoria, 1991.
Javier Járboles. JARDÍN CON / griyos & es- / treyas fugac- / es, del poeta zara- / gozano Reyvaj Se- / lobraj / corregidos & ilustrados por el editor. Zaragoza, 1991.
Carlos González Sanz. MI CUERPO DE BO / SQUE COMO EL TUYO. / Poemario de Carlos Gon / zález Sanz. / Con / ilustraciones de Juan Cuartero / Otal. Zaragoza, 1991.
José Luis Justes Amador. POEMAS INGLESES / del poeta aragonés José Luis / Justes Amador. / Con bellas y sucintas ilustraciones de / Lorenzo J. Belio, dibujante aragonés. Zaragoza, 1991.
- S. ELIOT (traducción de José Luis Justes, anotaciones de Ezra Pound). THE DEATH OF THE / DUCHESS / Poema de T. S. Eliot. / Ahora vertido en nuestra / lengua castellana por / José Luis Justes. / Incluye las anotaciones de / EZRA POUND. Zaragoza, 1991 (primera edición bilingüe en castellano de este poema, con licencia de FABER & FABER).
Javier Castanera. DESDE ENTONCES. / BREVE POEMARIO DE JAVIER CASTANERA. / POETA ARAGONÉS. / Bellamente ilustrado por Javier Pérez. Zaragoza, 1992.
Juan Cuartero Otal. BREVE POEMARIO / DEL POETA ARAGONÉS / JUAN CUARTERO OTAL. / Corregido y enmendado en muchas partes por / REIVAJ SELOBRAJ. / Bellamente ilustrado por su autor. Zaragoza, 1993.
Rolando Mix Toro. SIETE POEMAS DESDE LA AUSENCIA / del poeta chileno / ROLANDO MIX TORO / Con bellas y sucintas ilustraciones del editor. Zaragoza, 1993.
Jesús Rubio Jiménez. Varias hojas / de varias ramas / del poeta Jesús Rubio Jiménez / con bellas y sucintas ilustraciones del editor. Zaragoza, 1993.
Carlos Bozalongo. Mitocondrias. Zaragoza: ΤΑΡΤΑΡΥΧΟΣ (con la colaboración de UNALUNA Ediciones y Tomás Roures Saura), 1998.
La revista Ramas
Al final fueron tres largos años en Miranda de Ebro, tres años perdidos en un ambiente un tanto hostil al que se sumaron muchas dificultades personales. No obstante, aún sacamos fuerzas de flaqueza para continuar la última etapa de La Enseña de la Tortuga con una edición especial de un poemario que dediqué a Tomás Roures y Divina Buil en el día de su boda y que llevó por título Robur amat vitem. Vitis non deserit roborem. Poemas para Tomás y Divina en el día memorable de sus nupcias (ΤΑΡΤΑΡΥΧΟΣ, 1999). Fue el penúltimo cartucho, aunque gracias a él surgieron los ánimos para emprender una última aventura bajo el símbolo mágico de la tortuga, la revista Ramas. Las fuerzas, de todas maneras, no fueron muchas, de manera que la revista, que pretendía tener una periodicidad mensual, sólo aguantó 2 números.
Ramas tenía un formato muy peculiar. Elaborada con una simple impresora de chorro de tinta y de manera artesanal, se trataba de un conjunto de pliegos sueltos de 8 páginas en tamaño octavilla y con las cubiertas hechas en papel cebolla. Cada número constaba de tres pliegos con dos poemas breves y tenía una tirada de 100 ejemplares numerados, distribuidos entre los autores, amigos y conocidos (además de algunos ejemplares distribuidos a través de la Librería Antígona de Zaragoza). Su numeración y sus cubiertas, de acuerdo con el título de la revista, reflejaban la letra y el mes correspondientes del calendario ogham, tal como lo estableció Robert Graves en su obra La Diosa Blanca.
Papeles de la calle del gato
Después de tres años en Miranda de Ebro no quedaban apenas energías ni ganas para seguir adelante; se imponía un cambio de aires. Y, por fortuna, en septiembre de 2001 lo conseguí con mi traslado a Ólvega, a los pies del Moncayo. No sé si sería por su mágica influencia, pero el caso es que se recuperó la ilusión y, una vez más, nacieron nuevos proyectos editoriales, que, con la ayuda inestimable y los buenos consejos de amigos tan fieles como Jesús Rubio, Tomás Roures, Rolando Mix, Fernando Burbano, Manuel Martínez Forega, Trinidad Ruiz Marcellán o José Joaquín Blasco, acabaron dando forma de nuevo a nuestra microeditorial independiente. Eso sí, la experiencia vivida en los confines del Ebro burgalés, como si se tratase de un verdadero proceso iniciático, exigía dejar atrás todo el trabajo anterior y empezar de nuevo.
De esta manera y con ese nuevo espíritu, nacieron los Papeles de la calle del gato, que tomaron su nombre de la calle en la que se encontraba mi casa (el consulado de la República Independiente de Torrero en tierra castellana, como me gustaba decir a los amigos que enseguida empezaron a poblarla) y que pretendían ser una especie de homenaje a los escritores que dejaron su huella en las tierras mágicas del entorno del Moncayo.
Al final, cobraron la forma de una pequeña colección de “hojuelas volanderas” (no venales y de muy corta tirada), hechas con una impresora de chorro de tinta sobre un DIN A4 plegado de manera caprichosa (en un formato similar al dozavo) y en las que quería alternar la publicación de un texto de un escritor clásico relacionado con el Moncayo con la edición de los poemas de los amigos que apoyaron con sus consejos y ánimos nuestra nueva andadura.
Se distribuyeron, en este caso, además de entre los amigos y autores, a través de la Librería Antígona de Zaragoza, la Librería Macondo de Soria, la Librería-Papelería Muñoz de Ólvega, el Centro de Historia de Zaragoza y el Museo de Brujería de Trasmoz.
Esas hojuelas tuvieron una corta andadura (4 números), pero no tanto por agotamiento como, en este caso, por una cierta saturación de nuevas ideas y proyectos, que me llevaron a realizar algunas ediciones especiales para el Mercado Medieval de Ólvega, que, junto con la Asociación Cultural “Molino de Almagre”, empezaba su andadura en aquellos años.
Al final, decidí dar un paso más allá y crear mi primera colección de libros de poesía: “Los dichos de la mano”, en la que volqué todas mis energías y que siguió su andadura bajo el nuevo nombre de Papeles de Casa Vigo tras mi traslado definitivo a Pueyo de Marguillén, donde al fin he echado raíces.
Esta colección, que tomó su nombre del título del primer libro, se editó mediante una fórmula semejante a la de un club de lectores, de manera que, manteniendo su carácter no venal pudiesen sufragarse los gastos con las donaciones de amigos y colaboradores. Así, los tres primeros números de “Los dichos de la mano”, publicados en Ólvega, incluían junto a la información básica sobre su autor, la lista de sus “lectores”, en reconocimiento de su colaboración en la edición y en correspondencia con su estatus de verdaderos coautores de toda obra literaria. Por ello también, los primeros números de “Los dichos de la mano” se distribuyeron únicamente entre ellos, con la excepción de los ejemplares distribuidos personalmente por el autor, a quien correspondió siempre una parte sustancial de la tirada.
A continuación, se exponen las obras publicadas en Ólvega (Soria) bajo el sello Papeles de la calle del gato:
Íñigo López de Mendoza [Marqués de Santillana], Serranillas de Moncayo, Ólvega, 2003.
Jesús Rubio Jiménez, Hojas del camino de la Atalaya, Ólvega, 2003.
Marco Valerio Marcial, Dos epigramas, Ólvega, 2004.
José Joaquín Beeme, Dos epifanías, Ólvega, 2004.
Ángel Jiménez del Campo. EL CASTILLO EN LLAMAS / TRAGEDIA EN TRES CUA- / DROS : LA ESCRIBIÓ MOSEN / ÁNGEL JIMÉNEZ DEL CAMPO / grave y heroica historia de nuestros / predecesores: contiene muchas buenas / razones y avisos provechosos. Ólvega, 2004 (con la colaboración del Ayuntamiento de Ólvega).
De los nombres del órgano sexual de la mujer (fragmento de El jardín perfumado de Shaykh Umar ibn Muhammad al-Nefzawi), Ólvega, 2005 (edición no venal para el Mercado Medieval de Ólvega).
De los nombres del miembro del hombre (fragmento de El jardín perfumado de Shaykh Umar ibn Muhammad al-Nefzawi), Ólvega, 2005 (edición no venal para el Mercado Medieval de Ólvega).
Carlos Bozalongo, Los dichos de la mano, Ólvega, “Los dichos de la mano”, nº 1, 2005.
Jesús Rubio Jiménez, Hojas de Fierville les Parcs, Ólvega, “Los dichos de la mano”, nº 2, 2005.
Anónimo, La muerte del carajo de Diego Fajardo como Juan de Mena la del Conde de Niebla, (fragmento de la Carajicomedia), Ólvega, 2006 (edición no venal para el Mercado Medieval de Ólvega).
Romance de los siete Infantes de Lara, Ólvega, 2006 (edición no venal para el Mercado Medieval de Ólvega).
Rolando Mix, Río de amor, Ólvega, “Los dichos de la mano”, nº 3, 2006.
Papeles de Casa Vigo
Ya en Pueyo de Marguillén, en el municipio de Graus (Huesca), adonde llegué en el año 2007, continué con la colección de libros de poesía “Los dichos de la mano” con dos números más, las obras de Jesús Rubio Jiménez El Viñazo (Pueyo de Marguillén, “Los dichos de la mano”, nº 4, 2011) y Hojas de mi almanaque (Pueyo de Marguillén, “Los dichos de la mano”, nº 5, 2013), sufragados en este caso por el propio autor.
No tenía sentido, sin embargo, mantener el sello Papeles de la calle del gato, que había tomado su nombre de la calle donde se ubicaba mi antigua casa olvegueña. Soñando entonces con un prolífico futuro editorial, adopté ahora el de mi nueva casa ribagorzana, creando el sello Papeles de Casa Vigo.
Las nuevas energías que trajo mi regreso a Aragón dieron lugar a la creación de nuevas colecciones, de las que quiero destacar las denominadas “Hojarasca” (en formato de pequeños folletos en los que se publicaba un único poema, generalmente de cierta extensión, que no había sido concebido como parte de un libro o cuya singularidad exigía su publicación) y PERINEOS, (dedicada a la literatura sexual y vinculada al blog http://perineos.blogspot.com, de acceso limitado a amigos y colaboradores). En ellas se publicaron, las siguientes obras:
Rolando Mix, Sobran muros, Pueyo de Marguillén, “Hojarasca”, nº 1, 2009.
Valentine de Saint-Point, Manifiesto futurista de la lujuria. Amor y lujuria, Pueyo de Marguillén, PERINEOS, nº 1, 2009 (traducción de Carlos Bozalongo y Sandrine Dubec Branca; fotografía de cubierta y contracubierta de Carlos Dolader).
Carlos Bozalongo, Textículos: acotaciones y palimpsestos, Pueyo de Marguillén, PERINEOS, nº 2, 2009.
Carlos Bozalongo, Torrero, Pueyo de Marguillén, “Hojarasca”, nº 2, 2010.
Carlos Bozalongo, Ahora que ya sabemos, Pueyo de Marguillén, “Hojarasca”, nº 3, 2010.
Susana Moo, Eva, su manzana y el pecado, Pueyo de Marguillén, PERINEOS, nº 3, 2010 (prólogo de Pablo Santiago).
Carlos Bozalongo, Textículos: acotaciones y palimpsestos, Pueyo de Marguillén, PERINEOS, 2010 (reimpresión especial para el frustrado Salón Erótico de Zaragoza —SEZ—; fotografía de cubierta de Francisco Enríquez Muñoz).
Pero en este, por ahora, último periodo de la andadura editorial de la que he hecho balance en estas páginas, fueron surgiendo otras propuestas difíciles de encajar por su singularidad en las tres colecciones ya citadas.
Nacieron así también las colecciones “Fuera de serie” (que acogió varias interesantísimas propuestas de quien ha sido hasta hoy mi más fiel mentor y colaborador, el escritor y profesor Jesús Rubio Jiménez, y que fue denominada así, tanto por el especial formato de estas obras, como por su calidad) y un proyecto de “Ediciones digitales” en pdf, que surgió de una interesante propuesta de Ricardo Díez (otro de mis principales mentores y colaboradores, a través de su Colectivo Espoleta) con la intención de publicar en ella textos breves a los que deseábamos dar máxima difusión.
Estas fueron las obras (las últimas) publicadas en ambas colecciones:
Jesús Rubio Jiménez, Serranilla del Moncayo, Pueyo de Marguillén, “Fuera de serie”, 2011.
Ricardo Díez, La utopía de los 20. 20 ciudadanos para cambiar el mundo, Ed. digital en pdf en colaboración con el Colectivo Espoleta, 2011.
Carlos Bozalongo, Tres poemas de Carlos Bozalongo para la exposición de Adolfo Ramón y Cruz Mur Palabra, Luz y Tierra de La Ribagorza, Casa Heredia, Graus, 13 de julio de 2013.
Jesús Rubio Jiménez, Algunas hojas / de mi / libro de horas, Pueyo de Marguillén, 2015.
Decía la inicio que nunca he podido concebir la creación poética desligada de la edición, y también que no querría que este balance sonase a punto final, por más que hace ahora un par de años echase la persiana agobiado por las urgencias de este aciago periodo histórico que nos ha tocado vivir. Será por tanto necesario abrir un nuevo y futuro párrafo en esta aventura editorial ahora en estado de hibernación. Y es que más que nunca nos hace falta la Poesía.
[1] Puede ampliarse la información recogida en este artículo en el blog de Papeles de Casa Vigo: https://casavigo.wordpress.com.
Autor: Carlos Bozalongo.
Carlos Bozalongo [Carlos González Sanz]. Zaragoza, 1969.
Doctor en Filosofía y Letras (Especialidad Filología Hispánica) por la Universidad de Zaragoza. Profesor de Lengua Castellana y Literatura en el Instituto de Educación Secundaria “Baltasar Gracián” de Graus (Huesca).
Ha publicado tanto con su nombre real y también con el seudónimo de Carlos Bozalongo. Es director de las colecciones “Los dichos con una mano”, Hojarasca y PER/NEOS.
Más información sobre su obra en https://aaescritores.com/carlos-bozalongo/