Incisión

 

I.

Precipitarse en precisión.

En el orificio el encuadre del poema.

Latitud de aliento/imagen entre los 32 dientes de la boca.

Manglares bajo (esquiva) mirada de un hombre.

Un secreto. Un mensaje. Una palabra. Furia.

En el parque público, el hombre del tatuaje musita una tormenta a las abejas.

Cuerpos y fieras. En la exactitud del obturador la ciudad es polvo,

amantes perdidos.

Algas; lugares sagrados para el jugador anónimo.

Toda mar lleva en sí el rastro de la presa.

 

Precipitarse en la sonrisa, ante la cámara.

Compartir el miedo como moneda de cambio.

Los rastros de esa cara son la noche.

Redención del vaho entre la duda.

Las gotas desmenuzan la anticipación precoz de las manchas.

Tinta o flujo de significados.

 

Arde, todo arde.

Percepción en diferido.

Observación de calles registradas. Terrenos vagos.

Tres mil quinientas coordenadas de Paonoptes

para llegar a ti.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

II.

Un objeto, sólo cuatro, son más que esto porque son.

Iluminación reticular.

La compañía de la luz siempre es oscura.

Tacto, brilla ante el miedo el tacto.

Ligereza de manos sobre superficie lisa.

Ha pasado el agua.

Enmudece al flote de los muertos.

Río que lame heridas. Agua acantilado.

El instante y lo meteorológico, el cayado mueve la ventisca oracular.

Pendiente atravesada por una mirada.

La compañía de esa luz: no más que láminas de asbesto sobre letras.

Vapor entre los cuerpos.

Brillan y anuncian en la TV: “La vida, una canción que se deshila”.

Cuatro piedras son sólo un objeto, un arma, un acantilado, una sospecha.

Mira cada contorno de ellas.

Éste.

 

 

III.

Cruza sobre los cables una ardilla. Lentitud del esbozo.

Apenas garra, levedad de quien surca una tonada. Niebla.

 

Sobre el peso, la duda, la caída a tierra,

las secuencias del número y la posibilidad del mantra

capitulando sobre su recesión y copla mutilada,

su doblez en viento, en revire;

sonoridad que explota entre las hojas del olivo (fresno).

 

Entre los dientes cada palabra es precipicio a dorsal,

a tajada de alvéolos donde se quiere aclarar la voz de nacimiento,

la recibida en el oído.

 

La ardilla, en su parduzca forma, balancea la vida.

 

Su cola, principio de equilibrio; las manos de mi padre -pulso- principio de un

lenguaje.

Materia oscura (fragmento)

por Rocío Cerón

 

 

Conjunto de (in)materialidades ante observación. Aullido y dentellada surcan el cielo. Grafías de primitivo aliento: translucidos rojos se esparcen por fondo blanquecino. Trote de manada dentro, córtex. Palma verde al fondo, vitrina repleta de muebles antiguos. La cabeza -reducida- guarda en el hueco de la boca todo el rumor amazónico de la belleza.

 

***

 

A los costados la jauría. No hay lugar ni camino hacia el frente. Muro apenas levantado. Gruñidos. Catalogación de afectos, estigma sobre espalda. Violáceo el manto del cardenal. Púrpura o sanguíneo. Lo que toca el dedo sobre los labios: frase silenciada entre el paladar y lo sublingual. Incidencia de lo mirado en la articulación de las rodillas.

 

***

 

En el horizonte -azul convexo- verticalidades y grietas. Insistente, la mancha supura grafito y humo. En el aire, un punto. Gravitan formas ante la vista. El habla del mundo, la naturaleza de los objetos, mueren y renacen en el espacio, ante la mirada. Pliegues y estructuras en lo minúsculo. Cuerpo ovillo, fruto.

 

***

 

Luces sobrevuelan el arenal. Ascenso y caída. En ambos puntos sedimento y visión. Las hojas de todo árbol -sílabas blancas- enuncian hacia tierra la ofrenda de la ausencia: lo visible, el objeto, la mancha que flota en el vacío.

 

***

 

La línea -imán-aglutina percepciones, ideas, objetos. Un pensamiento, vértice, precisa instantes.

 

 

BIOGRAFÍA

Rocío Cerón (Ciudad de México, 1972). Poeta, ensayista y editora. Ha publicado Materia negra (Parentalia, 2018), Borealis (FCE, 2016), La rebelión. O mirar el mundo hasta pulverizarse los ojos (UANL, 2016), Anatomía del nudo. Obra reunida (2002-2015) (Conaculta, 2015), Nudo vortex (Literal, 2015), Diorama (UANL, 2012; segunda edición, Amargord, España, 2013), Tiento (UANL, 2010), Imperio (Ediciones Monte Carmelo, 2009), entre otros.

Recibió en Estados Unidos el Best Translated Book Award 2015 por su libro Diorama, en traducción de Anna Rosenwong, en 2005 el See America Travel Award, por sus crónicas de viaje y en México el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2000 por su primer libro, Basalto. Acciones poéticas suyas se han presentado en los Institutos Cervantes de Berlín, Londres y Estocolmo; Centro Pompidou, París, Francia; Southbank Centre, Londres, Reino Unido, Museo Karen Blixen, Dinamarca, entre otros. Obra suya ha sido traducida a más de ocho idiomas. Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del FONCA. Su obra puede leerse/verse/escucharse en rocioceron.com

 


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