Ana Moraño Revista Imán

O ES LO QUE ES

Quedaba una silla vacía.

A mi alrededor todo eran gritos y carreras, estaba aturdida. Sentada en la silla que me había tocado, intentaba sacudirme el polvo ya que lo sentía en mi ropa y cabello.

Otra explosión sonó cerca. El ruido de las cosas al caer hizo que mis oídos y mis ojos se contrajeran ante semejante estruendo.

Al intentar abrir los ojos y mover la cabeza de izquierda a derecha la visión que se presentó ante mis ojos, aparte de la silla vacía que estaba a mi lado, hizo que los volviese a cerrar fuertemente. Todos, todos estaban el suelo, algunos lloraban, otros no se movían.

O acaso estaban… no. no podía ser, no quería no pensarlo.Quería abrir los ojos, pero algo en mi cerebro se negaba a obedecerme.
Intente tranquilizarme ¿Cómo había llegado a esta situación? Los gritos, otra vez los gritos. Intenté hundirme algo más en mi silla. Agarre el asiento con mis manos apretando tanto,que mis nudillos estaban casi blancos.
Alguien detrás de mí grito.

—Es el fin, es el fin. Esto es horrible, sálvese el que pueda.
Otra explosión.Otro golpe contra el suelo, estaba paralizada ¿Y mi compañera de la silla de al lado? ¿Que había sido de ella?

De nuevo los gritos,carreras y llantos, dieron lugar a aplausos y bravos.Era tal mi desconcierto,que abrí poco a poco los ojos.En ese momento me sentí cogida de las manos y una voz conocida me hizo volver a la realidad.
-Has estado estupenda, una interpretación impecable, saluda mira como aplauden.En este último acto has estado impresionante tu cara lo decía todo, sin decir palabras. Eres la mejor.

Esta es la realidad, mis compañeros de reparto lo daban todo en cada actuación.Con una gran sonrisa y cogidos de las manos nos dirigimos al centro del escenario a saludar al público que abarrotaba la sala. Los aplausos se hicieron más fuertes.

—Esta obra como habéis podido ver,va de un atentado a una universidad de estudiantes para imponer otras ideas.Esperemos que está locura nunca sea un hecho. Gracias mil gracias.Mientras tengamos teatro tendremos libertad.
El público puesto en pie seguía aplaudiendo con la misma intensidad.
Mientras se bajaba el telón.


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