JOSE RAMON AYLLONNATURALEZA MUERTA 1985

Una rama golpea impertinente

el cristal polvoriento que recubre

la cicatriz de un ala.

 

Las abejas insisten en su lucha,

inventan tulipanes o un sorbito de sol

en el brillo apagado de la herida.

 

Dulce brisa de labios y de dedos

confunden el dolor y lo agigantan

sin que la piel se queje,

sin que los ojos mientan una lágrima.

 

Una pluma proclama su convicción de nube,

pero no alcanza el vuelo y se derrama

en gotas de algodón

sobre la huella aún fresca de la sangre.

 

(De Arrecife de sombras,

XXXI Premio de Poesía Blas de Otero, 2020)


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