Miguel Ángel YUSTA
QUE VEINTE AÑOS SÍ ES MUCHO.
Con mucha alegría y positiva visión de futuro, la Asociación Aragonesa de Escritores cumple su vigésimo aniversario. Muchas han sido las dificultades y también los objetivos superados por las diversas personas que hemos pasado y colaborado en las diversas actividades que la Asociación ha desarrollado con entusiasmo en estos cuatro lustros. Por ello estamos satisfechos de contemplar, hoy, el firme caminar y su crecimiento imparable.
Se nos solicitan unas palabras de glosa del acontecimiento que, seguro, serán reiterativas pues todas las de los compañeros estarán presididas por la alegría, la ilusión y el esfuerzo porque la voz de los escritores aragoneses sea cada vez más potente y reconocida.
Felicitémonos pues y sigamos en el camino, mencionando también nuestra historia con mucho cariño y, en ella, muy especialmente a quienes ya nos dejaron. Mi recuerdo especial para Ricardo Vázquez-Prada con quien colaboré en la revista IMÁN desde su fundación y a Fernando Aínsa con quien, a continuación, fui director adjunto de dicha revista durante ocho años, (2008-2016) así como a las trece temporadas de Encuentros Literarios AAE en la Fnac (2008-2020), y Libros filmados, que tuve el honor de coordinar y por donde pasaron numerosas personalidades de la vida literaria y también a las diversas presentaciones en el ciclo de Poesía para Perdidos, que sigue felizmente su camino desde 2008.
Muchas han sido las horas de dedicación y esfuerzo a una Asociación a la que precisamente se llega para aportar. Muchos los recuerdos de Congresos, aniversarios, charlas, recitales, ferias, viajes por los pueblos aragoneses para promocionar la lectura…y muchos los compañeros que en ello han trabajado y es preciso el recuerdo especial para los compañeros fallecidos y, entre ellos, los fraternales amigos Pepe Verón y Ángel Guinda.
Con la felictación a todos los que, siempre sin buscar beneficio propio y dando lo mejor de su entusiasmo y trabajo, han colaborado y colaboran en esta empresa literaria, hago votos porque siga firme la trayectoria de una Asociación que pretende ser, ante todo, un lugar de encuentro y de actividad de los numerosos miembros que cada vez en mayor número la van incrementando y fortaleciendo.
SELECCIÓN DE POEMAS:
De “Ayer fue sombra”…..(2010. 2ªEd. 2017)
INTROITO
Nací por la mañana
un domingo de marzo
de un olvidado invierno de posguerra.
Dicen que hacía sol y que mi madre
(pasados los cuarenta y quinto hijo)
lloraba y sonreía al mismo tiempo,
preocupada tal vez por mi futuro.
Mas, ahora, aquí estoy,
después de tantos años.
Los días de mi vida transcurrieron
testigos fieles de mis singladuras
limando el tiempo que se me otorgaba.
Hoy,
casi llegado al puerto,
libero unos poemas de mis viejas carpetas,
antes de que se pierdan para siempre
en el oscuro túnel del olvido.
Y los dedico a tantos
que en aquellos inviernos
soñaban con juguetes de hojalata.
MI DESCAPOTABLE DE JUGUETE
De niño quería un gran descapotable blanco.
Soñaba con él, tal vez lo había visto
en alguna película lejana.
Y sólo en sueños pude conducirlo.
Luego fui un aturdido adolescente;
las horas pasaban tan lentas que a veces
se paraba el reloj del tiempo en la impotencia.
Durante algunos años, fui a un colegio de curas:
recuerdo largas tardes, interminables estudios sin retorno,
sopapos y rosarios,
escapadas al váter del patio en los recreos
donde, a oscuras, descubrimos el sexo,
pobre placer de frutos inmaduros.
Y el olor rancio de la soledad
en el amanecer sobre el colchón mojado.
Hasta que un día decidí de pronto
que ya era casi un hombre y todo un bachiller.
Después, la rebeldía,
mi querido París donde se abrió la vida,
los besos y los senos de mujeres soñadas,
las orillas del Sena llevándose la mugre
acumulada en años de tinieblas.
Era la libertad de vivir sin permiso.
Y en ese punto justo o no pude o no supe
hacer, sencillamente, mi gran revolución
y me hicieron discípulo del convencionalismo.
Visto correctamente,conduzco un coche nuevo,
tengo una casa grande, buena calefacción,
viajo y amo a mujeres que tal vez también me aman…
Mas cuando por la noche llego tarde a mi casa,
solo en mi habitación, en la suave penumbra
aún me siento al volante de aquel descapotable
en el limpio y hermoso ensueño de mi infancia…
De “De Silencio y luz” (2011)
LOS rítmicos compases de la música
–densa nocturnidad de jazz ahumado–
golpeaban los últimos minutos.
Apurabas momentos de gin-tonic
frente a pieles morenas
moviéndose en infiernos de sudor.
Él bebía en tus ojos
lunas del cielo negro de la barra,
a punto de rasgar con su deseo
tu vientre enfebrecido.
Pero de nuevo, envuelta por la noche
dijiste no, y huiste de ti misma.
Tal vez el miedo al sol del nuevo día
paralizó el instinto.
El centinela lienzo de lo oscuro
escoltó tu regreso por las calles desiertas.
Después, entre las sábanas marinas
exploraste, otra vez en la ebriedad,
el húmedo vacío de tus playas.
De “El camino de tu nombre”. (2015)
ESTA NOCHE
Te quería decir en esta noche,
cuando ya nadie habita en la distancia
y dormidos los pájaros
es el silencio dueño de las vidas.
Te quería decir, y te lo digo
—aunque a veces me corte las palabras
el saber que tu oído las escucha
y tus ojos las miran–
que esta tarde cuando volvía a casa,
tan silencioso y solo,
mientras sobrevolaba el pensamiento
utópicos lugares,
de pronto, te me has aparecido
con tus ojos profundos
y tus manos repletas de caricias,
abierta la sonrisa,
piernas de adolescente, apresuradas
por llegar a mis brazos
y rodearme fuerte con los tuyos.
Tu cabello jugando con el viento,
extendidas las manos en el aire,
presentidas caricias.
Venías, llegabas y te quedabas…
Entonces he sentido que la tarde
se llenaba de luces
y que toda la gente sonreía.
Que aún era hermoso el mundo
y los taxis, las casas, los semáforos.
Que las tiendas, las calles, las aceras
se llenaban de luces de repente
e íbamos del brazo, felices como niños.
Pero esta tarde no has aparecido.
Por eso te lo digo,
que te he echado de menos en las horas
que otro día mataban poco a poco.
Y aunque al subir a casa
ha sonado el teléfono y me has dicho te quiero
por un momento, amor, por un momento,
las luces se apagaron en mi alma…
Por eso te repito,
pero tal vez callarme debería,
que cada tarde, amor, que cada tarde,
me dejes que la acabe entre tus brazos.
De “Des-Concierto” (2016)
MOGAMBO
Tarde de cine de un domingo viejo.
Su mirada me baña en la penumbra
-intervalos de luz
vacíos de palabras-
y sus manos se aprietan a las mías
en la fila de los besos furtivos.
En la pantalla, celos y despecho,
Ava Gardner compite con la fiera
y sus pasos retumban en la sala
mientras Grace nos asombra
convertida en hermana por gracia del censor.
Nosotros nos miramos y comprendemos poco
pero tal vez Clark Gable, un hombre duro
bregado en mil batallas,
entienda más de amores pasionales
que unos adolescentes asustados.
Tardes de cine de domingos viejos
en un país dormido.
Tiempos de oscuridad y de mentiras
donde tan sólo quedan ilusiones
en los ojos amados de la fila postrera,
atentos a esa mínima ventana luminosa
hollada tantas veces
por la inicua tijera del servil.
A la salida del modesto cine
regresa lo más gris de la existencia
y me aprieto a la almohada por la noche,
añorando su cuerpo,
mientras abrazo sueños imposibles
de películas en tecnicolor.
FLY ME TO THE MOON…
(Llévame a la luna)
(En recuerdo a los chicos y chicas de la “última fila” de los cines de barrio de la España de los 50
y 60…y al eterno Frank, que nos ayudó a sobrevivir…)
Oh sí, querido Frank,
llévanos a la luna.
Sácanos de aquí, Frank,
de estas butacas de cine de barrio
con olor a sudor y a pobreza
refugio de domingo de años grises.
Llévanos lejos, Frank,
aunque sea en blanco y negro,
porque aquí son muy duros
estos tiempos del miedo y la injusticia.
O, si no, vámonos hasta esa playa,
soldado Angelo Maggio,
a la orilla del mar donde se aman
apasionados Deborah y Burt.
Quiero amar como ellos
sin temor al pecado, ni a la eternidad.
Y queremos ir juntos,
yo y mi chica de la última fila,
que te contempla atrapada en tu red,
todo luz en sus ojos, si la miras
desde la gran ventana luminosa.
Haz el milagro Frank, porque tú puedes,
y llévanos en un halo de luz
a la playa, a la luna,
a un lugar donde habite la esperanza.
De“Pasajero de otoño” (2018)
ÍTACA
Llegué a tocar el cielo
exhausto tras el viaje.
Y en ese instante mismo
se me apagaron todas las estrellas.
Nunca jamás querré viajar a Ítaca .
WINTERREISE
(Viaje de invierno)
De mi viaje no puedo
elegir la hora de partida,
tengo que encontrar el camino yo mismo
en esta oscuridad.
(Wilhelm Müller- Franz Schubert)
Escucha con el alma la canción
que te abraza, viajero,
en el desierto invierno de tu voz,
pasajera del tiempo que arrasa los paisajes.
Escúchala al comienzo de la noche,
aquietados los pasos,
cuando hiele tus lágrimas
el recuerdo añorante bajo el tilo.
Amanece en la senda donde llegas cansado,
tan huérfano de aquella que tú amabas.
Y de pronto las notas
brotan bellas como flores fragantes
en una primavera inesperada.
Tal vez fue, y ya no es,
como antaño el amor, pero qué importa
si a la gloria te lleva el padecer.
Peregrino del viento:
aleja tu tristeza en el ocaso
cuando cantes la última canción.
Deja que en las orillas de la duda,
entre el sol y la muerte,
aquel organillero solitario
—a quien ya nadie escucha —
renueve de esperanza tu camino.
CHIMENEAS DE PARÍS
Las chimeneas de París se parecen a órganos de humo.
Se yerguen sobre los tejados musgosos, con su gorrito de vietnamita pobre.
Aparecen en grupos, numerosos, juntas, paralelas, hermanadas.
¿Se contarán los chismes de las cocinas?
Siempre me ha intrigado su procedencia
y su manera de trepar por los muros de los viejos, eternos inmuebles
tan antiguos que ya han visto dos guerras mundiales
y alguna más.
(Espero que no vean la tercera y no por caerse de viejos).
Me gustan esas casas con escaleras de madera,
corredores de madera.
Antes de la última reforma tenían váteres colectivos,
en los pasillos;
porteras malhumoradas
como las que inmortalizara aquel Autant —Lara
en su arriesgada Travesía de París
con Bourvil, Gavin y los nazis.
Las chimeneas se tranquilizaron cuando llegaron los americanos
con sus botas de goma.
No podían dormir, acostumbradas al tacón de clavos de los nazis.
A las patrullas de los nazis.
A los gatos que huían de los nazis.
Ahora es el tráfico quien las desvela
y se enmohecen
y algunas mueren abatidas por el viento o por la edad.
Su hueco queda en el muro con una marca negra,
epitafio de la chimenea,
epitafio de un París que yo amé mucho.
Miro las chimeneas y se me ahoga el alma en nostalgia.
De “Reflejos en un espejo roto” (2019)
LIDO
Paseo lentamente por el Lido
una tarde guardada en la memoria.
Las horas sosegadas
retrasan su camino hacia la noche.
Se apaciguan los pasos.
Revive el Adagietto de Mahler en el alma
unido con la luz y aquella espuma
inatrapable y suave de las olas.
Es tanta la belleza que mis lágrimas,
al ocaso, se funden con el mar.
CADA DÍA VIVIR
Cada día vivir
frente al acantilado de la duda
cuidando de no dar un paso en falso.
Vivir en genitivo
y dejar que los días y las noches
pasen en un reloj sin manecillas.
Vivir y acostumbrarse
a estar en el rincón de los esclavos
cuidando que la lluvia
no manche los espejos
donde se escribe el nombre de las cosas.
Vivir, por decir algo.
ESCUCHO EN SOLEDAD
Escucho en soledad todas las noches,
sumido en la penumbra, la música del alma.
Allí están mis amigos
Mozart, Chopin, Beethoven,
Wagner, Verdi, Puccini
y tantos que perviven en el tiempo
como dioses magníficos, rodeados de luz.
La melodía cubre los espacios,
el tiempo se detiene, suspendido.
Ya nada importa, sino la belleza.
Me siento tan cercano
de aquellos instrumentos y las voces
que apenas me doy cuenta
de que fuera, en el mundo,
a pesar de poemas y de música
cada mañana empezará una guerra.
EPÍLOGO
En la distancia,
el silencio custodia la memoria;
las palabras de la infancia son olvido.
En la vejez
sólo existe la verdad de los pájaros extraviados.
De “Postludio (2022)
GUERRAS
Y llegaron los hombres,
furiosos, con sus máquinas de guerra,
canciones de bastardos alienados
y munición de odio.
Gritaron las esferas,
los amantes dejaron los abrazos,
los dioses se volvieron asesinos
y se extraviaron en la indiferencia.
Ya no hubo más mañanas de pájaros.
Al final, en el campo de batalla,
sigue lloviendo sangre de olor gris
y la muerte ha sembrado crisantemos.
DESPEDIDA EN SOL
Recuerdo con nostalgia aquella noche:
Puerta del Sol, las dos de la mañana.
Tu esperabas un taxi y la tristeza
asomaba filtrándose en tus ojos.
Nos esperaba el cielo y la distancia.
Un lazo nos ceñía
con palabras de adiós y hasta muy pronto
y un abrazo sincero de amistad
despedía las luces de la plaza.
Luego subiste al coche, silenciosa.
Yo me quede muy quieto contemplando
cómo dos luces rojas
se alejaban irremediablemente.
FIN
La discreta, la lenta retirada,
acercarse al silencio quedamente
y desaparecer en la penumbra
lejano de oropeles, voces, ruidos.
Decir adiós, y basta.
Miguel Ángel Yusta, administra los blogs
www.rincondecoplas.blogspot.com
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