En tu faceta radiofónica, en la que escribes guiones para tus secciones magistralmente armados, combinas fantásticamente amplios conocimientos de historia con una pluma de apariencia ligera y mordaz, que se nos antoja fruto de una inteligencia muy atenta al detalle y de una práctica persistente que ha llevado a la construcción de esa voz. Nieves, tú como definirías el camino que te ha llevado hasta dar vida a esa narradora inconfundible, en pocas palabras.

Mi camino se llama “chiripa”. Nunca me propuse ser narradora, nunca imaginé que acabaría hablando de Historia, jamás sospeché que estaría respondiendo a esta entrevista. En resumidas cuentas, no sé cómo diablos he llegado hasta aquí. Lo único que hay detrás es mucho, muchísimo trabajo, pero nada de lo que está ocurriendo fue premeditado. Lo mío siempre ha sido la prensa escrita. Me crie y me formé en la redacción de un periódico, y a eso parecía que se iba a circunscribir mi oficio periodístico, pero nunca se puede decir de “esta agua no beberás”. “Diario 16” se hundió y yo me fui al paro… Solo encontré trabajo como redactora jefa de la revista “Adiós Cultural”, dedicada a reflexionar sobre la muerte y dirigida por Jesús Pozo. Ahí empecé a tomar contacto con una información muy nueva para mí, relativa al sector funerario. Esa información me llevó luego a bucear en la muerte de determinados personajes y todo pude enlazarlo luego con la Historia porque es una materia que siempre me ha apasionado, aunque me la enseñaron fatal. Me la enseñaron para odiarla, pero no lo consiguieron. Pasé luego un rato por televisión y de ahí a la radio después de que Radio 5 Todo Noticias me aceptara una propuesta para hablar sobre asuntos relacionados con la muerte. Y ahora estoy aquí. De chiripa. Pero con muchísimo trabajo.

El humor, que es una de las máximas expresiones de la inteligencia, con el que tú siempre mezclas el veneno de tus dardos es, en cierta medida, el hilo vehicular de tus guiones; tirando de la historia hacia un giro o su resolución. Este humor también es muy patente en tu recorrido por lápidas y necrológicas y, si me lo permites expresar así, por las vidas de tus muertos favoritos. A pesar de lo común de la muerte en ella se encarna uno de nuestros mayores tabúes. ¿Tú a qué crees que se debe? Y ¿crees que la risa nos ayuda a reflexionar con mayor claridad, sin miedo?

La risa y el humor son absolutamente necesarios para todo. Ayudan a reflexionar, por supuesto, pero también ayudan a afrontar las cosas. La muerte es tabú porque a nadie nos gusta morirnos (como dice el amigo Carlos Santos, hay que morirse lo menos posible) y porque las religiones se han encargado de meternos el miedo en el cuerpo para tenernos esclavizados durante toda la vida con amenazas de lo que nos puede ocurrir más allá de la muerte. Y resulta que, más allá de la muerte, no hay nada. La muerte es el final de todo bicho viviente, y quien consiga meterte miedo con ella tendrá el poder.

En 2014 diste el salto a la novela con Antonia. ¿Qué retos te supuso. ¿Cómo adaptaste tu estilo a esta nueva forma de componer textos?

En realidad no he adaptado nada. Yo escribo como escribo. Cuando puedo hacerlo a mi gusto sale así. Cuando tengo que hacer información escribo como debe de hacerse una noticia, sin ironías y sin guasa. Solo me permito que la pluma se suelte en los repor, las crónicas y mis secciones de autor, tanto en radio como en prensa. Las noticias son noticias. Hay mucho atrevido por ahí que se permite, cuando no les gusta el tono que empleas, recordarte que “eres periodista” y no puedes hacer o decir tal o cual cosa… Qué sabrán ellos lo que puede o no puede hacer un periodista con según qué género.

Es obvio que tus guiones requieren de mucha lectura ¿Con que dirías que disfrutas más con la lectura o la escritura? Y ¿Qué libro dirías que hay que llevarse leído a la tumba?

Soy incapaz de decidir qué libro no hay que dejar de leer antes de morir. Seguramente ni siquiera yo lo he leído, así que no puedo sugerirlo. Leo mucho, sí, porque tengo que leer constantemente para documentar los guiones y luego poderlos adaptar a mi estilo y contar las historias a mi manera. Prácticamente leo y escribo a la vez, y aunque disfruto más escribiendo que leyendo, no podría escribir como escribo si no leyera lo que leo.

Por último, quería pedirte un consejo para los futuros escritores que puedan leer esta entrevista, ¿qué consejo les darías?

Mi consejo es que pongan una ferretería y luego escriban en sus ratos libres. Si tienen suerte, encontrarán un editor y luego comprobarán como el 30 por ciento de los lib. A los futuros escritores les deseo toda la suerte del mundo en un país donde se publica como en Alemania y se lee menos que en Mozambique, y en donde, por cada libro que se lee, tres se piratean.

Pasa saber más de Nieves Concostrina http://www.nievesconcostrina.es/


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