DEL AMOR Y LAS LENGUAS A PUNTO DE MORIR

 

En nuestras rotas lenguas madres,

en nuestro inglés llano,

en nuestro cuarto rentado,

en nuestro país extranjero,

con nuestros amigos migrantes,

poco a poco construimos

un vocabulario conocido sólo por nosotros.

 

Por ejemplo:

 

kamilo, derivado de mi palabra para caminar y tu palabra para camello, significaba ‘el camino elegido a través del desierto’

 

pardo, eran ‘los puntos de luz que se queman en la retina después de mirar al sol’, también ‘atardecer’, o ‘gato güero’

 

pero kamilopardo era: ‘lindo’ o, ‘hay que hacer hijos’

 

thalassa, de tu palabra para denominar el mar y mi palabra para talar árboles, era una palabra usada para significar ‘duele en la boca del estómago’, o ‘entiendo’, o ‘lo amamos porque es inasible, como la punta del arcoíris, o el color azul de la distancia’

 

Desarrollamos nuestra propia sintaxis.

El presente continuo siempre se estaba perdiendo.

Los artículos se obviaban.

Los sueños era algo que se veía, en lugar de algo que se soñaba.

No había objeto indirecto.

El futuro era un acto de pureza de voluntad. Por ejemplo:

 

shlixá, la palabra ‘discúlpame’, se utilizaba para significar ‘¿tienes quizá un cigarro?’, el ‘quizá’ era un importante marcador de cortesía, como cuando el gobierno te llama por teléfono para decirte que tu casa será demolida dentro de 10 minutos en lugar de tomarte por sorpresa.

 

También habían cosas que nunca debían mencionarse:

 

la palabra ‘amargura’

o la palabra ‘perdón’ ante una crítica.

 

 

*

 

Un día me tuve que ir. Me llamaron del trabajo, al servicio militar, o a atender a la muerte de mi abuelo.

 

Tú te tuviste que quedar. Terminar tu libro, o los estudios, o hacer té de cúrcuma para tu madre.

 

Al otro lado del océano, dejé que el sol me perforara los ojos con sus agujas, dándole instrucciones a cada músculo de mi cara para que no se contrajeran.

 

Pensé en un hilo de seda, que unía mi lagrimal con el tuyo. Le puse al hilo pardo, y canté canciones junto al lecho de muerte de mi abuelo. ‘Esto es a lo que vine para’, me dije. Para era una nueva preposición que significaba tanto ‘desde’ como ‘hacia’, en términos de origen y destino. Tenía la ventaja adicional de que, para ti, la palabra para significaba tanto ‘junto a’, como ‘más allá de’, como la manera en que la gente se queda junta en las buenas y en las malas.

 

Todas las noches me dormía repitiendo la palabra thalassa con cada exhalación, como una ola estampándose en el acantilado donde estaba encaramada tu casa. Pensé que esto te ayudaba a dormir.

 

Luego me escribiste una carta diciendo que llevabas meses sin poder pegar ojo. Que las olas exaltaban tus sentidos

 

 

 

PUERTAS QUE ABIERTAS HACIA ADENTRO ARDEN

 

Qué bendita dicha la de poder cerrar los ojos y ver alguien

cerrar los ojos

 

Que su antebrazo sienta las gotas y casi

antes de preguntar qué pasa se desmenuce su garganta en el suelo

 

Y qué bendita llave la que abría todas las puertas, la que

una tela humilde cruzábanos sus nudillos como manos en rezo

unos nudos temblorosos que se trenzaban en fardos, unos talones

¿quieres desnudar todos mis nudos? ¿abrir todas mis puertas?

sí, quiero abrir las puertas en tu pie: beso, las puertas en la uña de tu dedo gordo: beso, las puertas en tu astrágalo: beso, las puertas en tu sóleo: beso, las puertas en tu sartorio: beso, las puertas en tu pectíneo: beso, las puertas en tu hipocondrio: beso, las puertas en tu región del vacío, etcétera

 

Ayer vi los párpados volando hechos pedazos

los sitios salobres donde nos andábamos llorando

los huecos desanclados, desarraigados

el delgado canto que en la mañana nos alzaba

 

esa madre que no tengo, el huevo

detrás de mi cuello donde el hueco es el huevo es el hueco donde se gesta

el principio donde nace, esa sangre que se espesa, que se dispersa, que nos amarra

 

La neta: este piquete de avispa es mi única pertenencia, esa agua que se hacina detrás de las puertas en mi cara

 

DESDE QUE YA NO LE ENTRAS AL NEGOCIO ERES OTRO

 

Eres otro, completamente, te cambiaron los ojos

te los sacaron del casco, babita y pulida de manzana

te derritieron el entrecejo, te pasteurizaron y te hicieron bondadoso

pachoncito osito Bimbo, se te borraron las hileras de latas

las piedras, las cacas de perico

 

Ahora eres de mundo, con contrato

sin tirarle arañazos a la pared mientras duermes, contentillo.

Flores lácteas donde ya no estoy, pezones de abundancia.

En lugar de lenguarte la traba, te chorrea luz de las orejas. En lugar de menguarte la aldaba o cortarte la fama, llegaste con tu perro y fue como una fiesta,

 

todos nos alegramos, tu barriga de buda tambaleante, tu sonrisa. Mi corazón se hinchó, todo el cuarto latía de certidumbre, la casa se ladeó sobre la ola, las ventanas se envidriaron, los libreros -cuidando de no tirar sus libros- se inclinaron para saludarte, el bóiler llameó y hasta las julietas se quitaron el sombrero en reverencia. Me sonreíste y cantureé un hello como un canario en busca de su amo

 

Llegaste con tu perro y fue como una fiesta, pero no pude santiguarme, sahumarte, saludarte, no pude moverme, mis dedos anclados al teclado te clarearon los rayos que chorreaban ora también de tu panza. Tú eres como yo y lo has logrado, cómo te explico cúanto te admiro, qué es lo que me dijeron tus gotas de aguas coloridas colgadas de cuerdas, de acentos españolados, como quien feliz de dejarse morir se tira al río, como quien feliz de haber vivido sigue muriendo, incansablemente

 

 

 

CRÓNICA POTOSINA

 

Habíamos ignorado a un muchacho

con ojos de barranco.

Nos habíamos balanceado en la orilla clara: esa era

la forma última de hacer, que es morir.

 

Cómo por los pasillos andábamos diciendo “no sé

quién soy, de dónde vengo, a dónde voy”

con la voz posada en la orilla de la nariz,

atorándose en las fosas.

 

Nos pidieron cavar nuestras propias tumbas.

Nos tenían cavando.

Nos orinaron encima, nos prendieron fuego.

Ni siquiera se molestaron en quemarnos por completo.

 

¿Cómo se disuelve un cuerpo?

¿Cómo, por los cerros,

andábamos buscando?

 

Quiero encontrar todo lo inédito.

Qué ha vivido el corazón de un hombre

para ser capaz de esto.

Qué ha vivido el corazón de un hombre

después de las barbaries cometidas.

 

Cómo arranca un trozo de tortilla

para pizcar un poco de frijol,

con qué gusto se lo mete a la boca,

y aspira por la /iːʂ/ de lo picante,

o lo doloroso.

 

Quiero meterme en su corazón de paja.

Bailar banda en la angostura de la mesa.

Amarlo.

 

THE OVERBURDEN

 

 

Desde arriba observábamos cómo desollaban la tierra

sus músculos pulsátiles bajo el topsoil

topskin abultado bajo la herramienta raspadora

 

Habíamos amado su belleza como las líneas

alrededor de la sonrisa de nuestra madre

 

Le pusimos the overburden

 

y en marcha desparejados indexamos ganancias

y nos invitamos a caminar en alfombrarroja sangre

subiendo las escaleras entre éxitos centellantes

 

“el material de la superficie que recubre el depósito valioso”

 

porque todo se nos acaba, hay que robarnos mas

porque nos enseñaron a ser injustos

porque la ley del dinero es mas grande

porque

 

es invierno ahora y la tierra se deshiela

erigimos barreras de ramas secas como los paganos

el agua es arrastrada hasta aquí en carretillas

 

y las montañas desgarradas

vuelven a cerrarse alrededor del metal

 

poner el cuerpo entre los engranes de la máquina

escarbar en el cuerpo por los depósitos valiosos

abrir el cuerpo

hacer una incisión triangular en el cuerpo

 

y dejar a las montañas rotas

cerrarse alrededor del metal

 

cruzar las fronteras del cuerpo

ser partero del cuerpo

arrancarle con tenazas al cuerpo

jalarle las trenzas al cuerpo

distinguir el cuerpo

sentir con los dedos del cuerpo

olvidar el peso del cuerpo

estructurar el cuerpo

huir del cuerpo

cruzar la línea que divide al cuerpo

 

escuchar cantar a la arena

a los lagartos apañarse entre las rocas

mirar las rutas que trazan los bisontes

 

el cuerpo más transitado

el cuerpo disfrutando de la soledad

el cuerpo desanudado

el cuerpo florido

el cuerpo en centros de baile

el cuerpo quebrado

el cuerpo amaestrado

el cuerpo en Lote Bravo

el cuerpo que no se da a respetar

el cuerpo al borde de la cama, semidegollado

el cuerpo cantarito

el cuerpo que se levanta para ir trabajar cuando aún es de noche

el cuerpo impreso con las arrugas de las sábanas

el cuerpo brazo de la industria

el cuerpo cibernético

el cuerpo con manos atadas con las agujetas de sus propios zapatos

el cuerpo que requiere de ser acompañado por un hombre

el cuerpo en bolsas negras de plástico

el cuerpo que es el templo de dios

el cuerpo de cuyos pezones mana el alimento

el cuerpo que no le pertenece al cuerpo

el cuerpo colonizado

el cuerpo plegado entre el volante y el asiento de la camioneta

el cuerpo y su mente

el cuerpo ultrajable

el cuerpo humillado

el cuerpo alcoholizado

el cuerpo moreno

el cuerpo de cabellos largos

el cuerpo en Lomas de Poleo

el cuerpo tan sucio que no es persona

el cuerpo con mangas abiertas como fucsias

el cuerpo deseoso

el cuerpo que andaba en malos pasos

el cuerpo abandonado con vida

el cuerpo pasado debajo de la camioneta hasta quedar irreconocible

el cuerpo con falta de información suficiente

el cuerpo con todo el peso de la ley

el cuerpo que dibujaba círculos con la pelvis

el cuerpo atravesado

el cuerpo en busca de oportunidades

el cuerpo migrado

el cuerpo superado

el cuerpo rebelde

el cuerpo con impacto de bala

el cuerpo osamenta

el cuerpo con pantaleta a la altura de los tobillos

el cuerpo separado del alma

el cuerpo con implantes de silicona

el cuerpo con un seno cercenado

el cuerpo junto a un bloc de cemento con restos de cuero cabelludo

el cuerpo con fragmentos de tejido humano bajo las uñas

el cuerpo con el hímen intacto

el cuerpo en Cerro Bola

el cuerpo sembrado como mensaje

el cuerpo sin marcas de estrangulamiento

el cuerpo ahorcado con la correa de su propia bolsa de mano

el cuerpo con voz ignorado

el cuerpo expoliación

 

“the best part

about having

no body

is that i cannot be shamed”

 

por eso nos deshicimos del cuerpo

por eso nos quitamos el cuerpo como envoltura de regalo

 

el cuerpo que conoció

el cuerpo que deseó

 

el cuerpo en decúbito dorsal

 

la hoy occisa

se movía como culebra

presuntamente

BIOGRAFÍA

Juana Adcock (México, 1982) es poeta y traductora. Su trabajo ha aparecido en publicaciones como Magma Poetry, Shearsman, Asymptote and Words Without Borders, entre otras. Su primer libro, Manca (Tierra Adentro, 2014), explora la anatomía de la violencia en México y fue nombrado por el distinguido crítico de Reforma Sergio González Rodríguez como uno de los mejores libros de poesía publicados ese año. En 2016 fue nombrada una de las ‘Diez Nuevas Voces de Europa’ por la organización Literature Across Frontiers. Radica en Glasgow, Escocia.


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