Malas noticias: Un hombre mata a su pareja. Una niña en coma etílico. Miles de niños se hacen soldados para no morir de hambre. Roto el hilo de Ariadna, los laberintos ganan en miseria y humedad insana.

Hablo con mi vecino del segundo, le comento las noticias y, muy serio, dice:

“¡Todo normal!, es providencia divina, libertad suprema de un dios que da la vida con el mismo gesto que la quita” Mi vecino es muy religioso y por una vez, le creo.

Poco después, ya de vuelta, concluyo que la vida es la hermosa fachada de una casa en ruinas, una mentira muy bien contada.

Tiro el periódico al contenedor sin leer la buena noticia, la que anuncia el fin de este mundo y la inauguración, sine die, de otro con un Dios sin dogmas, más cercano, y un humano en su limbo, capaz de alcanzar con éxito la ignorancia perfecta, y de vivir la vida en directo, sin ensayo previo.

Esta última noticia, solo me la permite un sueño.

Mientras tanto, como es costumbre y sobre un fondo de dolor a la carta, iré día a día, dócilmente, muriendo.


GRACIAS POR ACEPTAR nuestras cookies, son simplemente para las estadísticas de visitas en Google.

Ver política de cookies
 
ACEPTAR

Aviso de cookies
Ir al contenido