José Gabarre Revista Imán Número 22

 

Soy testigo de una ciudad breve

a donde llegan otras manos

para concluir a la luz,

 

el mismo mecanismo que consiste

en reaprender la sonoridad del agua

o la comprensión del vuelo de las palomas,

 

_____la nostalgia en sus sienes

mientras ruedan monedas tirando de los hilos

de la lluvia.

 

Todo encerrado misteriosamente en un acto puramente simbólico

que en la medida que es recordado

se agota,

o decir lo que el fuego duda en decir

 

como ser un coleccionista de delicados líquenes cargados de queroseno.

 

 

 

Se arrodillan las hoguerasen medio de mi frente

como si me hablara una mujer semi-desnuda

 

y vacío la lluvia de sus signos

al igual que observo a los que me miran,

con la misma indiferencia.

 

Sólo aspiro así a arrancar la piel de los animales

domesticados,

esos que me acercan tanto a los hombres,

sabiendo lo trasparentes que podemos llegar a ser

sin la identidad de algunas palabras

cubriéndonos

como corteza humana.

 

Y sé que es posible desaparecer

sin renunciar al oxígeno,

amasar la nieve con las manos aun calientes,

como el que palpa la vida antes de quitarla

o asusta a los pezones dibujando círculos

concéntricos entre  los dientes

 

hasta vaciar por completo el cuchillo.

 

 

Nace el lutodel tacto de tus uñas

inclinándose las sábanas bajo los sauces,

 

ahora que esta lluvia nos  reconstruye ________

 

El ansia del agua por traducirnos, por

cercar la carne

 

con millones de dedos sin hilos, semejantes a hormigas cansadas

que trasnochan, al igual que pequeños magiares.

 

La falta oxígeno por sobrevivirnos

y que tan bien nos enseña

a culpabilizar nuestros órganos

 

(reconocible en la ascensión de las iglesias)

 

Encendemos, entonces, dos velas

 

                una: para la sed

                dos:  para los lapidarios

 

vendrán, esta noche, los perros maltratados a acostarse en nuestro vientre?

 

 

 

 

CLOSE TO ME  

“all the children are insane” Jim Morrison

 

 

La noche busca sus úteros debajo de las calles

quemaduras azules

para el regreso del muchacho

eléctrico

 

En el acorde la erección de Peré Lachaise,

la de amamantar a niños enfermos

que suben en manadas,

 

a la espera de ser aniquilado en el cenicero de

la mujer caníbal

-blancas prostitutas castigan lunas abolladas-

con un verso de Keats

pegado a su pinta labios.

 

 

 

 

 

 

 

[TEORÍA TRIANGULAR DEL AMOR]

 

Educar a las abejas en el silencio

 

a un tiempo que la luz explica su estrategia,

 

para desmoronarse de inmediato, y cercenar un horizonte

que se fuga

perpendicularmente.

 

A veces solo espero eso, a escuchar como se rompen los huesos,

e imaginar que se trata de una niña tartamuda.

 

Amo por ello a los animales disecados

de la misma manera que hay un caudal de nombres que no usamos

pero que de algún modo son donde nos ha sido dado habitar.

 

Así la lentitud de los cuerpos se comprende mejor cuando te das cuenta

de que un enfermo

solo busca alimentarse de la piel de otro enfermo

 

o que las horas descienden linealmente_______,

o la gravedad tiende a nacer en esos días concéntricos.

 

Será por ello que adulteramos las partes de una bombilla, su interior,

o el vacío que la rodea,

y que la única diferencia entre el desnudo de una mujer y el de la luz,

es que la segunda,

parte de sí misma para no regresar

mientras que la primera, camina a lo largo de un pasillo (hacia la habitación del fondo),

desprendiéndose de sus bragas lentamente,

hasta quedar prácticamente en suspenso.

 

 

Lo raro es lo contrario_____o la teoría de que los cuerpos

se suben a los taxis

con la esperanza de encontrar a su doble.

 

Y los vinilos han dejado de girar en el sentido

contrario

al que lo hace el movimiento de rotación de la Tierra.

 

 

 

 

 

 

La lluvia es un órgano incompleto

 

un lugar a donde acuden prematuramente los símbolos

 

como la autopsia que has de realizar a un mapa de carreteras

 

*

cualquier otro destino hubiera sido un espejismo

o –si nos situamos en el plano de la memoria- una infidelidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hallo tórtolascansadas a tus pezones

 

viejos polizones que proponen un río de bambú

 

la anestesia

paciente

que no cesa de herirnos

 

en bóvedas de cera que descienden hacia lo nunca

 

 

las mil imágenes tatuadas         a un tiempo de claustro románico

-puesto que percutir es adivinar la piedra

que lleva adentro el cantero-

 

su pesimismo, próximo a los signos del Zodíaco,  al arrodillarse

sin manos ante la lluvia

y descubrir aves muertas

 

Masticando la carne prematura del solsticio.

 

 

 

 

  Siempre hay un tatuaje esperando en la boca de una mujer.

 

Coges las agujas,

y las arrojas tan fuerte hacia sus labios.

Hasta pulverizarla

 

 

 

 

 

 

 

 

LLEVO UNA NIÑA MUERTA pegada a la espalda

ella se cose oraciones al antebrazo cada noche

 

Mamá nunca le cantó una nana, ni a ella ni

a mí,

por eso ahora me clava las uñas mientras me emborracho,

para que sepa que sigue ahí

excavando como una madre en la fosa fría de Dios

 

“tu hombro será mi refugio donde brilla

el amor”

 

Y me dice:

“ningún personaje de terror

te amará tanto como yo en los lavabos”

 

 

 

 

a Kevin Schwantz, campeón del mundo de motociclismo (500cc) en 1993

 

[34]

 

Vi a Dios al entrar en la frenada

como en un western desaparecido

 

sabiendo que cada objeto es deficitario de una cantidad, más o menos, proporcional

de tiempo

o que un cuerpo comienza en un lugar cualquiera, para

desaparecer inmediatamente después

sobre otro

(cuerpo)

 

en eso consiste, exactamente,

un adelantamiento:

en la eternidad de cada uno de los fotogramas

puesto que todos los fotogramas son el mismo.

*

La perfección podría ser esta:

una mujer recogiéndose el pelo.

 

 

 

 

 

 

 

Sé que todos mis monstruos son de piel

y llevan nombres de personas desaparecidas

 

por eso entro a los bares para alquilar la piel de otros cuerpos

como una declaración de amor tal, que haga salir se sus tumbas a todos los vivos.

 

Sólo espero que cuando amanezca me quede ciego.

 

 

 

 

 

José Gabarre

Nacido en la antigua Bolskan un día 13 de agosto. Es licenciado en Historia por la Universidad de Zaragoza, con estudios de postgrado en “Ciencias de la Antigüedad”, especializándose en mitología céltica (“El unheinlich de la divinidad: CúChulainn, el Aquiles céltico”). En la actualidad es profesor de secundaria, habiendo sido publicados sus poemas en varias revistas, como Turia, El Eco de los Libres, Eclipse, etc. Cuenta con dos poemarios “La ebriedad de las estatuas” (Ed. Eclipsados) y “Mi hambre negra” (Ed. Quadrivium), asimismo compagina la actividad editorial en Los Bigotes del Potemkin, a lo que se suma el proyecto musical Sendero Oculto, con fuertes reminiscencias a JoyDivision y al grunge de principios de los años `90.

 

 

 

 

 


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