Fran PicónFotografías en blanco y negro

Hay fotografías en blanco y negro,
amarillas de olvido y soledad,
imágenes de territorios huérfanos
y paradas de un autobús que nunca llega,
que siempre parte hacía más allá del paisaje.

Una estampa de molinos de viento,
desabrigados de Sancho Panza
o de un Quijote entre sus aspas.

Existe un duelo en las ropas de tantas gentes,
de miradas con arrugas en la despensa
y un despunte de soles que agonizan
entre neones, humos y salas de espera impertérritas.

Hay un olvido indeleble,
la invisibilidad del campo y su congoja,
el romanticismo y la muerte del paraje
al que no llega ningún tranvía
aunque no se llame deseo.

Un hambre de piel sintética
arrastra al exilio al verde de un césped
sin tréboles de cuatro hojas,
al vacío de un llanto que ya no es riego
y al silencio de una banda sonora
de nieve, viento y polvo en los caminos.

Apenas un canto de viejas urracas
esclavizando a un espantapájaros hecho herida,
el harapo del desangre demográfico,
la huida del yo hacia un nosotros impersonal y advenedizo.

Hay fotografías en blanco y negro
y un desvelo de colores en la distancia.


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