FEDIA FÍLKOVA Revista ImánFedia Fílkova (1950) es poeta y traductora. Licenciada en Filología Alemana por la Universidad “San Clemente de Ojrid” de Sofia. Ha dirigido el Departamento de Poesía en la editorial de literatura extranjera Narodna Kultura*, de Sofia. Tras los cambios democráticos en Bulgaria en 1989, trabaja como experta estatal y como diplomática en la esfera de la política exterior: Agregada Cultural en la Embajada búlgara de Viena, Consejera de Asuntos Culturales en la Embajada búlgara de Berlín y Funcionaria Diplomática Superior en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Bulgaria. Es autora de los poemarios Flores con ojos de mujeres (1982), Aire tierno (1986), Dibujos en la oscuridad (1990), Crucifijo frágil (2000), Mi amor Tuyo y Corazón segundo (2009), y Nada oscuro (2014). Sus poemas han sido publicados en libros traducidos al turco y al español. Una edición antológica con stenta y siete poemas suyos (2013) ha visto la luz en alemán. Ha publicado también una colección de cuentos: La tercera mujer (2014). Ha traducido más de veinte libros de poesía y prosa del alemán, entre ellos obras de Ingeborg Bachmann, Christa Wolf, Ilse Aichinger, Ernst Jandl, Michael Ende, Novalis, Goethe, etc. Ha recibido el Premio para la Traducción Literaria de la Unión de Traductores de Bulgaria (1991) y ha sido galardonada con el Premio Estatal de Austria para la Traducción Literaria (1995). Como esposa del gran poeta y traductor búlgaro Nikolai Kántchev (1936-2007) funda un premio nacional anual de poesía que lleva su nombre.
*Cultura Popular

 

DE REPENTE

Desde hace años vivo idílicamente
entre flores, libros y un hombre a quien amo.
Pero alguna mañana un dolor deslumbrante reventará mis pupilas.
Todas las flores se ensombrecerán desecadas por entero,
todos los libros con hojas plegadas enmudecerán:
sin decir por qué, él se irá de mí como una sombra…

En vez del sol va a despuntar la lágrima más ardiente.

 

 

CUARTOS DEL AMOR

Cuartos del amor,
espacios de libertad.
Cuelgan en el aire de los años,
huelen a calor y a pájaros,
ignoran el horizonte.

¡Son estos una prisión para tu alma, princesa!

 

 

AVE CELESTE

Vive en una pradera soleada.
Lo alimenta un ave celeste
por las mañanas, los mediodías, las tardes.

Por la mañana, al mediodía, por la tarde
grito su nombre
—él no oye y se sonríe—.


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