Mi lengua de lagarto, mi cabeza volcánica pueden atestiguar que el llanto es inservible. Los Astros. Las Violetas. La Flor del Paraíso. (Nunca estuve en el tiempo correcto) Mi corazón se aleja del cráter de la vida. -El desierto es un hombre con el miedo a caer-
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Hay un pulmón azul bajo el encaje negro de la batalla. Tus manos son dos pájaros que me vuelan el pecho. Soldados que me vencen. Lechuzas que abren ojos en mis pezones. Si me miras de frente verás ese camino que a veces sangra. ¿Quién no tiene a menudo miedo de amanecer en ese nido extraño del otro cuerpo?
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Una mujer se alinea entre los raíles y toda la ciudad recae sobre ella. El serrín de la esfera celeste, los frenos, los enganches, las mercancías. Una mujer se anticipa a la muerte, al frío de la aguja y la contraguja. Ha llegado la hora de abandonar el eje, ese punto concreto donde queda frenada la belleza convulsa de la Vida.