Lin Bai

Lin Bai en Dossier 7 Revista Imán 23Nació en la ciudad de Beilu, en la Región autónoma de Guangxi Zhuang; actualmente reside y trabaja como escritora freelance en Beijing. Empezó a escribir en los años 80, primero poesía, después ficción. Ha escrito las novelas La guerra de un solo hombre, Dime, cuarto, El florecer supremo, Habladurías de mujeres e Ir alnorte y regresar. En 2017 publicó su primer poemario Proceso. Sus obras han sido traducidas al japonés, coreano, italiano, francés, inglés y español. Ha recibido el Premio anual de los medios de comunicación en lengua china para novelistas (2004), el Premio literario “Lao She” para novela, el Premio bienal de novela de la revista Literatura del pueblo y el Premio de literatura de la revista Octubre. En 2013 fue distinguida con nominaciones en el “Top Cinco de mejores novelas chinas” y en la lista anual de “Diez mejores libros según Sina Weibo”, etc. Fue invitada a trabajar durante una temporada en el Taller internacional de escritoresde la Universidad Bautista de Hong Kong. Durante la primera mitad del 2020 escribió 139 poemas que encontraron lugar en diversas revistas nacionales e internacionales, en traducción al inglés, alemán, español, italiano, etc.

 

 

 

Primavera partida

Esta primavera realmente fue partida en dos.
La mitad quedó en el año viejo
y la otra
de este lado, detrás del cubrebocas.

Tanto quiero cantarles a las flores pasadas
y sobre todo a la canola.
Quiero recoger sus flores
donde el lago Mulan en Hubei,
pero en este instante
su amarillo dorado se esfuma deprisa.

Carne y piel se tornan polvo.
Quedan tres días hasta el equinoccio primaveral.
Este año afiló su hoja
para herirme de antemano.

(Escrito en la tarde del 17 de marzo de 2020)

2000

Manzana

La manzana en mi escritorio es la última.
Nunca tuve un lazo tan fuerte con una manzana,
desde enero hasta febrero
y luego hasta el 20 de marzo.

Su leve fragancia me tranquiliza.
Comprendo los signos de decadencia.
A una distancia fluctuante
tu puño coloreado se abre
y logro ver la poesía:
ese núcleo pardo.

Mi corazón se lanza en tus colores:
amarillo pálido, cúrcuma y anaranjado.
Tu jugo contiene la creación entera
y yo, impetuoso, me supero a mí mismo.

Pienso, surrealmente, en Cézanne,
en sus manzanas y sus bandejas de fruta,
en la sonoridad de esos colores
y en la respuesta tan apagada.

No puedo evitar pensar
en la carta de Rilke sobre Cézanne:
“Mi alma se ha estremecido,
se alza y luego se desploma.
Qué difícil apegarse a la realidad.”

(20 de marzo de 2020, equinoccio primaveral)

2000

El llamado de un ave

Un ave. Su canto se quebró
como el sonido de un bambú consumido
que de súbito se parte en dos.

Sesenta noches consecutivas
entre las once y la una, ese chirrido
endeble
nítido
emitía una luz tenue

Un ave solitaria
cantó hasta que sus chirridos
se volvieron un bosque de bambú
que derramaba incontenibles lágrimas
en el susurro del viento…

De las ramillas del bambú se alzó una marea
En ese instante, la luz era silente,
ondas solemnes recorrían el aire
cenizas se disolvían en medio de cenizas.

Oleajes de calma manaron del cielo,
el azul del cielo infundía tristeza
y el sol quemaba sin piedad.

(Escrito al amanecer del 27 de marzo de 2020,
en un Beijing de cielo impoluto y sol abrasador. Dedicado a Fang Fang)


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