Poemas para la revista Imán

 

Los días contados 

Fernando Sarría

Arder como las hojas lo hacen a la luz
La constante de viento que remueve
El fragor del susurro
La hondura de lo oscuro

La nieve tiene nombres que ama el silencio.

 

……………………

 

Hay límites que solo guardan tus manos

Luces que se abren tras tus huellas

La humedad es una canción que conoces

Suena en la voz ronca de las caracolas

El océano tiene razones que solo nombran las mareas

y hay ciertas miradas que saben leer en el agua

 

Después del ocaso nos quedó un aroma a hierba recién cortada.

 

Poema de Calafell

 

Calafell

No duermo y escucho cómo lloran los niños.

Escucho cómo gritan los viejos.

Escucho cómo suenan las campanas del Laudes.

Escucho cómo cantan salmos y plegarias.

 

No duermo, tengo cinco años o seis y no duermo,

solo escucho en la noche las larvas

dirimiendo su festín.

Sé que soy afortunado, el único afortunado.

 

Puedo andar por todas las estancias

y recorrer las dunas,

no necesito que me den de comer,

que me aseen, que me vistan.

Solo obedezco y vivo al margen de este infierno.

 

Recojo sin saberlo la tristeza y el dolor

mientras la palabra soledad

es algo inherente a respirar.

La muerte se posó en mi mano,

me dejo ese frío áspero de una piel joven.

Él no volverá a preguntarme nada

sobre las olas y los barcos.

 

No duermo, pero sé que soy el más libre,

el afortunado…

 

Mientras afuera hay una tormenta

que nos hace llorar a todos los niños.

 

…………………

 

Poemas de Pavana del silencio

 

Siempre la soledad va prendida al espacio.

Lugares habitados por recuerdos,

campos sembrados

tras la besana de las desapariciones.

Hurgo donde siento los aromas

que rodean mi infancia,

y escucho los cantos de los pájaros

que rehacían la primavera.

Las palabras perviven

y son acercadas por un rayo de luz

que de repente te desarma.

Mientras tu memoria te ancle a los recuerdos,

nunca estarás solo

 

…………………

 

La ausencia es un tren

donde viajan quienes ya no nombramos.

Acaso el pertinaz dolor es verdadero.

Cada momento de recuerdos

conjuga una sintaxis de verbos desechados,

como flores secas

entre los viejos poemas.

Ya no responden los teléfonos

ni las direcciones tienen nombre.

No hay lugar para “el otro”.

Es tiempo de amianto.

Habrá una maleta solitaria

dando vueltas en una cinta transportadora.

No importa el aeropuerto o la estación.

No importa la ciudad.

Abandonar es también perderse sin mirar atrás.

 

……………..

 

Poemas de Paisaje

 

Aquí estoy

en la luz cegadora.

No sé qué hacer

desnudez mía


Leonard Cohen

Encuentro registros, huellas, voces,

restos de viajes incompletos

y mi cuerpo desnudo,

como el alma,

frente a mi corazón.

 

He visto caer astros sobre el río,

o es posible que fueran

parte del sueño

de vivir frente a mí mismo.

 

Nada me hace creer en el olvido.

Pienso, siento, recuerdo.

Pronuncio una sílaba tras otra,

versos sin melodía

y caigo…caigo…caigo

¿Me habré olvidado de algo?

Sin saberlo he prendido un ángaro,

incendiado el viento altano y marino,

atada, mi pobre anatomía,

a la luz cegadora,

a la branza de un nombre.

…………………….

Elevas tu querencia.

Respiras y sientes

que eres parte de un paisaje.

Habitas la tierra,

que se hace fértil ante tus ojos.

Eres la casa,

etapa del camino,

la umbría en la arboleda,

el viento en el cañaveral,

parte del cerro alto,

la ruina del castillo,

dovela en un arco del puente de piedra,

bullir de pájaros al atardecer.

Y también eres

las estrellas que parecen inmutables

y se dibujan cada noche

cuando contemplas

desde tu ventana

un mínimo fragmento del universo.

 

Poemas de la Fórcola

 

De niño me demoraba en las cosas pequeñas.

La vida tenía una carcasa azul y un baúl repleto de misterios.

Tal vez sobre mi voluntad de crecer

quedaron las calles vacías,

nadie esperándome en las tardes de verano

cuando me escapaba de la siesta,

mi puño cerrado

conteniendo un tesoro,

dos o tres monedas de dos reales

para recorrer los limitados lindes de mi vida.

 

¿Podéis creer que todavía siento su tacto en mi mano?

………………..

 

Como una ligera ceniza incandescente

cae la noche lenta.

Vengo solitario

a rendirme frente al crepúsculo,

yo también lumbre perdida ante la oscuridad.

Quebrada la palabra por la duda,

un hombre se hace sombra de sí mismo

al sentir lo perpetuo,

la eternidad de noches y de días,

sin reposo.

Silencio y contemplación,

brotes en las huellas del invierno.

 

¿Sabes el valor de la piel de la oscuridad?

 


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