Metamorfosis
Ser la fuente y el Tiempo lejos de la existencia apoyado en la pureza
—al otro lado de los espejos—,
desde lo visible a lo invisible, con la máscara de la meditación
entre libélulas que danzan junto a los astros.
Ser la capacidad de tránsito y el predominio del azar
que lleva a la visión perfecta al hacerse la hondura mito
del hombre que mira con el privilegio del agua clara.
Ser lo que ya no es, pero sí está, cuando el “Yo”
transformado en poética da sentido a la redondez
y seduce a los gnomos como una neblina contra lo estático.
Ser exilio mientras el mundo no consigue tocarnos
porque la desnudez es demasiado fuerte
y su sombra lo suficiente perfecta. Y ser amante y amado,
en el instante que la irrealidad deja de convertirse en utopía.