FUE EN ESE CINE ¿TE ACUERDAS?
Eran las cuatro y diez. La lluvia interrumpía el tráfico, él llegaba tarde a la cita. Las dos entradas para el cine las sacó tres semanas antes de que ella aceptara la invitación y ahora el camión de la basura taponaba toda la vía y el aguacero reventaba las alcantarillas.
Las gotas se tornaron piedras, el capó del coche parecía de papel, igual que sus recuerdos húmedos de promesas. Odiaba demorarse, los helados de fresa, esas fotografías en las que se mostraban felices y se empeñó en conservar, arrugándolas hasta herirlas.
Luis Eduardo Aute sonaba en la radio cuando la vio aparecer con un vestido blanco y un paraguas color café.
En su cabeza comenzaron a amontonarse más preguntas que respuestas esperaba, siempre cabeceaba como réplica, siempre las eludía como a sus labios, como a sus caricias, como a su mirada.
Ella levantó la mano al ver el coche, él pisó el acelerador.
La acera se llenó de lluvia, de basura, de cristales, de rabia, de impotencia, de desesperanza.
Dos entradas color fresa estaban aferradas en su puño inerte y sus partículas se hicieron condena a las cuatro y diez.
Belén Mateos