DE UNOS PAPELES VIEJOS
MOMENTO TONTO
Amor mío, ¿Quién volara hacia ti
por encima de la sombra?
Por encima de tejados y de calles desiertas.
Guiada en luces muertas
de negras autopistas.
Y a través de los páramos.
Y por entre las sendas.
Amor mío…
¡Y pensar que tu cara es de sombra!
Y yo aquí, forcejeando conmigo,
por escapar al cuerpo, por volar hacia ti,
por encima del páramo,
por encima de mí.
Amor mío…
¡Qué tristeza de aroma de nada!
De lejanía inmensa, de inmensas carreteras
que roban el recuerdo.
¿Por qué hay tanto silencio? Amor mío,
¿Por qué tanto silencio?
***
HAMADA
Caminar.
Caminar bajo un cielo de luna cambiante…
Entrar pisando la noche.
Mundo de piedra y silencio.
Sólo unos pasos. Pasan. Detienen.
Quisieran atrapar el tiempo.
Desierto, acaso viniera en tu interior.
Son tantos los vacíos
llenos de trapos, de muñecos viejos…
Un miedo el vadearlos.
Y aquí estás, dentro.
Y los huecos se incendian al compás del humo
de un Hoggar agrio,
áspero de tiento.
Cometas enloquecidos bailan… lejos.
Gira en torno el vacío
mineral de la Hamada…
Tú, en el centro.
Sahara…
***
CANCIÓN CUARTA
“Uno va arrastrándose entre espinas,
en su afán de dar su amor…”
Se ha borrado el escorzo del cuerpo
tras la luz de la sombra desnuda.
Él y ella, se soñaban uno, ven el fin.
La noche continúa y es preciso volver.
Tiembla ahora de verse a sí misma,
reflejada en el sudor de su sonrisa…
Tiembla ante la ironía. En la entrega del otro hubo un misterio
de gruta y de hiedra entretejida,
un acoso salvaje, primitivo
y rígidas palabras frías.
En su entraña anida un grito,
clamor opaco de carne herida.
Sólo fue Pandora de sí misma.
Y en su lucha de fuerza escondida
ve la tristeza de una casa fría,
de un deambular por pasillos de duda,
de un perderse en papeles sin tiempo
o en un tiempo histriónico de farsa continua.
Ella es agua, es un río profundo,
que se esconde en la carne dormida.
Grito al placer que resucita.
Y es Amor, por encima de todo,
Aún de rígidas, gélidas, palabras frías.