Alfonso Carrasco Aguado

        Presidente de la Polifónica Turolense “Jesús Mª Muneta”

Desde la revista IMÁN, a la cual agradezco la deferencia y coincidiendo con la próxima edición del número dedicado a Teruel, me hacen una petición para que escriba algo como presidente de la Polifónica de Teruel Jesús María Muneta, sobre las posibles coincidencias o conexiones entre la música y la literatura.

En términos generales, cuando mencionamos la expresión LITERATURA, entendemos que nos referimos a las obras escritas, novela, artículos de ciencia o actualidad, reportajes periodísticos, etc.

Cuando hablamos de MÚSICA enseguida nos viene a la imaginación una melodía instrumental, bien clásica o contemporánea, un conjunto de sonidos armónicos de uno o varios instrumentos musicales.

Cuando escuchamos una conversación, discurso o la lectura de una obra, lo solemos denominar simplemente narrativa; pero cuando se reúne un grupo de personas e interpretan una partitura, obra literaria en verso, escrita acompañada de notas musicales, decimos que es un coro.

Es decir, la conjunción perfecta entre la obra literaria, escrito en verso, prosa o narración, con la expresión también literaria de los pentagramas y notas musicales, que al fin y al cabo no dejan de ser una obra literaria, escrita para su interpretación por los instrumentos musicales, un cantante individual, grupo de dos o más personas o el coro, esa expresión verbal de la literatura, se convierte en música.

Si nos acercamos al diccionario de la RAE dice:

LITERATURA: Arte que utiliza la palabra como medio de expresión, ajustándose a códigos estéticos que varían en los distintos períodos históricos, movimientos artísticos o autores individuales.

Al buscar Música, de las ocho entradas la 1ª dice: Arte de la expresión verbal.

Y en la 7ª: Conjunto de obras musicales escritas para un determinado instrumento o grupo instrumental.

Arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya triste.

Por supuesto que existen infinidad de instrumentos musicales: de viento, cuerda, percusión, etc., pero de todos ellos el más natural y el que puede expresarse en un sinfín de registros, es la VOZ humana, con mayúsculas, que nos acoge a todo tipo de personas, con más o menos cualidades, y que se encuentra intrínsecamente definida en la primera acepción de Música del diccionario de la RAE, “Arte de expresión verbal”, ya mencionado anteriormente.

Ateniéndome a la definición de la RAE y a la expresión verbal, sin lugar a dudas, el primer instrumento fue una piedra, un trozo de madera, o cualquier objeto que golpeado con otro produjo el primer sonido, pero al aparecer con voz humana se consiguió el mejor instrumento de comunicación.

Con todo lo anteriormente expresado estoy convencido de que cada una de las dos materias, son independientes la una de la otra, y sin detrimento de ninguna de ellas, ambas tienen su propia vida y formas distintas de expresar el sentimiento del autor; pero cuando las notas musicales, LITERATURA, se trasladan a un pentagrama y la unión de varios se convierten en una partitura para la interpretación por uno o varios instrumentos, se transforma en MÚSICA. Cuando el verso escrito, se traslada a la partitura y lo interpretan una o varias personas como conjunto vocal, también se transforma en MÚSICA, y en la interpretación conjunta de una partitura por la orquesta acompañando a un coro, se produce la unión perfecta de ambas Artes, para su disfrute y deleite, como la mayor expresión de ambas.

En todo el mundo existen infinidad de coros profesionales excepcionales, pero como un coralista más y presidente de un coro de los muchos que existen en nuestro querido Aragón, que es lo que conozco de primera mano, me referiré a todos y cada uno de ellos como un conjunto de personas amateur, donde todos somos iguales sin ninguna diferenciación social y que gracias a su afición por la MÚSICA en general, y de una forma especial a la música vocal,  con mayor o menor acierto, pero sí con una gran dedicación, nos encontramos formando parte  de una asociación sin ánimo de lucro, con la ilusión de divertirnos y como consecuencia de ello, disfrutar interpretando partituras de todo tipo, así como dando a conocer la riqueza musical, rescatada de los archivos de las catedrales o iglesias, o de distintos y famosos escritores, o en muchos casos de autores desconocidos y olvidados en esos polvorientos archivos de todo el mundo.

Pero, no solo nos quedamos con eso, sino que acrecentamos nuestro repertorio con obras de todo tipo, populares, clásicas, folclóricas y  de forma especial las compuestas por la mayoría de nuestros respectivos directores. Como es el caso de nuestro director el PP. Jesús Mª Muneta, prolífico compositor navarro y que tuvimos la grandísima fortuna de que llegase en el año 1975 a Teruel y ser el cofundador, con la ayuda de tres o cuatro apasionados más, del Instituto Musical turolense, actual Conservatorio Profesional de Música, y de nuestra Polifónica Turolense (la cual continúa dirigiendo), con un repertorio de unas 550 obras, casi la mitad suyas, y 900 actuaciones en su bagaje. También cuentan en el haber de Muneta el lanzamiento de la Agrupación Laudística Gaspar Sanz, el Ciclo de Intérpretes, la Semana de Música de Teruel o el Ciclo de Órgano, entre otros; habiendo rescatado de los archivos de las Catedrales de Albarracín y de Teruel multitud de obras que, añadidas a las composiciones propias, suman casi siete mil piezas y que en la actualidad se encuentra recopilando.

Por tanto, cualquier coro de los muchos que existen en toda España se les puede y debe considerar, dentro de la definición de Literatura, como un grupo instrumental, que utilizando básicamente la voz, interpreta obras literarias escritas, produciendo música y parafraseando, me parece recordar, a San Agustín: Si orar es alabar a Dios, cantar es orar dos veces.

 

Teruel a 26 de enero de 2022

polifonicaturolense@gmail.com Tfno. 727762879


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