Ana Isabel Consejo

BIG BANG

Camino temblorosa por una Tierra que no es la mía

-no he puesto nombre a sus pueblos ni a sus arroyos,

sus aromas me salpican de gotas desconocidas

y en este viento no encuentro mi brisa-.

Sin embargo, si no respiro, tiene apariencia familiar,

como si todos los trayectos

me llevaran a lugares que ya visité.

El Hacedor no se ha dado cuenta aún:

mi Planeta explotó y ni el embaucador decorado

va a poder devolverme al que alguna vez fuera

mi Universo Imaginario.

 ***

 

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MI OVARIO DERECHO

El dolor metálico de mi ovario derecho

es un aviso insistente,

tanto como la presbicia de mi ojo izquierdo.

Simetría repartida a pérdidas iguales

que muestra un camino discontinuo.

Señales infalibles y crueles

me recuerdan cada mañana

que he vivido la mitad de las mañanas.

No es la incógnita de la cantidad lo que me asusta,

es la duda de la calidad de lo que me resta

lo que me impide dormir como la joven

que alguna vez habitó en mí.

Quizás la abandonara demasiado pronto,

pues ya hace lustros que me siento vieja,

y ahora, en esta caída a cámara lenta,

acuso más que nunca lo que no fui,

lo que no aprecié y, sobre todo, lo que no osé.

Sé que hay mucho por delante y por aprender,

sé de la esperanza como la última en abandonar,

pero también sé que la felicidad,

la felicidad más calmada y duradera,

sólo la he encontrado en mi muñeca sin reloj

y en el no esperar más que la siguiente inspiración.

 

***

21 GRAMOS

Me pesa el cabello detrás de la oreja,

la aureola de mi pezón,

los 21 gramos que me sobran y

la confesión que no hice

del pecado que no cometí.

Me pesa la lacra del pasado,

el futuro ciego y

este presente sin resolver.

Me pesa tu mirada

en lo más hondo de mi estómago,

me pesan estas teclas mortecinas

que ya nunca suenan como me imagino.

Me pesa esta existencia vana y arrogante,

tan insulsa como un telón sin escenario,

tan aburrida como la línea recta.

Mis brazos de romana se inclinan exageradamente

hacia el lado equivocado

y a mi rectilínea existencia le persigue

el contrapeso que nunca calculé.

 


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