Llevando la contraria a Neruda
Me gustas cuando hablas
porque te sientes libre
y la libertad te hace guerrera
como un pájaro herido
que surca horizontes
con un ala rota.
Me gustas cuando no te callas
y cierras de un portazo la boca
de quien te juzga
porque tu voz
tiene color y forma
y sabe que hace bien con existir.
Me gustas cuando rompes límites
y me miras para que los rompa contigo
porque te pareces a la palabra alegría,
mariposa de rizos azabaches.
Me gustas cuando hablas
porque te sientes viva
y haces comprender
a todo aquel que te escuche
el sentido
de seguir viviendo.
Promesas
Prometería no volver a defraudarme;
pero me defraudaría
rompiendo
mi promesa.
No dudo que las golondrinas
terminen con canas en el canto;
con menos ganas
de volar
que un piloto de avión.
Llámame egocéntrico si quieres
pero mi ombligo necesitaba una caricia.
Esto es lo único que me calma en noches de ansiedad;
soledad;
rabia
y desconsuelo.
Menos mal que los atardeceres son eternos;
el sol arropándose en la cama
mientras la Luna
gobierna la oscuridad,
a veces incluso
apoyada en mi balcón
con la cabeza en un corazón
que la parte por la mitad.
No discuto porque nunca tengo la razón,
y es que a golpe de canción
escribo el verso,
doy el beso
y me quito todo el peso
que unas alas fingidas pueden soportar.
Si te grito de viva voz
estando en silencio
nunca sabré si me dejas mudo.
Aunque tenga motivos para destrozarte el mundo que mata
y muere,
que roba y entrega,
que sale y espera,
sé saber estar
a pesar del frío,
de la ansiedad
y de los monstruos que llegan a caber en mi cabeza.
Me siento cobarde.
Tal vez porque lo haya sido en algún momento.
Tal vez porque lo sea siempre.
Me he engañado más veces de las que merecía,
necesitaba y
pretendía,
ahora es cuando no hay remedio.
Yendo a ninguna parte
termino llegando a donde menos me espero.
Llamo a cualquier rincón
palacio
si estás al otro lado de la mirilla.
Rompo filas,
columnas
y pilastras para que te quedes.
Aquí.
A mi izquierda,
derecha
o donde quieras,
pero cerca.
No suelo esperar mucho de nadie.
Ni de cualquiera,
ni siquiera de mí.
Echo de menos
como echan de menos los perros
a sus dueños.
Y aún así
tienden a morderme la trayectoria
del verbo “echar”.
Y lo siento.
No de disculpa;
sí de sentir.
Quiere convencerme de que me abre los ojos
la misma persona que me pone delante una pared.
Falta mucho por hacer.
Mucho por decir.
Mucho por demostrar.
Y lo siento.
No de disculpa.
Guerra
Para ganar la batalla,
debes sudar en el combate,
recoger cien veces la toalla,
no posar ante un escaparate.
Hacer frenar a los raíles,
rascar la tripa de las envidias,
olvidar el vientre de los fusiles,
no besar frutas prohibidas.
Para ganar la batalla,
debes perder cien veces la guerra,
aprender que quien no corre, vuela;
y quien no llora, estalla.
Estaciones
Hay domingos
que tienen síntomas de lunes:
fiebre demasiado alta
y sudor en las palmas de las manos,
un revoloteo de seres inanimados en el estómago
que habitan
donde habita el olvido:
en la parte más frágil de la memoria.
Hay otoños
capaces de contagiar locura a los inviernos.
Hay estaciones que duran lo que dura
una
noche
de
verano.
Quizás me haya equivocado
al ponerle nombre a tus pestañas,
al haberlas peinado con un pequeño soplido
cerca de tus párpados…
Pero veo el verano en tu mirada,
las olas de una playa que nunca acaba
y la arena mojada entre los dedos de tus pies,
Si estuviera delante de ti,
ahora mismo,
te diría que bajases las persianas,
no sea
que nos moleste la luz al abrir los ojos
después de besarnos.
Quiero que me susurres en braille
haciendo surcos con tus labios en mi piel,
que me cojas la mano
y yo,
siga creyendo
que las yemas de tus dedos
son el código morse más indescifrable.
Y sin embargo
Y sin embargo
esperar que me bese
es como pedirle a la luna que queme.
Omar Fonollosa
Empezó a escribir sonetos a los diez años, posteriormente conoció el verso libre. Ha sido entrevistado tanto en El Heraldo de Aragón como en El Periódico de Aragón así como en diversos programas radiofónicos. En 2017 un poema suyo fue seleccionado para el proyecto Poesía para llevar. En octubre de 2019 se publicó su primer poemario, Desde la más estricta soledad.
El poema contra Neruda hace sonrojar a quien lo lee dada la mala calidad de su ritmo casi inexistente, la ramploneria de las imágenes y el oportunismo de montarse sobre un gran poema (misógino y paternalista pero de una belleza innegable y de ahí que genere esa contradicción interna en quien lo lee) para destrozarlo. Cualquier alumno mío de Bachillerato (sin ser aventajado) puede hacerlo mejor.
Sorprende que alguien con premio Hiperión pueda haber escrito en algún momento algo tan malo. Mucho habrá tenido que mejorar y no parece probable. Esto me lleva a pensar que o nos estamos volviendo locos todos o los premios literarios en España no atienden a la calidad en su elección. La razón debe de ser otra que desconozco. El segundo poema ya no lo he leído por pura desgana.
Estimada amiga:
He leído tu comentario y no dudes que voy a trasladarlo a Omar Fonollosa, porque entiendo que le servirá para mejorar, incluso de estímulo. La crítica constructiva siempre es buena. Estoy de acuerdo contigo que, tratar de enmendar a un genio sin situarse en la intención ni en el contexto temporal y social de sus versos, es bastante arriesgado. Recibe un saludo y gracias por seguir nuestra revista.
Jordi Siracusa
Jefe de redacción
Hola, Jordi:
Agradezco que me envíes ese comentario tan acertado. Suscribo absolutamente todo lo que dice pues es un poema (escrito con quince años) del que hoy casi reniego.
Sobra decir que también es arriesgado adelantarse a juzgar una obra sin haberla leído. Es, además, una actitud más que reprochable cuestionar mi evolución poética sin, como digo, haber leído mi nuevo poemario.
Me gustaría que traslades también este mensaje a Marisol Sánchez que, como docente de bachillerato, sabrá de sobra que nadie nace escribiendo El Quijote.
Un abrazo.
P.D. Será un gusto charlar con ella en la presentación de mi nuevo libro.
Es mi primer comentario, la verdad, creo que es de vital importancia en cualquier aspecto, y sobre todo en una profesión (la de escritor y poeta lo es) “desde dónde partimos” para emitir una opinión. Creo que emitir un juicio puede ser demasiado arriesgado hasta para los osados.
Si uno sabe que ese poema “Llevando la contraria a Neruda” fue escrito con 15 años, uno llega a conclusiones más reales y realistas. Yo personalmente soy un verso libre, un poeta prácticamente desconocido y sinceramente pienso, que las RR.SS y el sistema actual, permite que haya demasiada carga de “escritores” o “proyecto de los mismos” que buscan su sitio sea como sea y olé por ellos. Algunos caen de pie, a mí parecer demasiado de pie (véase Elvira Sastre y quién es ahora, que con 15 años y alguno más, tenía bajo mi humilde opinión, poemas sonrojantes al lado del criticado por Marisol) otros no tanto, y otros quedan por el camino. Me quedaré con aquel que logre su propósito con honradez, sin deber favores pretéritos, sabiendo que se mira en el espejo sin rubores ni cinismo.
Luego el tiempo hace el resto, pule, mejora, coloca en su debido lugar, o descoloca del todo que también es posible.
El último poemario de Omar, tiene bajo mi humilde opinión, detalles interesantes, con un claro paso y poso de los años (siendo aún insultántemente joven).
Un saludo para todos, y gracias por el espacio.