Autora: Lola Tolosa.
Cuando hablamos de música o de poesía relacionada con mujeres, solemos identificar el sentir creativo e interpretativo de las féminas con arias, romanzas, baladas, tonadillas, folk, pop, rock incluso. Pero cual sería mi sorpresa, y aquí reconozco y deploro mi ignorancia, cuando no hace mucho, en el suplemento semanal del Heraldo de Aragón, “Mujer Hoy”, del 29 de abril, di con un artículo que hablaba de mujeres que, a través del hip-hop, daban rienda suelta a su ideales reivindicativos, en la lucha por la defensa de sus derechos como seres humanos, contra los abusos impuestos por la religión, la sociedad o las costumbres, al margen de los estereotipos feministas.
Me llamó la atención, precisamente, porque hablaba de mujeres musulmanas a las que tradicionalmente su cultura ha mantenido en niveles abusivos de inferioridad y dependencia respecto a los hombres.
Nos presentaba el artículo, unos cuantos ejemplos que podrían servir de imagen a este movimiento de renovación entre las jóvenes que pretenden ayudar a cambiar las cosas a través de sus mensajes.
Sonita Alizadeh, una joven afgana de dieciséis años que residía en Irán, consiguió evitar su matrimonio, concertado por su madre a cambio de 9000 dólares, gracias a un rap, “Novias en venta”, que subió a YouTube. La directora de cine iraní Roksareh Ghaemmaghami le había propuesto que cantara mientras ella le grababa un videoclip. Sonita aparecía con su vestido de novia y un código de barras en la frente. Parte de la letra decía:
“Me miran como a una oveja que debe crecer para ser devorada”. .
Fue un acto de valor indiscutible en un país donde se prohíbe a las mujeres cantar solas.
Myam Mahmoud, estudiante de Política y Economía, se presentó al programa “Arabs Got Talent” en Egipto, y consiguió llegar a la final con un rap que denunciaba el acoso sexual y la discriminación social que sufren las mujeres en su país.
“¿Quién dijo que la feminidad es cosa de vestidos?
La feminidad es cosa de inteligencia”, dice en una de sus letras.
Iveth Mafundza, profesora universitaria y abogada mozambiqueña, había visto demasiados casos de injusticia en su país, en el que casi la mitad de las mujeres se casan y son madres en la adolescencia, por lo que han de abandonar la escuela y cualquier oportunidad de labrarse un futuro profesional. Iveth encontró en el rap un medio para llegar a las jóvenes y despertar en ellas la conciencia de sus derechos.
También hablaba el artículo de raperas en Latino América, donde la violencia contra las mujeres es especialmente alarmante y el rap constituye, a menudo, una apología del machismo. Aquí surgen voces femeninas como la chilena Ana Tijoux, o la guatemalteca Rebeca Lane que, con sus poemas, denuncian y critican estas situaciones abusivas.
Ana dice en su rap, “Antipatriarcado”:
“Tú no me vas a humillar,
tú no me vas a gritar.
Tú no me vas a someter,
Tú no me vas a golpear.
Tú no me vas a denigrar.
Tú no me vas a callar”.
El New York Times la consideró como la Lauryn Hill latina.
Rebeca se define como una superviviente de la violencia de género y nos dice en su tema, “Mujer lunar”:
“No vine al mundo para hacerte feliz, ni que tus golpes me dejen cicatriz”.
Esta rapera comprometida ha creado un grupo, “Mujeres guerreras”, para poner en contacto a las artistas del hip hop en Centroamérica.
También en nuestro país tenemos raperas de talla internacional como La Mala Rodríguez, que apareció hace un par de años en la lista de músicas preferentes que el presidente Obama publicó en su cuenta de Twitter. Sus letras feministas y antirracistas han traspasado fronteras, evidentemente.
Y como el tema ha despertado mi interés y no hay información que pueda escapar a la fuente casi inagotable de Google, ahí me sumerjo en busca de un mundo apenas conocido por mí, a pesar de que siempre he sido aficionada a la música, en cualquiera de sus manifestaciones, si me aporta la calidad que quiero, por supuesto.
Se da por hecho que fue en Nueva York, en distritos como el Bronx, en los que los niveles de analfabetismo, pobreza y violencia eran alarmantes, especialmente maltratados por la política económica, social y urbanística del país mas poderoso del mundo, donde surge un movimiento, entre los jóvenes negros y latinos, que tratan de encontrar un lenguaje común capaz de canalizar, de forma creativa, la violencia latente en su cotidianidad.
Nace así una poesía urbana, el rap, su soporte musical, el turntablism o DJing, el break dance y el grafiti como expresiones de la rebeldía del arte ante los modelos establecidos.
En principio, las chicas se mantienen al margen de esta corriente.
La primera mujer a la que se considera “Madre del hip hop“ fue Sylvia Robinson, fallecida en 2011 a la edad de 75 años. Tras sus comienzos como cantante y su matrimonio con Joe Robinson, un empresario con ciertos contactos no muy limpios, grabó, junto al guitarrista Mickey Baker, “Love is strange”, (1957) un éxito que se mantuvo en audiencia durante años y generó millones al incluirlo en la película Dirty dancing (1987).
Los Robinson fundaron su propia discográfica: All Platinum.
En 1979, Sylvia escuchó a un rapero, Lovebug Starski, y pensó que aquello podía ser interesante. Lo de rimar sobre fragmentos instrumentales estaba de moda en el Bronx, pero a nadie se le había ocurrido grabarlo.
Acompañada de su hijo, Sylvia se lanzó a la búsqueda de raperos callejeros que debían rimar con el fondo musical del casette del coche. Ficharon a tres a los que denominaron The Sugarhill Gang y en el estudio, sobre una base funky, añadieron sus rimas. El resultado fue Rapper’s delight que se convirtió en un fenómeno comercial dando origen a Sugarhill Records, discográfica pionera en la comercialización y expansión del primer rap.
Allí grabaron Grandmaster Flash y los Furious Five, responsables de temas como The message (1982) que fue publicado como single y en menos de un mes logró ser disco de platino. Se reconoce frecuentemente como la grabación más importante de la historia del hip hop.
Sin embargo la entrada en escena de otras discográficas y los manejos con la mafia dieron al traste con SugarHill.
Aún tuvo tiempo Sylvia de cosechar sus propios éxitos en su amplia carrera, entre otros: It’s good to be a queen.
Ya plenamente inmersa en el tema, continúo mi búsqueda y encuentro una lista de las mejores raperas de la historia del hip-hop.
Rah Digga, una de las más destacadas del grupo Flipmode Squad, que engendró diversos artistas.
Da Prat, la primera que logró tener un disco de platino.
Nicki Minaj, otra de las referentes, sin lugar a dudas.
Lil’ Mama consiguió dejar su huella con los dos álbumes que produjo y su single Lip Gloss.
Foxy Brown, que a pesar de su mal carácter, influenció a muchos otros artistas del género, con su ritmo y vocabulario.
Remy Ma, otra polémica rapera que se ganó merecidamente su puesto entre las mejores.
De Missy Elliott se dice que llevó la creatividad y la originalidad a la industria del hip hop.
Lil’ Kim destacó en los 90, con éxitos como, Lady Marmalade.
Queen Latifah, una de las pioneras, aunque quizás más conocida como actriz y productora.
Y no se puede ignorar en esta lista a la legendaria Lauryn Hill que, a pesar de lanzar solo dos discos en el mercado, marcó un hito con su “The Misseducation” considerado unos de los cien mejores discos de la historia y con el que consiguió cinco premios Grammy.
Continúo mi búsqueda para encontrar mujeres raperas en Aragón y encuentro que nuestra comunidad es uno de los referentes del hip hop en España, pero el rastro femenino es escaso, por no decir nulo.
Leo una entrevista que se hizo el pasado 6 de abril al rapero Kase.O, que fue uno de los componentes del grupo aragonés “Violadores del verso”.
Dice el cantante: “las chicas son las que más leen y las que más escriben, mucho más que los chicos, entonces se van a expresar tarde o temprano poéticamente y a su manera”.
Y añade: “Es difícil porque es un mundo masculino, casi todos los que rapean son chicos, y algunas de las que rapean quieren parecer chicos. Tienen que ser femeninas y que hagan su rap a su manera, por eso fracasan cuando se han puesto a rapear como chicos.
Me lanzo a You Tube y encuentro videos que corroboran las afirmaciones de Kase.O.
Es evidente que nos hemos acostumbrado a ver a la mujer en la música actual como un sex simbol, utilizándola de reclamo comercial para vender una imagen atractiva, provocativa, ese objeto de deseo, claramente al gusto del consumidor. Pero hay un efecto de acción reacción ante este estereotipo y aparecen las raperas masculinizadas, imitando poses, vestimentas y vocabulario agresivo. Sin embargo hay otras que optan por aportar su personalidad, su originalidad, un modelo de mujer libre, en lucha por conseguir el respeto y la igualdad, dentro de la diversidad, como artistas y sobre todo como seres humanos. Y por ese camino, más de espinas que de rosas, es por donde, en mi opinión, deben transitar nuestras jóvenes poetas urbanas si quieren hacerse un lugar en el mundo del hip-hop.
Biografía de la autora:
Nace en Guipúzcoa, residente en Zaragoza. Maestra de profesión y escritora.
Literatura infantil y juvenil: “Nana Luna”, (1998 Egido Editorial). “La rebelión de los niños verdes”. Con Mira Editores: “Caruso”, “El vuelo de las cigüeñas”, “Vivir en las nubes”, “Poemas para gente que crece” y “Diario de un poeta novato”.
Obras para adultos: “Frente al espejo”, (1999 Egido Editorial) “A media voz” (2005 Ediciones Atlantis) “Colegio Tomás Alvira: Memorias de un joven centenario”(Gobierno de Aragón 2007) “Duetto” (2012. Libros Certeza).
Relatos en obras colectivas: “Cuentos junto a la Laguna” y “Relatos en Sallent”.
Ha colaborado en las revistas literarias: Criaturas Saturnianas, Imán y Barataria.
Coordinadora del “Foro de literatura infantil y juvenil en Aragón” en 2010 y 2011; Ha realizado charlas, tertulias, talleres de poesía, teatro leído y animación a la lectura en colegios, bibliotecas y asociaciones de mujeres.
Miembro de la Asociación Aragonesa de Escritores y de la Asociación Amigos del Libro que le concedió el Premio Búho en 2012