A Miguel Hernández, robándole versos
” No, no hay cárcel para el hombre ”
No te faltaba razón.
Estaban presos tus huesos
y estaba libre tu voz.
Voz que en senda dolorida
de oro se amamantó
y para burlar las rejas
de paloma se vistió
Paloma: vuela sus penas,
cárgate con su aflicción,
sus lágrimas de poeta,
con su noche,
con su amor,
con su verde de esperanzas
y el rojo de su pasión.
Lo más hondo de su vida,
lo más grande e interior,
forjado en yunque de noches
a la aurora lo ofreció.
” ¿Quién encierra una sonrisa? ”
” ¿Quién amuralla una voz? “
Mary Carmen Alejaldre
(De Desde mi arena, 1999)