Juan Carlos Elijas

Medio siglo de cloroformo y limonero,
con el corazón en la mano,
la ceguera en arterias y pasiones,
y acabamos de fallecer
como falleciera la estirpe
entre el arado y el rebaño,
entre ángeles y catecismos.
Medio siglo y las piernas que nos fallan,
la brisa palpa con sus frescos dedos
el rostro de la soledad,
sus ojos arquitectos,
sus pómulos rugosos esculpidos
mirando a la ciudad, sus piedras y sus gentes,
las piernas que se arrugan
ante el acantilado de rocas insalvables,
cuando la oscuridad deja caer su lengua
y los faros despiertan de su luz.
Arrastran los murciélagos
en la caverna de la vida,
en avenidas, bosques,
en insólitas sendas,
en comedores y hospitales
su soliloquio transeúnte,
épico, lírico, sumido
en un punto y aparte,
la memoria violenta, idílica,
ante la exacta sangre oscura
de los relojes detenidos.

De Padre polvo. Huerga y Fierro, 2021.


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