Aproximadamente azul: la poesía china en el siglo XXI
“China es el país de la poesía”. Con esta frase empiezan innumerables introducciones de libros, antologías e investigaciones publicadas en el país asiático, cuyas páginas recopilan y exploran los logros del sexto arte en lengua china. China no sólo está entre las patrias más antiguas de la poesía;es también la civilización que nos ha proporcionado algunas de las primeras fuentes escritas donde —en verso y rima— se plasman reflexiones y emociones engendradas hace milenios. Por lo tanto, debemos hacer una advertencia necesaria: la presente colección de poesía china del siglo XXI es tan sólo un vislumbre del último tramo de la tradición literaria más larga y mejor documentada en la historia de la humanidad.
Testimonios de la intensa actividad poética de los grupos que poblaban la Planicie Central, llamada Cuna de la civilización china, nos han llegado a través de los cantos folclóricos y cortesanos de los antiguos reinos que precedieron a la primera unificación del imperio chino. Encontramos sus letras en el Libro de los Cantos, cuya recopilación —se dice— fue obra nada menos que del mismo Confucio (VI-V a.C.). En el “Gran Prefacio” de ese compendio se analiza el surgimiento del fenómeno poético y se propone una definición de éste: “La poesía es el templo de la noble aspiración. Ésta mora en el corazón y cuando se expresa con palabras, se transforma en poesía”. Unos siglos después surgen las Elegías de Chu, la primera colección poética atribuida a un autor en concreto, el virtuoso hombre de estado y literato Qu Yuan. A la rigurosa métrica que establecen estas fuentes más tarde se suman otras variedades de forma y rima, ocasionando una paulatina diversificación de los géneros literarios, en particular los poéticos. En el siglo V de la nueva era aparece El corazón de la literatura y el cincelado de dragones, obra magistral que se dedica no a recopilar sino a investigar el abundante material acumulado a lo largo de unos diez siglos. Ésta será una obra fundamental para la teoría, la crítica y la estética literaria en lengua china. Las dinastías Han, Tang y Song todas han tenido sus grandes literatos, entre ellos ilustres poetas que se convierten en símbolos de sus respectivas épocas. Por lo regular, esos eruditos dedicaban su vida al servicio en la burocracia imperial, sólo para desilusionarse con la carrera política y buscar refugio espiritual en el daoísmo y el budismo. Por eso en cada período de la accidentada historia de China encontramos obras poéticas impregnadas, por un lado, de crítica social, denuncia y compasión, y por el otro, de sentimientos y reflexiones íntimas que revelan la gran sensibilidad y sabiduría que alberga el ser humano.
La sucesión casi ininterrumpida de dinastías y la gobernación del imperio mediante un aparato burocrático multinivel constituyen la principal razón para la extraordinaria longevidad del modelo político de la China antigua. Ese continuum cultural sigue imperturbable hasta antes de que termine la prolongada época imperial. Durante cientos de años la burocracia atrae y ampara a los hombres más talentosos, lo cual permite la paulatina creación de un arte poético de tal sofisticación y expresividad que cualquier intento de traducción a otra lengua casi inevitablemente resulta malogrado. A finales del siglo XIX el mandarín Huang Zunxian de la corte Qing decide retar la milenaria tradición con un llamado tanto poético como revolucionario: “Si mi mano escribe lo que pronuncia mi boca, / ¿acaso la antigüedad podrá detenerme?” Parece insólito que un burócrata de formación tradicional sea quien declare la urgencia de romper con los dogmas, la métrica y las convenciones del idioma clásico que durante miles de años determinaron la naturaleza misma de la creación poética en lengua china.
Pronto después de la caída del imperio y el inicio del período democrático en 1912, los círculos intelectuales de la joven República de China empiezan una iniciativa conocida como el “Movimiento para la nueva literatura” (Xin wenxueyundong), cuyo objetivo es adoptar la lengua vernácula como el principal vehículo de comunicación oficial, educación pública y expresión literaria en el país. En este movimiento participaron algunos de los intelectuales más importantes de las primeras tres décadas del siglo XX como Chen Duxiu, Cai Yuanpei, Li Dazhao, Lu Xun, Zhou Zuoren, Bing Xin y Hu Shi. El último estuvo entre los primeros en estrenar creaciones poéticas en baihua, lengua franca de aquella época, publicando en 1917 sus famosos “Ocho poemas en chino moderno” en la emblemática revista Nueva juventud. Otro gran poeta de aquel entonces es Wen Yiduo, creador de la teoría del “nuevo verso regulado” y autor de dos poemarios—Vela roja y Aguas muertas— que ponen las bases de la poesía moderna en lengua china. En general, el período democrático está marcado por la polifonía, la controversia y la experimentación, cuyos resultados rebasan la simple imitación de alguna u otra corriente literaria occidental y conforman un polifacético legado de obras maestras en poesía, prosa y teatro, pero con características chinas.
Con el consciente distanciamiento de la tradición elitista y su peso aplastante, se emprende un viaje tormentoso hacia el descubrimiento y afirmación de una nueva China articulada en un nuevo lenguaje, el del habla común. Después de las controvertidas décadas de la República, en 1949 se proclama la República Popular que traerá oscilaciones aún más pronunciadas entre la gloria y la devastación. La escritura sufre varios oleajes de simplificación, hasta casi llegar a la sustitución de los caracteres chinos por un sistema de escritura romanizado: un paso que sin duda hubiera conllevado consecuencias desastrosas para el milenario legado cultural generado por medio de la grafía china. Al mismo tiempo, el lenguaje común tanto en los espacios públicos como en la creación escrita empieza a mostrar señales de una evidente esloganización e incluso brutalización, habituales en los países de cierta orientación política. La lengua se vuelve una máquina que ametralla consignas, bayonetas y estallidos en rojo, triturando la esencia misma del arte poético que la civilización china esculpió durante milenios. Debemos admitir que en aquellas décadas de extrema politización en China, el corazón de la literatura se detiene y los dragones cincelados son detonados en pedazos. Incluso en aquellos tiempos oscuros de absurda destrucción cultural, la poesía china intenta renacer de las cenizas; algunos de sus primeros brotes se dan incluso bajo el fuego de los disturbios sociales, pero son aplastados con implacables acusaciones que en aquel entonces podían acarrea run sinfín de desgracias a cualquiera: pesimismo, negativismo, falta de espíritu socialista y, lo peor, actitud contrarrevolucionaria.
Más que grandes nombres y obras en la literatura, las dos décadas de los años 60 y 70 dejan al pueblo chino un legado de profundas cicatrices sicológicas tanto al nivel social como al individual. Éstas darán frutos —cargados de tormentos y búsqueda de redención— durante las siguientes dos décadas cuando se da una impresionante explosión de actividad intelectual y literaria. En consecuencia emergen una serie de corrientes con nombres por demás indicativos: Literatura de cicatrices, de traumas históricas, de búsqueda de raíces, de reflexión… Algunas de las grandes obras cinematográficas de la mítica Quinta Generación de directores de cine chinos tuvieron una doble aportación, ya que hicieron posible la lectura a nivel mundial de varias novelas cortas y largas de escritores incipientes y poco conocidos incluso en su país nativo. Basta mencionar Sorgo rojo del entonces desconocido Mo Yan, galardonado en 2012 con el Nobel de Literatura. Así, los espectadores “leyeron” algunas obras que hasta la fecha no se han traducido más que al inglés, o con suerte al francés y a algún idioma asiático. La poesía, sobra decir, no se presta para hacer de ella narrativas cinematográficasy tuvo que buscar otros caminos para su salida al escenario global. Pocos lo lograron y, en varios casos, lamentablemente fue como consecuencia de haber emprendido el tortuoso camino del exilio.
La década de los años ochenta indudablemente es la de mayor relevancia para la génesis de la poesía china contemporánea. Su multifacética escena literaria—que surge al unísono de las complejas pulsaciones en torno a la iniciativa de Reforma y Apertura de Deng Xiaoping— se caracteriza por su profundidad y pluralidad conceptual, y aún ejerce una influencia extraordinaria incluso en la coyuntura literaria y poética de la China actual. Algunos de sus representantes más reconocidos tanto en China como en el extranjero son Bei Dao (1949-), Yu Jian (1954-), Yang Lian (1955-), Han Dong (1961-) —representados en nuestra selección—, Gu Cheng (1956-1993), Xi Chuan (1963-), Hai Zi (1964-1989), etc. Las corrientes literarias y poéticas proliferan, como la más emblemática es la de la “Poesía brumosa” (Menglong Shipai)1 que durante varios años edita su propiar evista Jintian [Hoy]. De gran importancia son también la “Corriente del habla”, con su principal representante Yu Jian y la revista Tamen [Ellos], al igual que la “Corriente de vanguardia de Sichuan” con la figura principal de Zhou Lunyou y la refista Feifei, la “Corriente de en medio” (Lan Lan, etc.), entremuchas otras. Después de las protestas políticas en 1989, varios de los poetas como Bei Dao, Yang Lian y otros son exiliados; la poesía tiene que enfrentar una etapa de fuerte opresión y ostracismo. Al mismo tiempo, a través de los años noventa, la prosa y la cinematografía poco a poco cobran mayor importancia e influencia como portavoces de ideas artísticas. La poesía no desaparece, pero se ve obligada, por decirlo de alguna manera, a mantener un bajo perfil.
Después de este brevísimo panorama sobre la extensión temporal y sofisticación cultural de la literatura china, ¿qué expectativas hay que tener ante una colección que reúne a poetas y poemas de apenas dos décadas, las primeras del siglo XXI y las que estamos experimentando en tiempo real y en carne propia? Es preciso decir que no encontraremos obras compuestas según la métrica de la poesía clásica, aunque sí algunas que se inspiran en personajes de épocas pasadas, por ejemplo, el poema “Capturar la luna” donde Hu Xian imagina de nuevo uno de los grandes misterios de la antigüedad china, la muerte de Li Bai, el célebre poeta de la dinastía Tang que en vida se vuelve un emblema de la poesía clásica china. Otras obras contienen exquisitos trazos de la pintura clásica, como el poema de Yu Weiwei donde las carpas rojas y la luna se reflejan en el pozo de un pueblo que alguien dejó atrás. La omnipresencia del verso libre habla por sí misma, los poemas respiran con el aliento del chino moderno putonghua, diferente de la lengua vernácula baihua de inicios del siglo XX.
¿Por qué entonces “aproximadamente azul”? Una explicación sería que en estas primeras décadas del siglo XXI coinciden varias generaciones de poetas chinos, cuya formación en la vida y en el arte es sumamente distinta, lo cual hace que sus búsquedas, aspiraciones y producción poética difieran de manera evidente y considerable. Una gran parte de los poetas chinos no se desempeñan de manera exclusiva en el ámbito literario, sino son académicos, editores, periodistas, artistas plásticos, cineastas, entre otras ocupaciones. Esto vuelve difícil la tarea de identificar con claridad el estado del “gremio” de la poesía china actual o de resumirla con una frase o imagen bien definida. Digamos que “aproximadamente azul” refleja el estado un tanto desdibujado y amorfo, por un lado, y aparentemente apacible, por el otro. Además, en este pequeño pero nutrido grupo de treinta y dos poetas hay mujeres y hombres de diferentes edades, pero sin las respectivas fotografías, tal vez jamás adivinaríamos si los versos ante nuestros ojos pertenecen a un hombre o a una mujer, ya que tanto los nombres chinos como las reflexiones contenidas en los poemas son poco indicativos del género del autor. Los límites entre los temas tradicionalmente considerados como “femeninos” o “masculinos” se han ido desdibujando hasta el punto de dejar al lector en el terreno de la desconcertante ambigüedad. Encontraremos a representantes de la etnia Han (los chinos) y de algunas minorías étnicas, del ámbito urbano y del rural, así como de diversas generaciones. En su(s) poesía(s) hay indicios de realidades y búsquedas personales distintas entre sí, pero idóneas para la época que compartimos todos.
Si hacemos hincapié en la brecha generacional, notaremos un evidente desplazamiento en los temas y las preocupaciones de los autores: desde la metáfora política, el compromiso social y la empatía que caracterizan a los poetas emblemáticos de los años 80 del siglo pasado, hacia la auto observación, la delimitación del propio yo del mundo circundante y las palpitaciones en extremo personalizadas de los poetas más jóvenes nacidos poco antes o después del nuevo milenio. Bei Dao, Yan Li y Yang Lian son sobrevivientes —en el sentido literal y creativo— del parte aguas histórico de Tian’anmen; han conocido elexilio, el ostracismo y la reinvención del propio destino. Quizás en un inicio fueron derrotados por los molinos, pero así aprendieron a montar por siempre todos los vientos. Hoy siguen escribiendo, y su poesía rezuma libertad genuina y dolida compasión por los otros; en ella aún respira la intolerancia hacia el hostigamiento del ser humano por parte de la sociedad, al igual que la rebeldía contra las superestructuras y coyunturas opresivas que desgastan la creatividad del hombre y sofocan su libre albedrío.
Por el otro lado, tenemos a los que representan la juventud de la China actual, algunos sonrientes y con un futuro soleado por delante, otros con las oportunidades y hasta las vidas truncas. Es doloroso admitir que, aun cuando son igualmente talentosos, los jóvenes chinos de las grandes ciudades y de las áreas rurales enfrentan condiciones de vida y caminos de desarrollo dramáticamente disparejos. Algunos como Yu Weiwei o Cui Xinyu pueden dedicarse a los estudios y al arte para plasmar en verso sus impresiones de la vida que nos sorprenden con su profundidad y madurez; o incluso viajan al extranjero y exploran los rincones más peculiares del mundo, creando después —como en el caso de Yang Muzi— imágenes poéticas que rayan con el collage cinematográfico y el surrealismo. Pero está también la poesía de aquellos que como Xu Lizhi escriben sobre el dorso de la hoja de producción, parados al lado de la línea de fabricación en alguna fábrica, hasta caer al suelo como un tornillo, sin llamar la atención de nadie. Es la poesía de los trabajadores migrantes y obreros donde lunas pálidas alumbran con su misericordiosa luz un sinfín de vidas polvorientas, en cuyos rostros mezclan sus huellas el sudor, la penuria y la sangre.
En esta selección encontraremos obras que siguen los pasos de algún poeta en tierras foráneas, como Ming Di quien pierde el sueño bajo el cielo nocturno de Zimbabue para no perderse ni una sola estrella fugaz; o Yang Muzi que deambula entre los bares en De Wallen y sus propias fantasías desaforadas; o Yang Biwei que desde el Gólgota contempla la humanidad empecinada en “engendrarse y masacrarse mutuamente”. Muchos otros nos llevan a explorar los maravillosos rincones del territorio chino: He Zhong dibuja ante nosotros las curvas seductoras del río Yarlung Tsangpo que corre a lo largo del Himalaya; Chen He contempla el lago Donghu en Wuhan o reflexiona ante el río Han, entre cuyas orillas vibra una “distancia intangible, / cual si en medio hubiera una reencarnación”; Fei Ya ejecuta en dos versos un cuadro maestro en acuarela del ocaso sobre el río Yong que atraviesa la Región autónoma de GuangxiZhuang: “El trazado negro de los montes azulados / se funde con el turbio gris de la lividez crepuscular”; Zhang Zhihao nos hace partícipes de una lánguida tarde en el pueblo Yanzhihe donde nos quedamos absortos observando cómo un “pato surca quietamente / la quieta superficie del río”; la poeta Hai Nan(“hombre del mar”) nos lleva a los bosques del monte Ailao en Yunnan para escenificar un misterioso encuentro con el “zorro hecho de reflejos llameantes”, aquel ser fantástico de los cuentos maravillosos chinos que puede transformarse en una mujer malvada de hermosura apabullante; An Qi, a su vez, es nuestra guía a través de otro “Bosque virgen” lleno de plantas inimaginables donde con asombro aprendemos que el “buda viviente Tenzin decía / que los árboles son cuenta cuentos de historias urbanas”. Este poema nos permite entrever también un tema cada vez más importante para los chinos del siglo XXI: la preocupación por el patrimonio natural y la indignación ante su destrucción por las grandes ciudades y las industrias devoradoras.
Otro gran tema que destaca en esta ecléctica pero representativa selección es también relativo a la devastación pero de otra índole: las vivencias durante la epidemia de Covid-19 en China —que aún estamos atravesando en el mundo—y la llamada “poética viral” que nació durante los meses de total encierro de muchas ciudades chinas a principios de 2020. Este fenómeno empezó, o mejor dicho estalló, en la primavera de este año en las redes sociales de China que se volvieron un territorio de confesión, búsqueda de información verídica, discusión, controversia y desahogo, generándose de esta forma un insólito espacio de expresión libre en un país conocido por su obsesión con el control de los medios de comunicación. Varios de los autores que aparecen aquí participaron con poemas y ensayos en Bitácora del encierro, plataforma en línea para la difusión de textos literarios escritos en cuarentena2. Gracias a esta iniciativa, los lectores hispanohablantes tienen a su alcance las experiencias de diez reconocidos representantes de la literatura china actual. Poemas de cinco de ellos fueron incluidos aquí: la “Primavera partida” de Lin Bai, cuyos días transcurren en la minuciosa observación de una manzana colocada sobre su escritorio; Yan Li que enfrenta la cuarentena en Nueva York, entregándose a la pintura, la poesía y la creación de una antología poética sobre la pandemia; Han Dong quien, junto con su esposa, pasa dos meses encerrado en un hotel (¡y pagando por la forzosa estancia!) donde los dos van descubriendo los límites de la relación conyugal, al igual que los detalles del gélido y desolado paisaje al otro lado de la ventana; Yu Jian, incansable defensor del medio ambiente, lamenta la triste primavera vestida con la blancura de “miles y miles de perales en flor”, pero sin festividades y nada que celebrar; y finalmente, Yang Lian quien busca al fantasma de aquel “desconocido que desapareció de nuestro lado” y repudia el “virus colosal [que] te susurra cosas al oído”. Yang Lian es también el autor del concepto reciente de la “poética viral”, el cual acuña en la introducción del número exclusivo sobre la pandemia de la revista Survivors Poetry, editada en chino y disponible en internet.
Algunos de los poetas en esta somera muestra de la poesía contemporánea de China han viajado a diversos países del mundo hispanohablante para participaren festivales de poesía en México, Argentina, Chile, Colombia, Uruguay, etc. Sinembargo, su obra sigue siendo casi o completamente desconocida en castellano, por ejemplo, los fascinantes poemas de Deng Xiang y Li Cheng’en quienes construyen sigilosamente mundos mágicos, poblados de imágenes a la vez reales y enigmáticas. También Lan Lan, capaz de revelarnos en unos cuantos versos los secretos de la fragua poética, donde el herrero se funde con sus propias creaciones bajo el martillo de la inspiración; Pang Pei que narra las vidas de sillas y hombres, igualmente anónimos, dejándonos al final con la sensación de que el poema continúa en silencio, y lo que es más, hasta parece que apenas empieza; Ma Li quien con pluma y pincel traza una región onírica donde pueden vagar libres los deseos y los miedos más íntimos de una mujer; Wang Yin, cuya poesía es un péndulo de bruma gris en un eterno ir y venir entre la vida y la muerte; y también Zhong Ming, cuya poderosa visión de “miles de caballos galopando intrépidos al caer la noche” sobre “la Tierra revestida de oro” resume el espíritu clásico y la vitalidad moderna del arte poético en lengua china, y también constituye una metáfora idónea para poner el punto final de este séptimo dossier de la revista IMÁN dedicado a la Poesía china del siglo XXI.
La presente introducción estaría incompleta sin los agradecimientos, ya que las traducciones contenidas en las siguientes páginas han sido posibles gracias a la confianza de muchos poetas chinos, mujeres y hombres, que he tenido el placer y el honor de traducir en los últimos siete años. Además, las traducciones han ido mejorando con el generoso y desinteresado apoyo de muchos colegas y amigos traductores aquí en México. Primero, agradezco a Neva Micheva ,una gran traductora búlgara quien es la principal culpable de que este número chino de la revista IMÁN sea obra de otra búlgara. Durante muchos meses, con el editor Ricardo Díez Pellejero intercambiábamos correos en una cadena titulada “Coordenadas Neva”. ¡Imposible olvidarnos de quien nos dio las coordenadas precisas para nuestra colaboración! Otro profundo agradecimiento va para todos los integrantes de dos espacios muy importantes para mi crecimiento como traductora de literatura china: la Mesa de Traducciones—época anterior del Periódico de Poesía (2009-2018) de la UNAM— dirigida por Pedro Serrano y Emma Julieta Barreiro, y el Laboratorio del Círculo de traductores de México coordinado por Lucrecia Orensanz, entre otros. Agradezco también al profesor Sun Xintang por sumarme a sus múltiples iniciativas de traducción de literatura china, como la antología bilingüe Un mínimo destelloen el mar del atardecer. Poetas chinos en América Latina (UANL, 2019); a la poeta y editora Ming Di por haberme incorporado al trabajo sobre dos recientes antologías de poesía china; al promotor cultural Philippe Ollé-Laprune y a la editora Adriana Romero-Nieto por hacerme parte de la plataforma Bitácora del encierro, para la cual pude traducir los escritos desde la pandemia de una decena de autores chinos. Un agradecimiento grande y cordial debo también al director de la revista IMÁN Ricardo Díez Pellejero y a su equipo, por la confianza, por las cuidadosas lecturas y por las valiosísimas sugerencias que una vez más mejoraron mi perspectiva sobre la labor del traductor; también por esta hazaña compartida que dio como fruto la presente colección de la poesía china escrita en las primeras dos décadas del siglo XXI.
NOTAS:
- Varios de esos poetas hoy día afirman que nunca formaron parte de esta corriente, que tuvieron un desarrollo independiente de cualquier corriente e incluso que ella no existió. Sin embargo ,como testimonio de su existencia e importancia está la antología En el espejo de bronce del alba (Zailiming de tongjing zhong, 1993), editada por Tang Xiaodu quien todavía es uno de los críticos literarios más activos e influyentes de su país.
- El proyecto es respaldado por dos instituciones educativas: la Universidad Autónoma de México y el Instituto.
Radina Dimitrova,
Octubre de 2020, Ciudad de México
Radina Plamenova DIMITROVA
Radina Dimitrova es docente, traductora e investigadora. Licenciada y Maestra en Sinología por la Universidad de Sofía (Bulgaria). Maestra en Literatura Antigua China por la Universidad Pedagógica del Centro de China (Wuhan). Egresada del Programa de Doctorado con especialidad en China del Centro de Estudios de Asia y África (Colmex), en temas de literatura clásica china. En 2017 ha realizado estancia de investigación de un año en la Universidad de Nanjing (China). Acreedora de seis premios de traducción de literatura china. Sus traducciones se han publicado en México, China, Chile, Argentina, Bulgaria, etc. Colaboradora de diversas antologías y ediciones impresas y electrónicas en materia de literatura china; también del Programa Universitario de Estudios sobre Asia y África (PUEAA-UNAM) donde coordina del submódulo “China” del Diplomado en Estudios sobre Asia. Imparte clases de lengua china, traducción chino-español, historia y arte de China, historia de Lejano Oriente, etc. en la ENALLT-UNAM, la Universidad Anáhuac-Norte y el Centro de Arte Mexicano. Regularmente imparte conferencias para instituciones educativas en México y América Latina. Cuenta con artículos en español, búlgaro e inglés sobre el idioma, la literatura y la cultura de China. Miembro de la Asociación Mexicana de Traductores Literarios (Ametli), la Organización Mexicana de Traductores (OMT), la Asociación de Traductores de China, Plataforma internacional de traducción CCTSS, Red Académica Latino (e Hispano)Americanista sobre Estudios Sinológicos, entre otras. Perfil en la Enciclopedia de la literatura en México: http://www.elem.mx/autor/datos/131071