Caminos inciertos, bifurcaciones sin fin.
Recodos que dan la vuelta interminable.
Esquinas oblicuas sin retorno.
Convergentes que ni se tocan.
Laberintos sin salida.
Así es el testimonio de una lengua estéril,
el resumen del silencio ensordecedor
el destino de la piel.
Un claro oscuro que pintarrajea
el tatuaje incrustado en mi retina desde que…
Me perdí entre las bambalinas de un teatro,
fui marioneta sin hilos,
mi cuerpo a merced del viento.
Me arrastra hacia la salida del laberinto
pero mis ojos yermos no ven la salida.
Grito ante el espejo,
pero nadie me oye
porque nadie está.
Solo el murmullo de mi propia voz musitando
aquella oración que aprendí de los labios de mi madre.
“No me dejes sola que me perdería”
Vuelvo al principio del laberinto
buscando la entrada y rectificar el camino
pero ya es tarde
mis huellas se borraron.
Abro la mano desesperada,
desesperada busco ese agujero que me saque
que me libere.
Miro al cielo y la nube se abre.
Solo me sale recitar:
“No me dejes sola que me perdería”
María José Pellejero
San Mateo de Gállego
Zaragoza
Muy interesante este poema, es tan dificil salir del laberinto.
Rosa Mª Valiente, me ha gustado.
Muy interesante este poema, es tan dificil salir del laberinto de la vida.
me ha gustado el poema.
Rosa Mª Valiente Urrea.