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Luisa Miñana

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El texto corresponde a la charla pronunciada la tarde del día 24 de abril de 2014,

en el Museo Pablo Gargallo de Zaragoza,

dentro de los actos organizados en torno a la celebración del Día del Libro.

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Reconozco que al recibir el encargo de resumir lo que el pasado año 2013 dio de sí en cuanto a creación y vida literaria se refiere, en el ámbito de Aragón, lo acepté más bien por un mero sentido del deber. Y di una respuesta afirmativa, sin pensármelo mucho, claro, porque si lo llego a pensar me hubiera dado tiempo a buscar excusas suficientes para eludir la responsabilidad. Antepongo esta aclaración con absoluta sinceridad, la misma que me sirve para reconocer que finalmente ha sido un trabajo gratificante, pues me ha servido para calibrar con conocimiento y datos, a los que de otra forma no hubiera prestado tanta atención,  el enorme trabajo y la gran capacidad creativa de que en estos tiempos nuestros disfruta la literatura aragonesa. Ejercitar la memoria, más o menos minuciosa, sobre el trabajo realizado, es algo vivamente recomendable como una forma de ganar sana perspectiva.

Cuando expongo este convencimiento, no me refiero sólo y exclusivamente a lo acontecido durante 2013 a nivel de obras publicadas. A mi juicio, la literatura es mucho más que eso, y quisiera, por lo menos, esbozar las diversas líneas que vinieron a componer el argumentario de la vida literaria aragonesa el año pasado, durante el cual ocurrieron, realmente, muchas cosas. Inevitablemente no podré aludir a todas. Tampoco va a haber lugar para referirme a todos los títulos publicados, claro, ni siquiera a reseñar los suficientes para satisfacer las preferencias de los diversos pareceres. Pero no importa. Me parece más importante que seamos capaces de visualizar el cuadro general que algunos detalles en particular. En todo caso, sé que hay que valorar bien los detalles y para recorrerlos es posible acudir a diferentes fuentes, como, por ejemplo, el Centro del Libro de Aragón.

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Literatura y sociedad

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La crisis económica:

 

La literatura, como parte, y parte importante, de la actividad cultural, está sufriendo de forma muy directa la situación de crisis económica en que nos hallamos inmersos en Europa. No hace falta insistir mucho en ello, ni desglosar demasiadas cifras. Todos sabemos lo que ocurre, y lo sabemos a costa de las propias experiencias diarias, que a la postre son lo que realmente cuenta en la vida de cada cual.  Solamente incidiré,  por ineludibles, en dos o tres cuestiones al respecto:

– El sufrimiento que ha traído al sector cultural la tremenda subida del IVA al 21%, que si bien no afecta al sector del libro en papel (sí al del librodibujo electrónico), grava en general la actividad creativa, por ejemplo la de los locales donde en determinadas formas y ocasiones la literatura entra en contacto directo con la sociedad: cafés, teatros, etc.

– La disminución drástica o, en el caso de algunas instituciones casi total, de ayudas oficiales a la creación y a la cultura, cuya carencia es en estos momentos imposible compensar, aunque así se pudiera plantear,  a través de financiación privada.

 

Entre las consecuencias directas se halla la pérdida de empleo cultural. En Aragón, esa pérdida fue, hablando del año 2012 y según el propio Anuario de Estadísticas Culturales del Ministerio de Educación y Cultura y Deporte, publicado en 2013,  la mayor de España.

Otra consecuencia, referida directamente al sector del libro, es la asfixia de muchas pequeñas editoriales, como son casi todas las que radican en territorio aragonés. Un par de cifras nos pueden situar en el centro de la durísima realidad con la que hay que enfrentarse todos los días: según datos del Observatorio de la Lectura y el Libro (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, febrero 2014), en 2013 las ventas de libros han descendido en los dos últimos años un 26,6 % y la edición, sólo el año pasado, bajó un 15,3%. En Aragón el dato, aunque referido a 2012, es todavía más doloroso, pues el número total de libros editados con ISBN, y en los diferentes soportes considerados, descendió un 25%.

Esta falta de respaldo por parte de las administraciones, esta inseguridad económica, compartida con todos los demás sectores de la actividad social en estos momentos, obliga a un esfuerzo en muchas ocasiones titánico para seguir adelante, aunque desgraciadamente a veces no es sin embargo suficiente. Quería lamentar concretamente el goteo de cierre de librerías, personificándolo en el de una zaragozana, El Pequeño Teatro de los Libros, que nació prácticamente con los primeros síntomas de esta  crisis económica  brutal, y que cerró en enero de este mismo año, 2014, y también en el de otra librería de Calatayud, Dónde los Libros, que cerró sus puertas en el otoño pasado.

En fin, quería que partiéramos de la consciencia de las difíciles situaciones que hay que superar cada día,  para que podamos valorar en su medida real todo lo realizado durante 2013, y para que imaginemos todo aquello que podríamos ser capaces de llevar a cabo en condiciones más favorables.

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Vida literaria

 

Quienes residan en Zaragoza y frecuenten la llamada vida cultural, habrán sido víctimas, seguro, en más de una ocasión del llamado “stress del evento”. Sabrán sin duda que hay días en que se haga lo que se haga, es imposible cumplimentar la nutrida agenda cultural. Hay días en que las actividades se suceden o superponen en número tal que o bien uno debe realizar un acto quirúrgico, es decir quedarse con una de esas actividades, excluyendo las demás, o bien, de lo contrario, se somete a una especie de prueba maratoniana de tres por dos en una hora y media. En ninguno de los casos uno concluye el día satisfecho, sino más bien temeroso de no haber hecho el caso debido a un amigo, de haberse perdido una charla instructiva, una representación teatral que ya no se sabe cuándo volverá a la ciudad, si vuelve… O incluso todo junto, como a mí misma me sucede más veces de las que quisiera: la vida postmoderna de las mujeres, “hiperllena” de tareas,  es cruel en este sentido…

Los lunes del Principal, organizados por USJ y Teatro Principal

En cualquier caso, si nos pusiéramos a compendiar la cantidad de iniciativas de perfil cultural que llena la vida diaria de nuestro entorno más próximo,  en muchos de los núcleos poblaciones más importantes de Aragón, seguramente nos quedaríamos boquiabiertos, independientemente de la índole de cada uno de ellos, que puede ser más o menos del gusto particular de cada cual: presentaciones de libros; lecturas, perfomances literarias y otros maridajes que se llevan a cabo en bares, cafés, teatros, tertulias literarias impulsadas por las diferentes asociaciones existentes (y aquí no cito a nadie para no excluir involuntariamente a nadie), clubes de lectura y talleres en colegios, bibliotecas, asociaciones de distinto calibre, en centros sociales, en centros penitenciarios, etc., programas de radio, encuentros con autores en ciclos como el auspiciado por la DPZ para las diferentes localidades de la provincia de Zaragoza, los que lleva a cabo la Universidad de San Jorge en el Teatro Principal, las ya veteranas sesiones de “Este jueves, poesía” de la Universidad de Zaragoza,  o como el programa de Invitación a la lectura en los IES de la Comunidad Autónoma, que la propia AAE va retomando poco a poco en la medida de sus posibilidades, una vez que fue abandonado por el Gobierno de Aragón.  Todo ello, sin contar con un espacio con el que, sin embargo, hay que empezar a contar ya siempre: el espacio Internet, en cuyas redes sociales escritores y lectores aragoneses son en general bastante activos en el intercambio de información, conversaciones, opiniones, propuestas, etc.

Estos foros ya no tan virtuales se están convirtiendo, de alguna manera, en complemento y muchas veces extensión de una parte de la labor que correspondió y todavía corresponde a las revistas, otro de los ámbitos en los que Aragón no es manco: desde la veterana y punto de referencia general, Turia, hasta las nacidas de la mano de la  tecnología de la información, como Narrativas, pasando por otras de carácter más cultural en general, como Rolde, deteniéndonos en algunas universitarias con solera, como Eclipse, o, – me permitiré citar, entre otras-, Imán, la revista de la AAE, que desde hace un tiempo se ha transformado en publicación digital y que cumple ya su número 10.

De entre toda la actividad literaria aragonesa, he citado en particular algunos ejemplos no con el ánimo de significarlos más que a otros, sino simplemente para que sirvan de representación de todos los demás, para que nos hagan ser conscientes de que desde luego y siempre hay en el día a día mucha más vida de la aparente. En cualquier caso, estoy segura de que habré dejado, por desconocimiento o torpe despiste por mi parte, en el tintero a alguno que merecería, por razones de peso, figurar entre los reseñados.

Junto a todo esta actividad diaria, 2013 fue para Aragón un año de acogida de un buen puñado de  eventos singulares. Muchos de ellos, afortunadamente, insertan esta singularidad en el discurrir habitual de la sociedad aragonesa y repiten su presencia año tras año. Pero, además,  pudimos asistir en 2013 en directo a un acontecimiento puntual, de gran repercusión internacional, como fue el V Congreso Iberoamericano de Cultura, que, dedicado específicamente a la Cultura Digital, se celebró en Zaragoza entre los días 20 y 22 de noviembre.  Las cifras finales hablan por sí solas de la magnitud del acontecimiento: 1.400 asistentes presenciales, 12 delegaciones oficiales, 174 ponentes, 21 mesas redondas celebradas, 21 proyectos de emprendimiento cultural digital presentados, más de 4.000 tweets intercambiados por asistentes y seguidores, que supusieron una ampliación de la audiencia global hasta 12 millones de personas, siendo unas 5.000 las que siguieron el evento en directo a través de streaming.

Congreso Iberoamericano de Cultural Digital, Palacio de Congresos de Zaragoza

Igualmente el año pasado el panorama de los eventos literarios se enriqueció con una nueva propuesta, de la que esperamos continuación en este mismo 2014 y los años siguientes. Me refiero al I Salón de Literatura Transmedia, organizado por la Fundación Zaragoza Ciudad del Conocimiento, con la coordinación de la Asociación Inspira, y que abordó algunos de los asuntos y problemáticas que el cruce inevitable entre literatura y tecnología de la información está planteando entre los creadores, escritores y pensadores. Nombres de primer orden en el panorama nacional estuvieron presentes en el Salón: Eloy Fernández-Porta, Agustín Fernández Mallo, José Antonio Cordón, Laura Borrás, Manuel Vilas, Remedios Zafra…

También este mismo espíritu de indagación de nuevos caminos animó la programación del año 2013 del ciclo Sin Fronteras, organizado por el Ayuntamiento de Zaragoza. Dedicado al tema de la alegría, pudimos ver un buen elenco de espectáculos de carácter teatral, conferencias y charlas, música y también poesía, con el ciclo La ciudad y la rabia, al que fueron invitados García Montero, Carlos Marzal, Antonio Lucas, Ángel Petisme, Benjamín Prado, Jesús Jiménez, etc

La cultura, la literatura, al igual que el resto de la sociedad, están inquietas. Nos preguntamos acerca de muchas cosas, porque vivimos tiempos de transformaciones. En este sentido, el año pasado, y en un entorno histórico como el Monasterio de Veruela, la Asociación Aragonesa de Escritores en colaboración con la DPZ organizó, a finales de septiembre, la I Jornada del Libro aragonés, durante la cual reflexionamos, conversamos, y aventuramos algunas posibilidades futuras acerca de nuestra realidad más próxima en relación con el libro, la literatura y la industria del libro.

Podríamos seguir. Pero aún nos queda un pequeño repaso a lo que ha sido el año literario, desde el punto de vista de la producción editorial y los acontecimientos teatrales, de los que no me gustaría olvidarme. No podemos dejar de mencionar, no obstante, la celebración cada vez más habitual de certámenes y también de jornadas literarias en las localidades aragonesas. Citaré como ejemplo de estas últimas las de Graus, Casetas, Borja, Pina, Panticosa, Valderrobres, etc. Y tampoco podemos dejar de aludir con entusiasmo a la ampliación de la programación de ferias del libro en Aragón en los últimos años, como la de Calatayud, y que este mismo curso incorpora dos nuevas celebraciones con las Ferias de Tarazona y de Borja, que se unen así a otras ya veteranas, como Monzón, Jaca o Andorra.

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Premios y reconocimientos

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La creación literaria aragonesa, entendiendo por tal aquella que realizan autores aragoneses por nacimiento o por residencia continuada entre nosotros, Premiados Ojo Crítico, con Sergio del Molino vive ciertamente un momento dulce, que incluye un cada vez más frecuente reconocimiento desde fuera de nuestro territorio socio-geográfico.  2013 fue un año satisfactorio en este sentido, porque  ese reconocimiento fijó su mirada en distintos campos de la vida literaria, y eso quiere decir bastante más de lo que parece. Quiero recordar que Sergio del Molino recibió el Premio Ojo Crítico Narrativa por su novela “La hora violeta”, y que la larga y fecunda trayectoria del escritor  y periodista Antón Castro fue reconocida a través del Premio Nacional de Periodismo Cultural.  También me gustaría mencionar la consideración que merecen las librerías de esta Comunidad Autónoma, personificándolas en dos, Cálamo y Los Portadores de Sueños. La primera  ha coordinado en enero de 2014 el encuentro “Talento editorial” en el Hay Festival de Cartagena de Indias, tarea que anduvieron preparando sus responsables durante meses en 2013. Los Portadores de Sueños recogieron en este año pasado el Premio Librería Cultural 2012. Igualmente quería recordar que la compañía teatral Los títeres de la tía Elena fue finalista en los Premios Max 2013 al mejor espectáculo revelación por su montaje “Cajal, rey de los nervios”, y que el montaje “Transición”, coproducido por el Teatro del Temple junto al Centro Dramático Nacional y las compañías Meridional y L´Om Imprebís, ha estado entre las nominaciones finalistas en diversas candidaturas a los Premios Max 2014, para los Premios Valle Inclán, y ya fue reconocido en 2013 por la revista El Cultural como el mejor montaje de ese año pasado.

Si me he detenido en la mención de premios llegados desde el exterior, me voy a permitir pasar de puntillas por los otorgados dentro de nuestros territorios.  Aunque muchas pequeñas y medianas instituciones siguen realizando un esfuerzo digno de encomio y agradecimiento por mantener sus certámenes -y sirva como ejemplo los premios que convoca el ayuntamiento de Barbastro, de consolidado prestigio-,  reconozco mi personal desconcierto y estupefacción ante la situación de los certámenes literarios de diferente índole y perfil auspiciados por las principales y mayores instituciones de Aragón, desaparecidos unos, vaciados económicamente y de contenido otros, sobrevalorados algunos. Prefiero dejarlo ahí. Lo cual no obsta para que aproveche este espacio para manifestar mi felicitación a José Verón por el Premio de las Letras Aragonesas 2013, y cuya relevancia proviene tanto de su significación como de la excelente nómina de premiados que le preceden, entre quienes debemos citar al Premio de las Letras Aragonesas 2012, José Manuel Blecua, quien lo recibió el año pasado.

separador_50Publicaciones

 

separador_25Narrativa

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Acabamos de referirnos a Sergio del Molino y a su novela “La hora violeta”, publicada por Mondadori. El es un claro ejemplo de la pujanza creativa de la narrativa aragonesa en estos momentos,  fuerza que atraviesa además los distintos géneros, por suerte para todos. Me voy a dejar en la recámara a muchos, lo sé, pero intentaré establecer  ahora una mínima nómina de narradores que pueden bien representar la capacidad de todos los demás y la variedad de timbres y asuntos literarios presentes en nuestra narrativa.

Javier Tomeo con Daniel Gascón (fotografía desde la web de Páginas de Espuma)“Constructores de monstruos” fue la novela publicada en 2013 por Javier Tomeo, cuyo fallecimiento el 22 de junio constituye en sí uno de los hechos más reseñables, en este caso triste y desgraciado, de ese curso literario que ahora recorremos.  Tomeo es desde hace tiempo una referencia tan propia para nosotros, los aragoneses, como internacional. Este año 2014 se han publicado ya dos de las tres obras que el autor dejó a sus editores, “El hombre bicolor” (Anagrama) y “El fin de los dinosaurios” (Páginas de Espuma). Alpha Decay publicará también la que resta “Vampíros y alienígenas”.

Pero la narrativa aragonesa ha dado a lo largo de 2013 un buen puñado de obras, como por ejemplo: el veterano Luis del Val obtuvo el premio Logroño de Novela por “Reunión de amigas”, y también premiada fue la obra “El desembarco de Alah” de Lorenzo Mediano, con el IV Premio Iberoamericano de las Artes (Tropo).

Otro de los autores ya consagrados, Miguel Mena, volvió al panorama editorial con dos títulos, la novela “Todas las miradas del mundo” y el libro “Micromemoria”, publicado por Olifante

“Piticascas” es un libro también de narrativa breve inteligente y muy pegada a la vida cotidiana, del cual son autoras Iguazel Elhombre y la ilustradora Agnes Daroca, y que en cuanto a objeto editorial ha recibido el Premio al mejor libro editado en Aragón en 2013. Como libro objetual también cabe destacar  de la misma editorial Los Imaginantes, “Lupanar de Grenwich”, de la propia Agnes Daroca y Ángel Petisme.

Y en el terreno de la narrativa breve, aunque no tanto como las citadas “micromemorias” radiofónicas de Miguel Mena, aparecieron en 2013 títulos como “La mujer que vigila los Veermer”, nueve cuentos de José María Conget, publicados por Mondadori, “Estrategia de supervivencia” de Carlos Manzano,  “Sentado en una silla helada”, de José Antonio Lozano, ambos en Certeza, o “El dibujante de relatos” de Antón Castro y el diseñador gráfico Juan Tudela, que llevaron a cabo sus creaciones intercambiando inspiración mutua, a la cual dio forma final una editorial muy reciente, pero ya tremendamente activa en el género narrativo, Pregunta Ediciones.

Sin desplazarnos mucho de la literatura de redacción breve, “La casa de los arquillos”, de Pilar Aguarón, editado también a finales de  2013 aunque su vida literaria se esté desarrollando en estos primeros meses de 2014, constituye un ejemplo de una narrativa que machaca las adscripciones a géneros, pues ni es novela ni son cuentos, en realidad. Enrique Cebrián Zazurca se apunta también a este juego de polivalencias con “Estancia de investigación”.

La tendencia a borrar fronteras y trasvasar modos y maneras entre géneros y soportes viene actualmente de la misma forma dada por algunos libros que provienen directamente del trabajo de sus autores en Internet.  Son claros los ejemplos de “Algunos cisnes negros” de Olga Bernard, que recoge los textos publicados primero  en el blog de la autora, o “Listen to me”, de Manuel Vilas, que hace lo propio con los volcados por el poeta y narrador aragonés en Facebook.

“El luminoso regalo” (Alfaguara) es el otro libro que Vilas trajo al mundo en 2013, alcanzando con él una nutrida repercusión en crítica y medios de comunicación nacionales, igual que ha ocurrido con la novela de Carlos Castán, “La mala luz” (Destino), ampliamente alabada, y también con “Entresuelo” De Daniel Gascón (Mondadori), y “Autopsia” de Miguel Serrano (Candaya), autor éste ya definitivamente consagrado a nivel nacional con esta novela, a mi juicio.

Pero quedan muchos más títulos. Me centro en algunos de cuantos he podido recoger en la base de datos del Centro del Libro: la poeta Brenda Ascoz publicó su novela “Morbo” (Eclipsados), Víctor Juan dio a imprenta y a la edición digital al mismo  tiempo la suya “Aquellos días de luz y palabras” (Sabara), y Óscar Sipán tituló la suya “Quisiera tener la voz de Leonard Cohen para decirte que te marches”.  Por su parte Félix Teira trazó en “Hijos y padres” (Funambulista) una novela coral sobre la realidad actual del país, desde la mirada de los jóvenes, Olga Bernad afianzó su perfil algo existencialista en “El buen amor” (Nuevos Rumbos), y Carles Teres vio por fin cómo echaba a andar en 2013 su “Licantropía”, obra en catalán, que recibió el Premio Guillem Nicolau en 2011.

Ya que hablamos de literatura en catalán, merece destacarse la nueva edición de “Memoria estremida”, de Jesús Moncada, que incorpora los dibujosMemoria estremida, Jesús Moncada realizados por el propio autor, y que ha llevado a cabo Prames.

He dejado para el final de las referencias a las publicaciones de narrativa, la mención a algunas obras tanto de novela histórica como del género negro y de misterio, porque a ellos pertenecen algunos de los autores más significados del panorama literario aragonés. Desde el propio Lorenzo Mediano, a quien ya hemos nombrado, hasta José Luis Corral, que en 2013 publicó “El médico hereje”, o Javier Sierra, que hizo lo mismo con “El maestro del Prado”, obra que fue objeto de la lectura pública del pasado día 22, dentro de los actos que celebran el Día del Libro. Ambas novelas han  estado entre los éxitos editoriales de ese año más notables a nivel nacional e internacional, pero no las únicas reseñables, puesto que se hace ineludible la mención a “La casa de los dioses de alabastro” de Magdalena Lasala, una de las autoras nacionales de novela histórica más considerada, “El oro de los jíbaros” de Juan Bolea, un nuevo título para su detective Martina de Santos, “El templo enterrado”, de José María Latorre, una historia también entre el misterio y el género negro de la mano del detective Saville y su colaborador John Hadley, o la novela de David Lozano, “Herejía”.

Quiero concluir las referencias a la narrativa con dos títulos especiales. Uno, debido a la pluma de la zaragozana Cristina Fallarás, “A la puta calle”, que narra la aventura vital de la propia autora, víctima directa de la crisis económica actual y de la bulimia bancaria. El otro, coordinado por María Pilar Martínez Barca, reúne unos “Cuentos desde la diversidad”, firmados por varios autores y publicados por Libros del Innombrable.

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 Infantil y Juvenil

 

separador_25La literatura infantil y juvenil es un territorio ya muy musculado en Aragón y debemos congratularnos por ello, porque sus consumidores son los futuros lectores. La labor de los autores de obras infantiles y juveniles entraña por tanto una enorme, enorme responsabilidad

María FrisaUn hecho evidente en lo que se refiere a 2013 es el “fenómeno editorial de los 75 consejos” protagonizados por Sara, la heroína de María Frisa; un acontecimiento de amplia repercusión, que sigue reproduciéndose en este año, y lo que quedará…. Dos obras de esta escritora ya veterana en varias lides vieron la luz el año pasado: “75 consejos para celebrar tu cumpleaños a lo grande” y “75 consejos para sobrevivir en el campament

Pero junto al nombre de María Frisa se alzan otros también muy importantes: Daniel Nesquens, que en 2013 publicó “La casa” y “Un deseo muy especial”, Begoña Oro, con su libro “Croquetas y wsaps” (SM Ediciones),  Michel Suñén, que abandona en 2013 su habitual registro para acercarse a los más pequeños con “La Pilara. La historia jamás contada”, o el mismo Antón Castro, que en Ediciones Nalvay publicó un libro estupendo, no sólo para jóvenes, también para adultos, o al menos a mi así me lo parece: “El niño, el viento y el miedo”.  También me gustaría citar las tres obras de teatro que Clara Járboles reunió en su libro “La gata en chancletas”.

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 Poesía

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Comenzaremos señalando dos eventos importantes:  la concesión del premio de Poesía Ciudad de Zaragoza 2013 al poemario “La libertad del desengaño”, de José Infante (Olifante), y la aparición de “Los cisnes aragoneses. De Marcial a los penúltimos poetas”, una ingente obra edificada por Juan Domínguez Lasierra (Delsán).

Después me gustaría destacar tres títulos y tres autores que han sido ya maestros para muchos: “Magia en la montaña” de Rosendo Tello, publicado por Prames en 2013, aunque se trata de un libro escrito en 1997, “El despertar del hombre selva”, de Emilio Gastón (Eclipsados) y “Memoria” de Fernando Ferreró (Prensas Universitarias).

Prensas Universitarias publicó también el último poemario de Almudena Vidorreta, joven poeta que actualmente vive en Nueva York: “Días animales”, que contiene poemas de una intensidad extrema, pero articulados sobre un eje reflexivo que apunta a un momento de maduración vital personal y en relación con la época que se debe vivir.

Por su parte, Olifante, editó, entre otros, los libros de otros dos poetas de referencia: Ángel Guinda y Manuel Forega. Ángel Guinda llamó a su poemario “Rigor vitae”, que él explicaba como vida rigurosa, vida severa como la que en estos tiempos nos ha correspondido. Los poemas de este libro se trazan a lo largo de un tríptico que va desde la situación del poeta que clama contra esa severidad por injusta, pasa por la reflexión acerca de la caducidad del amor (que mucho tiene que ver con la generación de injustica e incomprensión), y termina también con la reflexión ante cierta inminencia de la muerte.

Manuel Forega culminó la publicación de “Labios”, libro donde se recogen poemas escritos entre 2007 y 2008 y que incluye los textos escritos a raíz de una experiencia perfomance realizada por el autor en la FNAC Plaza de España.

Fernando Sarría publicó en La Fragua del Trovador su poemario “El buril  y la piedra”, un libro de crisis, de interiorización existencial por parte del autor al enfrentarse a los convulsos e imprevisibles momentos sociales e históricos actuales. Pablo Lorente se decidió a convertir la información y la reflexión sobre el mundo audiovisual en materia poética en un interesante libro al que llamó “Informativos Tele-Nada”, editado por Communiter y la Fundación Bajo Martín.

Por su parte, Miguel Ángel Yusta dio a la luz dos poemarios fechados en 2013: “Amar y callar” (Sabara), un libro que explora el difícil, por muchas razones tanto vitales como literarias, tema del amor, consiguiendo, sin embargo, una vuelta de tuerca más en cuanto a la actitud que el poeta y el hombre puede y alcanza a adoptar ante él; el otro libro, “20+1 poemas”, editado por la joven empresa Lastura es una selección de poemas ya publicados del autor, con la novedad de su traducción al gallego.

En Pre-Textos vieron la luz los libros de los poetas David Mayor, “31 poemas” – un título que describe con exactitud el número de textos bajo él contenidos, pero que resulta engañoso ante la capacidad de creación de gestualidad poética que una vez más despliega la dicción sintética de David Mayor –  , y Julio Espinosa, “La casa amarilla”.

Dolan Mor, cubano-aragonés, continúo con su proyecto poético con “Después de Spicer” (Aduana Vieja), un muy interesante libro donde ya se alcanzan límites francamente arriesgados y brillantes en la desmembración de los personajes y del lenguaje poéticos.

Cerraremos el capítulo poético en un giro absolutamente copernicano y citaremos la “Antolochía lliterana en aragonés (oriental) y Antolochía poética de Concha Rodes”, editada en 2013 por la Asociació Cultural Lliterana “Lo Timó”.

Ciclo de Poesía -Sin Fronteras-, Sala0, Teatro de las Esquinas

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Ensayo, pensamiento y ediciones críticas

 

separador_25En literatura, como en cualquier otro ámbito de la creación humana, y no sólo artística, es fundamental que dicho impulso generador venga siempre acompañado de la reflexión crítica y del propósito investigador, tanto hacia la propia contemporaneidad como en relación a lo que fue y, siempre que sea posible, a lo que quizás pueda ser (nos equivoquemos o no al respecto, que eso ya es otro cantar).

Por eso, es muy satisfactorio haber encontrado un número suficiente de libros dedicados a este menester entre los publicados en Aragón en 2013. Para no abusar y para no compartimentar en demasía la materia, he considerado en este contexto del ensayo tanto obras de reflexión escritas por autores literarios, como trabajos de crítica y teoría literaria o ediciones críticas de literatura. Y como tampoco hay lugar para relatar la nómina completa de trabajos llevados a cabo, nos fijaremos en algunos significativos, a mi juicio, claro, por su ligazón con nuestra tradición cultural y/o por su aportación a esa necesaria reflexión colectiva.

Javier Barreiro publicó el año pasado una obra ambiciosa: “Biografía de la jota aragonesa” (Mira), un exhaustivo estudio sobre la información disponible en torno a los orígenes de la jota, sus modalidades, su relevancia cultural, sus intérpretes… con el fin justo de llevar a cabo una reflexión intelectual de altura, en los mismos términos que tanto abundan respecto, por ejemplo, al flamenco, y que sin duda contribuyen al aprecio generalizado hacia este género, mucho más extendido y valorado que la jota aragonesa.

De cariz completamente distinto a ésta, y diferentes igualmente entre ellas, son las dos obras que querría recordar ahora. Una, la firmada por Fernando Aínsa: “Los guardianes de la memoria” (Sabara), constituye una crítica reflexión sobre esta segunda modernidad en la que estamos inmersos y el cúmulo de desafíos que implica, adelantando algunas propuestas para conseguir integrar movimientos solidarios en las necesarias soluciones que hemos de buscar. En la otra, su autor, Alfredo Saldaña, parte también de la postmodernidad, pero en su caso para avanzar por los senderos en que en la actualidad se entremezclan la poesía y la teoría crítica, intentando construir un discurso poético contemporáneo (“La huella en el margen. Literatura y pensamiento crítico” – Mira).

El año pasado IFC publicó las actas correspondientes al curso que en memoria de Ildefonso Manuel Gil se celebró durante noviembre de 2012.  Es un libroBenjamín Jarnés que juzgo particularmente interesante y se entenderá por qué con sólo aludir a su título: “Sobre una generación de escritores 1936-1960. En el centenario de Ildefonso Manuel Gil”. La coordinación de este libro estuvo a cargo del Manuel Hernández Martínez, y las firmas que figuran a pie de sus excelentes estudios son del calibre de las de José Carlos Mainer, Dolores Albiac, María Antonia Martín Zorraquino, el propio Hernández Martínez, entre otros igualmente relevantes.

Otro libro imprescindible en la bibliografía aragonesa será ya el de Domínguez Lasierra estudiando y recopilando extensamente la bibliografía de Benjamín Jarnés, precedida de una magnífica y generosa introducción, que por sí misma constituye un pequeño ensayo ineludible. Este libro figura entre las ediciones de la IFC igualmente, entre las cuales he encontrado además una obra que quiero mencionar: “Género y emociones en el Romanticismo. El teatro de Bretón de los Herreros”, de María Sierra, porque el teatro, acaso en parte por culpa de su híbrida naturaleza,  es un género casi siempre desubicado, y al final muchas veces olvidado por unos y por otros. El teatro es una de mis debilidades. Así que me permitiré terminar con él. Quiero decir que concluyamos esta charla refiriéndonos al teatro.

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 Teatro

 


separador_25De entre las publicaciones, quisiera reseñar las cuatro obras de Mariano Cariñena que publicó Arbolé en dos volúmenes de sus Titirilibros, los números 16 y 17. Mariano Cariñena falleció en marzo de 2013 y su desaparición fue otro hito triste para la cultura aragonesa, tanto por su personalidad creadora como por la trayectoria fecunda que su trabajo supuso para Aragón y su teatro. A principios de este año 2014 y a título póstumo, la SGAE concedió a Cariñena su Medalla de Honor, por haber sido un referente del  teatro nacional en los últimos cincuenta años

MARIANO CARIÑENA, ACTOR / 17-12-02 / FOTO: JOSÉ MIGUEL MARCOLo cierto es que el teatro en Aragón, a pesar de todo y de estar siempre en crisis, -quizás en su caso más acusadamente porque, dada su naturaleza híbrida y metamórfica, no puede ponerse en marcha verdaderamente sin inversión económica previa-, sin embargo, decía, el teatro en Aragón denota una pujanza creativa e imaginativa a prueba de toda recesión. Es imposible listar la cantidad de espectáculos de diferente pelaje, finalidad, dimensión que circularon por nuestro territorio y fuera de él en 2013. Les diré que una simple búsqueda en la base de datos de la Red Aragonesa de Espacios Escénicos indica la existencia de más de 200 compañías aragonesas, de diversa entidad y contenido. Cada una de ellas lleva siempre más de una obra vigente en repertorio. Y todos los años alguna de esas obras y de esas compañías consigue un galardón nacional o internacional o estar nominada al menos.

Es verdad que ello también sucede, como dijimos hace ya rato, al comienzo de la charla, en otros géneros y menesteres relacionados con literatura y la cultura aragonesas. Somos pocos. Pero lo cierto es que hacemos ruido. Más ruido del que creemos. No es exclusivo de esta tierra, pero sí propio de ella, poner el oído sólo en una dirección y hacernos los sordos hacia todas las demás. Ojalá, ese es el deseo que expreso, fuéramos capaces por fin de inter-actuar como el eco, y todos a una.  O casi. Valemos mucho, caramba. En fin,  concluyo reiterando disculpas si  entre las menciones apuntadas dejé alguna que no hubiera debido. Y en todo caso, señalar que, como ya dije, los mencionados lo han sido en representación de ellos mismos y de tantos y tantos que cada día trabajan, se relacionan, aprenden, enseñan procurando que literatura, que cultura y forma de vida no sean mundos desconectados, que sean una manera de hacernos a todos mejores gentes.

 

 

 

 


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