Con lenguaje expresivo y libertad de verso,
social existencial, surrealista
al tiempo que romántico y barroco
contra aquellos que trituran a los sueños.
Rey del Niké, oasis de cultura
en años que se viven
en una realidad ensombrecida
de un tiempo de carencias
disfrazados con versos de belleza
de patria y de la rosa.
Y tú, con desarraigo, intenso, libre
entre desesperanzas,
te muestras singular, sin acomodos.
Tú, rebelde social,
en un tiempo que sueña con la luz,
rabiosamente clamas:”Mataos” sí, mataos
y dejad que se viva en la paz con la existencia.
“En lo alto del Faro.
La voz del poeta.
Incansable holocausto”
¿Cómo es tu poesía? Tú mismo la defines:
“es catártica y es depurativa”
Es en la que el poeta –tú, Miguel –
se ofrece por entero. Así nos canta:
Mataos, sí mataos “pero dejad tranquilo
a ese niño que duerme en una cuna,
al campesino que nos suda la harina y el aceite,
al joven estudiante con su llave de oro,
al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo
y al hombre gris que coge los tranvías
con su gabán roído a las seis de la tarde”
Poeta tú de ayer, llegado hasta el ahora
con la misma pulsión emocional.
“Hoy es siempre todavía” Poeta,
tu palabra en el tiempo prevalece.
Me lo dijo tu hermano
con la hermosa humildad de quien cantaba
esa canción que es himno por tu tierra:
“El poeta es mi hermano,
Miguel, para más señas, Labordeta.”
Manuel López Azorín