PREGUNTAS

¿Cómo estás de desierto espejo

que te observo con una rapidez

extrema de pasiones?

¿Cómo he aceptado el epitafio

y, sin embargo, amanezco vivo?

¿No es sincero acaso el porvenir

o el instante?

¿No es insignificante, entonces,

este espacio inconcluso?

¿Las paredes que tragaban la muerte

no fueron escritas ya por tiza negra?

Qué difícil creemos la duda

y qué fácil, sin embargo, aceptamos

el destino…

 

 

REALIDAD U ODISEA

Las mariposas florecen solemnes

en el llanto del ocaso

y la lluvia escupe sangre al cielo.

Expropia tú la muerte al bosque

y reúne provisiones de higiene mental.

Tú, que autorizas el empacho en las llanuras,

sacúdete con la gripe de los huracanes.

Y sé fuerte, derribo del cielo,

sólo los temblores provocan un orificio magno;

así como las magnitudes son ostentosas

y abandonan la medida,

desátate

y libérate de la enredadera celeste.

La fuerza como tumor,

el ingenio como peste,

la odisea como rasgo de la mente,

el horizonte como pasto del infinito…

Ya se acerca la hora, ya estamos en ella.

Es el momento, has de sembrar la locura

en la cabeza de un alfiler.

Recoge los frutos.

Has obtenido una libélula oxidada.

 

 

DENUNCIA

Verbificar el plural y hacerlo pronombre,

en la boca del espanto quién sabe

si el bostezo es común a todas

las caries.

Aquéllos que intentan cruzar la cuerda

de digna verdad

tropiezan con el espasmo de los feligreses

de falsa víscera.

Mejor nutrir el silencio entre las llagas

que permitir el falaz idilio de la prestidigitación

cubriéndonos con sus sombras de vergüenza.

Y no temáis,

el Ojo Familiar nos mece en sus tiernos brazos,

nos da hiel si tenemos hambre

y anestesia si la sinapsis florece.

Seguid bebiendo y olvidadlo todo.

Mañana todos seguirán dormidos

y el humo nos aclarará los ojos.

 

 

TRAVERTINO

Cuando una casa arde,

los recuerdos y la nostalgia se casan

a través del instante en que surgió

la chispa.

Así es como se forman las personas

-del Verbo o simbolistas-

a través del cambio de las estaciones,

como el travertino,

la piedra que tejió Roma.

En verano, arrugas mustian los rostros

y el agua es disecada en las grietas

del cuerpo.

En otoño, se ilumina la esperanza

y los abriles enfurecen en su amarga dicha.

Por fin,

en invierno,

la hoguera resplandece,

y el corazón oscurece con la calidez

propia de un cristal.

Finalmente,

en primavera,

un odio atroz nos encierra en la cárcel

del amor

y la sangre vuelve a brotar estancada,

emanando cataratas de Luna.

Es el ritual de la tergiversación,

la rutina eterna del travertino,

la piedra que inflama los acontecimientos

y pesa irremediablemente

como el tiempo mismo.

BIOGRAFÍA

Juan Carlos González (Zaragoza, 1996). Inició sus andaduras literarias en el grupo poético Poesía Pura, con dos plaquettes en su haber. Ya en solitario, ha publicado Desperxiones (Introspección del Plural) (Ed. Estrellas Fugaces, 2018). Ha sido miembro de la revista literaria La Caja Nocturna. Asimismo, tiene su propio conjunto musical experimental, Lengua Magnética y La Comunidad Inconfesable, buceando constantemente por los entresijos del sonido; y es guitarrista y compositor en el grupo Sendero Oculto, con el cual publicará próximamente su primer EP.

POETICA

Para mí la poesía, como cualquier otra forma de expresión artística, es una forma de ver, estar, sentir y entender el mundo y la vida, y no debería tomarse nunca como un simple gusto o afición. Creo que la literatura tiene la obligación de incomodar, de sacarnos de nuestra zona de confort, y de que nos preguntemos acerca de nosotros mismos, así como de reflexionar acerca de todo lo que nos rodea. Es un camino hacia el saber que nunca termina, que nos hace más críticos y más conscientes con cada paso que damos. Cada lectura es una nueva espina que, en vez de herir, insufla aire fresco al espíritu.


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